Empezó Lotuf, che. A toda orquesta. “A diario”, se llama el envío, que sale al aire en la franja de la mañana de Radio Dos que por años condujo Luis Novaresio. Ese horario cambió de manos y de voces. Y el Señor I acomete con una inevitable reflexión: no hay un solo periodista de Rosario que no haya escuchado al menos una vez que el cambio está directamente vinculado a la caja socialista. O sea, Lotuf armando una cartera publicitaria apetecible para la emisora integrante del grupo Televisión Litoral haciendo base en una jugosa pauta de la provincia, con cuyos responsables comunicacionales El Turco tiene una inigualable y amistosa relación desde hace mucho tiempo.

La cuestión es que Lotuf empezó desde las 10 en Radio Dos. Y nada será igual mientras dure esa presencia en el dial mañanero. ¿Por qué no le habrá puesto Mañanas Espectrales, como aquel olvidable disco del ex guitarrista de Génesis, Steve Hackett? Quién sabe. Pero mejor hagamos un recorrido por dos momentos cumbre de ese tremendo lanzamiento.

Antes de cumplir media hora de programa Lotuf llamó a Jorge Lanata, uno de los periodistas que cada mañana opinarán y harán uso y abuso de una fuerte Crítica digital al gobierno nacional. A 8 semanas y media de los comicios del 28 de junio, Lotuf quiso tener su propia persiana americana a través de la cual se insinúe la desnudez de su salvaje oposición al kirchnerismo. Sólo que el strip tease que en el film "Nueve semanas y media" hacía Kim Bassinger para un por entonces apuesto Mickey Rourke ahora lo harán, cada mañana, personajes como el mencionado fumador compulsivo, Maximiliano Montenegro, y otros por el estilo. El destinatario de tan atractivos y esbeltos desnudos es el oyente que pueda sobrevivir a tamaño descarte de prendas.

El estilo Lotuf es conocido. Le cuesta improvisar, y entonces escribe papelitos que lee como si estuviera apelando a la repentización. De ese modo interpela a reporteados y columnistas. Preguntas que inducen a la respuesta, cargadas de prejuicio, en tanto adelantan lo que él piensa del tema y, por lo mismo, condicionan al interpelado, poca y manipulada información, opinión a menudo rayana con el agravio y en ocasiones reñida con lo que prevé el Código Penal en materia de injurias, daños y perjuicios. En fin, un Lotuf clásico, no debería ser necesario agregar más.

A detenerse entonces en esa primera media hora del programa de Alberto. Esa charla con Lanata tuvo su miga, y promete tenerla cada mañana, sólo que con otras voces. Lanata muestra cada vez que puede su odio visceral por todo lo que sea o represente kirchnerismo. Se entiende, a la luz de los inmediatos años pasados. Big George, después de haber embolsado una pequeña fortuna durante la gestión de Darío Lopérfido, y tras los conocidos movimientos de aspas que se llevaron puestos a la Alianza y a Fernando de la Rúa, no consiguió que nadie lo llamara para pagarle lo que cree que vale pararse o sentarse con un cigarrillo en la mano frente a las lucecitas rojas de las cámaras de TV. Y eso había que explicarlo. Había que construir un relato creíble que disimulara tanta pereza en los bolsillos de quienes decidieron no contratarlo. Y el kirchnerismo, que cometió el peor de los pecados mediáticos, que es interpelar a los medios y a sus lenguaraces cada vez que había que hacerlo, resultó el candidato ideal para pergeñar un cuentito sobre la censura a los medios y a los valientes periodistas que quieren pero no pueden decir lo suyo. Pero Lanata, al decir lo suyo, muestra en Radio Dos que su odio tiene una cierta calidad profesional y recursos personales que exceden por mucho a los que Natura non supo o quiso dar a Lotuf.

Inteligente, el ansioso chupador de cigarrillos no se dejó engatusar con los elementales palotes que El Turco garabateó al aire para instarlo a que caiga con el garrote vil sobre la testa del gobierno nacional y, sobre todo, la de Néstor Kirchner. Por ejemplo, cuando el conductor rosarino intentó vincular a decisiones oscuras salidas de algún siniestro despacho oficial la escasa producción de libros de investigación pese a “las más de 100 causas penales que hay contra funcionarios del gobierno nacional”, Lanata lo cortó en seco diciendo que la moda de los libros de investigación había pasado y que un formato que en EEUU da mucho resultado, esto es la publicación de libros que comentan noticias de coyuntura a menos de un mes de producidas, “acá no se entendió, no se supo hacer”. Lástima, Lotuf, El Gordo no picó, y con pies tan berretas será difícil que lo haga. Algo que no impidió la catarsis antikirchnerista del único fundador de diarios nacionales en lo que va del siglo XXI.

Antes de que culmine la segunda media hora de A Diario, Montenegro entró a tallar en lo suyo, los temas económicos. Pero Lotuf también le adosó la política. Y de eso habló Montenegro, azuzado por El Turco: “El miedo”, “El terror”, esta cuestión de que parece que el gobierno y Kirchner andan blandiendo el conocido“Nosotros o el caos”, que eso puede traerle dolores de cabeza a, por ejemplo, Martín Redrado, jefe del Banco Central. Uff. Montenegro interpretó, incluso, que esa presunta estrategia sería “como jugar con una cajita de fósforos en una estación de servicio”, y que Redrado teme que eso pudiera generar “una corrida del dólar”. Poco más. Todo matizado por un Lotuf desbocado, agregando opiniones personales sobre un gabinete que toma las decisiones a puertas cerradas y en soledad.

En medio de todo eso, algo de lo que dijo Montenegro dejó mudo a Lotuf. Justamente algo vinculado a la información, y no a la opinión. Maxi, como le dice El Turco, se despachó revelando que la provincia que más subsidios recibe del gobierno nacional para paliar el desempleo es Santa Fe. Caramba. “Uno de cada cinco subsidios destinados a ese rubro –mantener el empleo– la Nación se lo da a la provincia de Santa Fe”, dice Montenegro. “13 mil subsidios”, amplía. Silencio de Lotuf. Algo no cierra. Eso no es bueno para nadie. Y se viene entonces el rápido saludo hasta la próxima salida al aire, mañana, cuando ya tendrán oportunidad de comentar a dúo lo mal que le va a la economía nacional y, por carácter transitivo, a Santa Fe, que no lo merece, claro, siendo que es tan socialista como puede serlo… Lotuf. A diario se ven y escuchan cosas como éstas. “Y, al final, la vida sigue igual”, cantaba ese señor que ahora espera donantes que le garanticen una yunta de buenos fuelles y un bobo que regule bien, para seguir seduciendo a señoras entradas en carnes. Los que se la creen siempre terminan así.

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