Sueños Compartidos se llama el programa de construcción de viviendas e inclusión social que desarrollan las Madres de Plaza de Mayo y un sueño de muchos años es para la comunidad toba de Travesía y Juan José Paso contar con tierras y casas propias.
Ahora, sueño colectivo más sueño colectivo están a punto de parir la realidad tan anhelada por quienes habitan, en muchos casos desde hace décadas, esa zona de Empalme Graneros: este jueves, o la semana que viene a más tardar, ingresarán al Concejo Municipal los proyectos necesarios para que se ponga en marcha una primera etapa del plan que prevé construir una vivienda para cada una de las aproximadamente 500 familias del asentamiento.
Lo de la inminencia del ingreso de los proyectos al Concejo fue confirmado al diario El Ciudadano y este diario digital por una alta fuente del Ejecutivo municipal, que afirmó que lo único que resta definir es algunas especificaciones técnicas respecto de la escuela y la comisaría que se construirán junto con las viviendas.
La primera etapa consta de 256 casas que se levantarán allí mismo, en el área de Travesía y Juan José Paso. El resto se erigirán en otro lugar aún no determinado pero en el marco del mismo proyecto que sostiene la fundación de las Madres lideradas por Hebe de Bonafini, que establece que la construcción esté a cargo de los propios habitantes del asentamiento, en condiciones laborales que implican una dignidad que ninguno o muy pocos de ellos pudieron disfrutar antes: sueldo, obra social, organización sindical, capacitación, guardería para los niños.
Rodolfo Fernández, uno de los integrantes de la fundación de las Madres que más activamente viene trabajando para la concreción del primer capítulo rosarino del programa Sueños Compartidos, fue categórico en ese sentido. “La construcción de las viviendas es casi una excusa, el objetivo principal es la inserción social de los desplazados”, remarcó. Y si de desplazados se trata, los integrantes de la comunidad toba tienen mucho que contar. Igual que de promesas incumplidas, que las han escuchado muchas a lo largo de los más de treinta años que llevan asentados en ese predio de la zona norte.
Pero esta vez la cosa va en serio y a buen ritmo, ya que Fernández dijo también que los trabajos comenzarán dos meses después que estén aprobadas las ordenanzas correspondientes, una referida a la urbanización en sí y la otra a la contratación de la fundación de las Madres.
Así, de no mediar sorpresas en el tratamiento en el Concejo, la obra se pondrá en marcha a fines de agosto o principios de setiembre.
Llegar a este punto demandó más de un año de trabajo, recordó el integrante de la fundación de las Madres. Y destacó el hecho de que en ese lapso hayan llegado a un acuerdo general actores diversos como los propios vecinos del barrio, el municipio, la provincia y el gobierno nacional, que intervino tanto a través de la participación en el trabajo previo del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai) como mediante el aporte de los fondos para la construcción de las viviendas, a través de un sistema por paneles de poliestireno expandido llamado internacionalmente M2 (Emmedue), tal como sucede en los otros lugares del país donde ya se están realizando obras y donde el pañuelo de las Madres flamea como símbolo cada vez más amplio de los derechos humanos.