Foto: Manuel Costa.
Foto: Manuel Costa.

Renato Cesarini llevará una delegación de 120 pibes a Brasil que harán las veces de sparring de las selecciones de Argentina y Chile. Su fundador, el Indio Solari, dialogó con el eslabón sobre esa experiencia y recordó su participación en los mundiales de Inglaterra 66 y EE.UU. 94.

“La idea nació en España, en 1982, cuando el Flaco Menotti era el técnico”, arranca el Indio Solari, y argumenta: “Nosotros habíamos hecho una gira por Europa y cuando terminó algunos nos quedamos a presenciar el Mundial y estuvimos cerca de la Selección. Entonces, nos dimos cuenta de que los planteles eran tan acotados que muchas veces no alcanzaban los jugadores para armar dos equipos y surgió la idea de formar un combinado sparring para poder ensayar durante el Mundial”. Eso se concretará cuatro años más tarde, en el glorioso México 86, cuando la Primera de Renato se plantaba ante el combinado argentino imitando los movimientos del próximo rival de turno, y se repetiría en las copas de Italia 90, Estados Unidos 94 y Francia 98.

“Ahora estamos muy contentos porque hablamos con Sabella y con Bilardo –que ya nos conoce y sabe como trabajamos– y nos dijeron que nos van a necesitar así que nos pusimos a disposición de ellos. Y lo mismo ocurrió con el técnico de Chile, Jorgito Sampaoli, que trabajó en Renato con su actual colaborador Jorge Desio, así que otra alegría más”, señala el hombre que tendrá a su cargo a más de un centenar de pibes que cumplirán el sueño de estar en la cita máxima del fútbol, y remarca: “Esto, por sobre todas las cosas, es una emprendimiento formativo. El objetivo es que los chicos se formen, aprendan y se preparen para la vida. Y la frutilla del postre es el Mundial”.

El sueño del pibe

La nutrida delegación de Renato hará base en Belo Horizonte, ciudad en la que estará concentrado el plantel de Pachorra Sabella, y los chicos de la entidad que tiene su predio en la vecina localidad de Alvear compartirán experiencias con varias de las principales figuras del fútbol mundial. “Los pibes no pueden creer que van a poder estar tan cerca de los jugadores de la selección y lo mismo le pasaba a los que viajaron en las oportunidades anteriores”, dice con una sonrisa pícara el Indio, y tras remarcar que “la mayoría rescataba el trato deferente que les brindaban los muchachos de la selección mayor que, aunque uno no los quiere molestar en ningún momento porque sabe que están concentrados en el Mundial y todo eso, les compartían la botellita de agua y hasta se sacaban fotos con ellos en los momentos libres”

Además de servirle de tubo de ensayo al combinado nacional, Solari agrega: «No sólo lo hacemos con alegría, desde el 86, sino que también le traemos suerte”.

Se encarga de “agradecer a todos los que colaboraron para que el viaje a Brasil se pueda concretar”, y los enumera: “Los técnicos del club, las familias de los chicos, los mismos chicos, la Intendenta, varios diputados, y hasta el Chaqueño Palavecino, que vino a tocar al festival que hicimos para recaudar fondos y cantó más de dos horas”.

Para Newell’s, Capitano

En otro orden, desliza que “el mejor candidato para dirigir a Newell’s en este momento” es su amigo y compañero de ruta Salvador Capitano, ya que “es el único que entiende el estilo de juego que mostró el equipo en estos últimos años”, pero aclara que “si no es él espero que el que venga le vaya bien porque lo que todos queremos es que Newell’s salga campeón”.

La reina y el rey

El Indio, además de encabezar las delegaciones de Renato en varias ediciones del certamen ecuménico, tiene dos mundiales en el lomo: uno como jugador, vistiendo la camiseta celeste y blanca en el polémico campeonato de Inglaterra; y el otro como entrenador, dirigiendo a la exótica selección de Arabia Saudita en el ingrato certamen que rodó en tierras yanquis.

“En el 66, donde tuve la suerte de jugar los cuatro partidos, no estábamos avivados. Y la verdad que este asunto del sparring hubiera sido muy útil”, rememora este ex mediocampista que supo defender los colores de Newell’s, Vélez Sársfield, River Plate, Estudiantes y el Torreón de México, y acota:

Argentina debutó el 13 de julio de aquel año, venciendo a España por dos tantos a uno con sendos gritos de Luis Fabián Artime, y tras empatar sin goles con Alemania (“con un hombre menos por expulsión del tucumano Albretch en el primer tiempo”, según se encarga de remarcar el Indio), superó a Suiza –gracias a las conversiones del Luifa y de Ermindo Onega– y avanzó a los octavos de final, donde se encontraría con el combinado local que lo terminaría dejando afuera luego de ganarle por la mínima diferencia. “Todo el mundo se acuerda de lo que pasó en ese partido con Rattin”, sentencia Solari, y recuerda: “El Rata se enojó porque no entendía lo que le decían en alemán el árbitro y el línea, porque él se la pasaba haciendo tiempo, y cuando lo expulsaron no tuvo mejor idea que sentarse en el lugar más cómodo que encontró, que era la alfombra roja por la que debía pasar la reina, y de arrugar el banderín del córner que tenía la bandera de ellos. Los ingleses, obviamente, se lo querían comer”.

A principios de la nefasta década del 90, el embajador árabe visitó al innombrable presidente riojano que padecíamos por aquellos tiempos y le contó que el holandés Leo Benhakker había renunciado a la dirección técnica de su seleccionado nacional. El Turco, que quería mantener las buenas relaciones con ese país, le dijo: “Decile al rey que se quede tranquilo, que le voy a mandar un cuerpo técnico de primera”. Esto lo cuenta Solari, antes de sepultar cualquier tipo de duda al respecto: “Y me recomendó a mí”.

Pese a que arrancó perdiendo ante los Países Bajos, Arabia Saudita lograría superar la primera fase de aquel campeonato, producto de las victorias consecutivas ante Marruecos (2-1) y Bélgica (1-0). “Fue una experiencia extraordinaria”, rememora el Indio, pero tras aclarar con cierto amargor: “Lo que me quedó grabado de ese Mundial fue la imagen de la chica tomando a Diego de la mano, en plena cancha y apenas terminó el partido”, dijo en referencia al momento previo a que le extirparan las piernas a Maradona. Y deja una sospecha flotando en el aire: “A nosotros, que le habíamos ganado a Marruecos nos vinieron a avisar a la media hora de terminado el encuentro que tenían que ir tal y tal jugador al control antidóping porque si no nos sacaban lo puntos y a Diego no lo dejaron ni salir de la cancha que ya lo estaban llevando ¿no te parece raro eso?”.

A modo de cierre, este hombre que asegura que “así como Bilardo dice que el mejor entrenador fue Zubeldía, y los de Boca aseguran que fue Lorenzo, yo, que conocí a los tres, digo que el más grande fue Renato Cesarini, porque tenía mucha labia, mucha calle y además de conocer muchísimo de fútbol, era un tipo derecho”.

Volviendo a los saudíes recuerda que si bien “el rey venía cada tanto a las prácticas, pero se mostraba muy distante”, por el contrario, los príncipes “que eran secretario de Deportes y secretario de no sé qué, estaban permanentemente cerca, charlamos mucho, y compartimos varios días cuando nos acompañaron a Estados Unidos a jugar el Mundial”.

Nota publicada en la edición 146 del periódico el eslabón

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