El intendente de Concordia, Gustavo Bordet, presidió el acto de imposición del nombre “Próspero Bovino” a la calle 25 de Mayo, desde la avenida San Lorenzo hacia el norte.
La noticia, publicada en el portal de noticias La República Digital, de Entre Ríos, no reviste particular relevancia si se la compara con aquellos que hoy parecen ser los grandes temas cuando se habla de la producción agropecuaria. Pero la imposición del nombre “Próspero Bovino” a una calle de Concordia, en la provincia de Entre Ríos esconde una historia que remite a otro país, otras épocas y, fundamentalmente, otros productores.
El cambio de nombre fue promulgado por el Concejo Deliberante mediante la ordenanza Nº 33.776 y Bordet presidió el acto de homenaje a uno de los más importantes impulsores de la actividad citrícola en Entre Ríos, Don Próspero Bovino. Y la ordenanza que hizo posible tamaño honor hace referencia a “la solicitud del señor Nicolás Marchese de nominar a calle 25 de Mayo como Don Próspero Bovino”. Así de fácil.
Parece que los concejales y el intendente tenían ganas de “dar relevancia a las personalidades de nuestra ciudad, aquellos hombres y mujeres que han aportado su fuerza laboral para engrandecerla”. Y se dieron el gusto porque “Don Próspero Bovino respetaba profundamente a sus empleados, haciendo uso frecuente de lo que luego constituyeron los derechos laborales que hoy conocemos”. Ah, bueno, esto se pone lindo. Ni Juan Perón lo hubiera hecho mejor.
Los ediles no podían parar de justificar la decisión: “…que con su empresa generó fuentes de trabajo y crecimiento económico a nuestra ciudad y que su nombre representa un amplio sector de nuestra sociedad y la citricultura nos representa en todo el país…”. Y todo indica que si el presidente del Concejo no hubiera mirado el reloj y decidido acabar con la sesión, los concejales estarían pidiendo uso de la palabra para destacar las bondades de Don Bovino hasta este mismo momento.
El intendente Bordet quiso reseñar la trayectoria de Don Próspero y allí se aclaró todo el misterio, o parte de él: “Nacido en Montevideo, (ROU) (sic), junto a su hermano Carmelo, seis años mayor que él, fundaron en Concordia la empresa Pindapoy, que llegó a ser considerada en su oportunidad como la empresa más importante de la citricultura argentina, ya que contó con un personal superior a más de 4.500 empleados mensuales (sic), en sus líneas de producción, administración y empaque, que luego evolucionaron en el desarrollo del citrus como industria, aprovechando al máximo el producto desde la elaboración de jugos hasta aceites esenciales (recontrasic)”.
La reseña se ensaña: “Bovino fue el impulsor de la citricultura en la región, actividad económica que perdura en nuestros días. Para Concordia este hombre ha representado la dignidad de la fuente de trabajo de miles de familias de la ciudad. Como signado por el destino su nombre lo dice todo: Próspero fue sinónimo de la prosperidad que supo tener Concordia en el siglo XX”. Ejem.
Pero de ningún modo la exaltación de Bovino se detuvo. Más bien todo lo contrario: “Es un reconocimiento justo y merecido que esa calle, que era transitada por un ejército de obreros en bicicletas que se distribuían a los cuatro puntos cardinales de Concordia cada vez que terminaban una jornada de trabajo, lleve su nombre”. Fin del comunicado oficial.
Para quienes coleccionan imágenes paganas y algo sofisticadas, remitirse a la foto que ilustra este próspero artículo. Muestra a Bovino en su mejor esquina.
Angel Antonio Sansó
20/03/2021 en 10:42
Una redacción sin sentido viniendo de alguien que no tiene idea lo que fue Concordia, quien fue Próspero Bovino y sus empresas.