Todos se acordaron del

Tiempo después de que Claudio Pocho Lepratti fuera asesinado el 19 de diciembre de 2001 por la policía, sus familiares y compañeros decidieron que su casa, ubicada en Ludueña, se transformara en un centro de actividades culturales y sociales. (ver más fotos).

Tiempo después de que Claudio Pocho Lepratti fuera asesinado el 19 de diciembre de 2001 por la policía –mientras les gritaba desde el techo de una escuela del barrio Las Flores que no disparen porque había pibes–, sus familiares y compañeros decidieron que su casa, ubicada en Ludueña, se transformara en un centro de actividades culturales y sociales. Y como gesto de rebeldía ante la muerte y para mantener en alto su recuerdo, decidieron celebrar cada cumpleaños de Pocho, nacido un 27 de febrero, fecha cercana al Carnaval. Así, unieron ambas manifestaciones en una convocatoria que lleva ocho años consecutivos. Este sabado culminó la fiesta en donde también hubo menciones para el "impune" Reutemann.

Cae la calurosa tarde de febrero y el barrio Ludueña está alborotado y colorido. Se sienten en el aire los redoblantes, los cantos y las cumbias. Por todos lados caminan pibes y pibas integrantes de las distintas murgas con sus vestimentas brillantes. En la plaza ubicada en Liniers y Vélez Sarsfield hay un ir y venir constante de gente.

En el centro de la manzana hay muestras fotográficas y de dibujos, y ya hay muchas familias, algunas tomando mate, a la espera de los desfiles de las murgas. A la vuelta, en Gorriti 5559, se ubica el hogar en donde vivía el militante social, que con su asesinato se transformó en un emblema de la lucha contra la pobreza. Ahora, el lugar se llama ahora el Bodegón Cultural Casa de Pocho y es el eje de las actividades y talleres que se realizan durante todo el año. Desde allí arranca el desfile de murgas que terminará en la plaza.

“Somos unos 15 talleristas que participamos a lo largo del año. Se desarrollan los espacios de murga, apoyo escolar, inventos, guitarra, biblioteca popular y cine. Pero para los festejos del Carnaval y el Cumple del Pocho sumamos más de 40 talleristas. Las murgas recorren el barrio durante los tres días. Viene gente de todos lados e incluso desde otras provincias”, cuenta Liliana Leyes, integrante del grupo.

“En la Casa se trabaja durante el año con distintos talleres de expresión artística para los jóvenes, pero también se hacen sobre cuestiones como violencia y sexualidad”, destaca, por su parte, el músico Juan Cabral. “No hacemos más que seguir el legado de Pocho”, agrega Leyes.

Lepratti había nacido en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, pero decidió vivir en el barrio Ludueña luego de abandonar el seminario salesiano de Funes en 1991, en donde coordinaba talleres para niños y daba clases de teología en la escuela del padre Edgardo Montaldo.  “La práctica de Pocho se ramificó en todos nosotros, sale de la casa y prende en todo el barrio, sobre todo en los pibes”, recalca la mujer.

La celebración del cumpleaños de Pocho y del Carnaval tiene su momento más emotivo durante la noche del 27 de febrero, después del desfile de comparsas cuando se realiza la quema del Rey Momo. “Los chicos del barrio arman el Momo para quemarlo, en lo que se convierte en la quema de la injusticia del dolor, de todo lo malo para que nazcan cosas nuevas”, cuenta Leyes.

“Es un momento de emoción porque a la vez estamos festejando el cumpleaños de alguien que no está, físicamente, aunque está vivo en nuestro corazón y nuestra práctica, pero en ese momento te llega una angustia muy grande que a la vez se quema junto con el Rey Momo y así, resurge la esperanza”, comenta Cabral.

Por su parte Celeste Lepratti, hermana de Pocho, destaca que “llegar al octavo año tiene la particularidad de que no se ha perdido ni la fuerza ni la creatividad y que ha aumentado la participación”.

“Se piensa y se vive para el barrio, se disfruta acá, pero ya hemos empezado a tener repercusiones más allá de Ludueña y de Rosario. Estamos sorprendidos porque en esta oportunidad tenemos la presencia de gente de Buenos Aires, Jujuy, Catamarca, Santa Fe, Entre Ríos y Neuquén. Además, son compañeros que vienen a compartir sus experiencias por lo que sentimos que no estamos solos en esta pelea por la justicia social, contra la impunidad y el olvido”, reafirma Celeste.

Los festejos comenzaron desde el jueves con pintura de murales, proyecciones de video y un taller con los escritos y prácticas de Pocho. Entre las actividades de este año se incluyó también un taller de género para las mujeres del barrio. Además, hubo clases de música, armado de máscaras y también reflexión: al final de cada jornada en la Casa, los participantes se juntaban para ver qué quedaba del día anterior y para plantearse cosas a futuro.

“Aquellos que pensaron que con la muerte de Pocho nos iban a aplacar, verán que no lograron y que nuestros sueños jamás serán truncados. En este nuevo año de festejo, nos hemos regalado una vez más el encuentro con todo el barrio con una muestra de todo lo que se realiza y todo lo que planeamos hacer a futuro, porque no nos han vencido”, dice Leyes.

Por los altavoces llaman a las murgas a presentarse, y recuerdan que también la fiesta esta dedicada a "Reutemann y sus cómplices, para que sepan que nosotros no nos olvidamos".

(El texto anterior corresponde a una nota publicada en la edición de este domingo de El Ciudadano).

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