La ciudad de San Pablo, la principal de Brasil y con el más importante parque de vehículos de Latinoamérica, sufrió el miércoles el mayor embotellamiento de su historia al registrar 293 kilómetros de filas. Y no fue culpa de piqueteros.
El pico de congestionamiento fue a las 19 (la misma hora en la Argentina) cuando confluyeron los turistas que salían hacia la costa y la sierra para pasar el feriado de Corpus Christi con los empleados que volvían a casa tras concluir su día de trabajo, según despacho de la agencia italiana Ansa.
La arteria más afectada fue la avenida Marginal Tieté, que lleva al aeropuerto internacional de Guarulhos, donde llegó formarse una fila de 10 kilómetros de vehículos parados.
En el corredor formado por las avenidas 23 de Maio, Berta e Moreira y Guimaraes, se formó una hilera de 7,8 kilómetros de autos, colectivos y camiones sin moverse o avanzando a paso de hombre.
Los atascamientos paulistas son habituales y producto de un excesivo número de vehículos, superior a 5,5 millones unidades combinado con una pobre red de trenes metropolitanos cuyo trazado cubre una superficie muy pequeña de esta megalópolis.
El Metro de San Pablo tiene una extensión de menos de 50 kilómetros, muy por debajo de lo que aconsejan los urbanistas, que citan como ejemplo a seguir a la ciudad de México, donde el Metro recorre la ciudad de punta a punta.
Ante el excepcional congestionamiento del miércoles, que superó el record anterior, ocurrido en mayo del año pasado, la Empresa de Ingeniería de Tránsito recomendó a los automovilistas que eviten lanzarse a las rutas antes de la 22 locales.
El cuadro mostró una relativa mejora a las 21.15 cuando las colas de vehículos eran de 120 kilómetros, según la Empresa de Ingeniería de Tránsito.
(Fuente: Télam)
