Es el lugar del estadio de Newell’s desde donde mejor se ve, y fue construido especialmente para el entonces patrón de estancia del Parque. Allí, donde lo acompañaban cada partido hijos o serviciales empleados, este sábado le sacaron el emblemático vidrio oscuro y hubo otros ocupantes después de 14 años. Pero ¿qué es de la vida de López?
El destino del ex presidente sigue despertando el interés público pero aún nadie se anima a investigar. Al parecer, el terror no terminó. Los medios locales se olvidaron de él y en especial algunos de sus ¿ex? amigos como los dueños de La Capital. En otros medios, como por ejemplo en el último número de El Eslabón se preguntaron sobre los cómplices de tantos años de impunidad. También en algunos diarios nacionales se interrogaron sobre su último bunker, el diario El Ciudadano al borde de la quiebra. Pero hay más preguntas que certezas. Y un silencio preocupante.
A poco de que Eduardo J. López perdiera las elecciones en Newell’s, y caído el mito de que era invencible, surgió uno nuevo: el mito de López en retirada.
En el programa de Canal 5 que conduce Luis Yorlano se dijo la noche de aquel domingo eleccionario, que López había sido internado por una grave dolencia, luego de los comicios. Después, los rumores apuntaron a que se había mudado a Mendoza, otro dato sin veracidad. Había más: estaba enfermo de cáncer, otro comentario sin fundamento.
Lo único cierto es que López, desde que fue derrotado, no se movió de su bunker de San Lorenzo casi Entre Ríos. Desde allí, digirió el inesperado bolo de su derrota; una posibilidad jamás pensada ni por él ni por su círculo íntimo hasta los días previos a los comicios.
Sus viejos y serviciales empleados aterrados, ahora ponen cara de “qué loco este tipo, no”, (igual que sus colaboradores desde los poderes judiciales y políticos) como sorprendidos ante la cantidad de viudas que dejó. Eran los mismos que agitaban, los días posteriores a la derrota, que López iba a seguir el camino suicida del empresario Yabrán. Otra leyenda urbana.
También se agitaron rumores sobre su sentencia de muerte a manos de barras o policías a los que les rebotaron cheques millonarios por servicios prestados con anterioridad. Y otro sinnúmero de rumores que aún prosiguen.
Pero lo que nadie ha aportado aún a esta saga digna de Ciudad Gótica son datos y pruebas concretas de sus negocios con sus sociedades truchas y su historial como empresario-dirigente-delincuente.
En su bunker, que era el epicentro de jugadores, representantes, abogados, policías, jueces, barrabravas, remiseros, testaferros, sindicalistas, patovicas, periodistas y empresarios; ahora, es todo desolación. Antes rodeado de secretarias, ahora casi solo en un edificio que parece abandonado.
Su estrategia es mostrarse como el hombre que pasó de millonario a mendigo. Se hace notable por el discurso que reproducen los hombres que manejan sus cuestiones legales, quienes se encargan de hacer correr el rumor de que “López no tiene un peso”, que “está en la lona”. E incluso, a modo de confesión, andan diciendo que hasta les debe dinero a ellos.
La larga lista de estafados por López que comprende desde personal de limpieza, empresas de servicios, patas de plomo, la AFIP, entre tantos otros y que incluye además a miles de ñulistas, piensan todo lo contrario: que sus millones están bien guardados y no los quiere largar. Y que prefiere hacer el papel de linyera antes que pagar lo que debe.
Se dice de mí
En el último número de El Eslabón, consideraron que la caída de Eduardo J. López de la presidencia de la institución del parque es uno de los acontecimientos políticos y sociales más significativos del 2008.
“El estilo único con que marcó la conducción de Newell’s Old Boys, su proyección a otros negocios, sus habituales y oscuras maniobras, convirtieron al barbado dirigente en un personaje que pasará a la historia de la ciudad”, dicen los colegas y se preguntan: “¿cómo pudo llegar a manejar 14 años un club sin que haya elecciones? ¿Como pudo manejar un diario sin ventas, ni publicidad? ¿Quiénes fueron sus cómplices?”
Y agregan: “El proceso de fraude, saqueo y destrucción de Newell’s, la explotación de negocios ilegales a la vista de todos los rosarinos, y la expoliación y maltrato para con los trabajadores de prensa y su sindicato con se manejó López estos últimos catorce años, no podrían haber sucedido sin la participación necesaria del Multimedios La Capital y el grupo Uno, conducido por los empresario Daniel Vila, José Luís Manzano y Orlando Vignatti”.
Pero además, el tema llegó a los medios porteños. En una contratapa de Crítica de la Argentina de enero, Osvaldo Bazán puso bajo la lupa a “Eduardo López, el feo” y comentó sus desaguisados e hizo una breve reseña de su actuación como empresario de medios.
“En Rosario el tipo se llama Eduardo López y varios de los mejores periodistas que conozco vivieron estos años atados a sus caprichos. Historia resumida: el diario La Capital compró a su naciente competencia (no soporta la palabra), El Ciudadano, para vaciarlo. Una vez vacío, se lo dejó a López en un intercambio de favores. Ya no había competencia. Monopolio La Capital triunfaba una vez más. El ciudadano, con destino ceniciento. Así López tuvo su diario. Por negociaditos berretas, menores. Hoy se disipó su poder y el de sus amigos y el diario agoniza pero hay un puñado de los mejores periodistas que conozco que no lo van a dejar caer”, cuenta la nota.
“El tipo, López, es feo de alma fea, feo de puro desangelado. Es feo de barra brava, de timba sin permiso, de cheques rebotados, de maquiavélicos enjuagues demostrados incluso ante una Justicia que más de una vez se quitó la venda a su pedido, es feo de descontar a sus empleados una plata que nunca puso en el fisco, es feo de lo peor que un puede ser en esta única vida: es feo de violencia y miedo”, califica Bazán.
“Sólo con cinismo puro –continúa Bazán– Eduardo López es dueño de un diario que se llama El Ciudadano. Catorce años fue mandamás de Ñuls. Lo echaron a patadas. Les costó sangre, sudor y lágrimas. El nuevo presidente dice que hoy el club es Kosovo. Hay una deuda de 1.454.000 pesos al banco Municipal de Rosario, con categoría incobrable, pero todos saben que eso es nada al lado de la deuda verdadera, incalculable. Hay una denuncia de la Administración Federal de Ingresos Públicos por apropiación indebida de títulos, como presidente del club. Y más denuncias”.