Alrededor de 1.500 militantes del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) iniciaron hoy las conmemoraciones por los 25 años de la creación de la agrupación, con una reunión en el Estado de Río Grande do Sul.
Un cuarto de siglo de lucha bien ale una celebración, pero los Sin Tierra no dejarán de prestarle atención al objetivo central, por lo que en la reunión, que se realiza en la localidad de Sarandí, se analizarán nuevas modalidades de reclamos, entre ellas una mayor presencia en las grandes ciudades.
Durante el encuentro el movimiento hará un balance de las conquistas acumuladas desde su creación, y analizará los resultados de su principal herramienta de lucha: las ocupaciones de haciendas improductivas como forma de presión para un programa de reforma agraria, informaron las agencias de noticias DPA y Prensa Latina.
Joao Pedro Stédile, uno de los líderes del MST, señaló que además de reforzar la ocupación de tierras, luchar por crédito y casas, el movimiento incorporará a otras movilizaciones sociales. Según el dirigente campesino, la unión con otras organizaciones sociales va a representar a medio plazo la derrota del neoliberalismo y abrirá una brecha para que la reforma agraria vuelva a la pauta de la sociedad brasileña.
"Nosotros deseamos poner a disposición de la sociedad brasileña la experiencia que hemos acumulado", afirmó uno de los coordinadores del movimiento, José Batista Oliveira, al comentar los proyectos futuros del MST. En tanto, Joao Paulo Rodrigues, otro dirigente de la organización, sostuvo que los labriegos sin tierra se disponen a apoyar las demandas de movimientos sociales y políticos de las grandes ciudades, ya que "no se puede luchar sólo con el 16 por ciento de la población que vive en el campo".
"Seremos solidarios a los grupos (urbanos) que estén en la lucha", agregó Rodrigues, al expresar la disposición del MST para firmar alianzas con otros movimientos de izquierda. Desde que fue creado, el MST logró asentar a 370 mil familias campesinas a través de las ocupaciones de tierras improductivas, además de crear más de 400 cooperativas agrícolas, casi un centenar de agroindustrias en los asentamientos rurales que administra y construir en estos lugares más de dos mil escuelas públicas que garantizan el acceso a la educación a más de 160 mil niños y adolescentes.
"Creo que, pese a que no hemos logrado realizar de hecho una reforma agraria en Brasil, esas conquistas revelan la importancia de la existencia de este movimiento", afirmó Gilmar Mauro, uno de los principales líderes del MST.
Pese al expresivo aumento en el número de familias beneficiadas por la reforma agraria, la desigualdad en la distribución de la tierra sigue siendo una realidad en Brasil, y 100.000 familias de labriegos siguen instaladas en toscos campamentos instalados por el MST en las márgenes de las carreteras brasileñas. (Télam)
