El embajador argentino en la República Popular de China, César Mayoral, señaló que la cancelación del viaje de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al país asiático, que había sido programado para la semana próxima, “no es la hecatombe sino sólo una visita que se posterga”. Pidió además “no sobreactuar porque “acá no se ha dejado plantado a nadie”. No es lo que piensa La Nación, que consultó a cualquiera menos a funcionarios o diplomáticos chinos y, sin embargo, tituló: “Afirman que es una «ofensa» a China la suspensión del viaje de Cristina”.
La Presidenta suspendió su visita oficial a China el martes por considerar que no puede dejar el gobierno en manos de su vicepresidente, Julio Cobos.
Y lejos de la visión tremendista de aquellos que permanentemente demonizan el régimen chino pero saltaron como leche hervida ante el anuncio de la Presidenta de suspender el viaje al gigante asiático a sabiendas que detrás dejaba al mando del gobierno a Julio Cobos, nada menos, el titular de la representación diplomática argentina en China señaló a radio Diez: “No hay que sobreactuar, se ha sobredimensionado, hablan de hecatombe cuando lo que hay es una visita que se posterga”.
Mayoral agregó que “acá no se ha dejado plantado a nadie”, sino que es un “tema interno, debido a un problema institucional y no de política exterior”.
“Los países son soberanos y actúan según sus intereses. No es un tema de política exterior y el gobierno chino comprende la situación y no dice nada”, explicó el embajador.
Este miércoles, La Nación publicó un artículo en el que, según el mismo medio reconoce, sólo consultó a “especialistas en política exterior”, pero a ningún miembro de la Chancillería argentina o a diplomáticos chinos. El matutino porteño tituló “Afirman que es una «ofensa» a China la suspensión del viaje de Cristina”, y la galería de personajes entrevistados abarcó a sólo tres analistas: Jorge Castro, director del Instituto de Planeamiento Estratégico, un think tank de derecha; Sergio Berenzstein, director de la consultora Poliarquía, y Jorge Malena, coordinador de la carrera Estudios sobre China contemporánea, de la Universidad del Salvador, de tendencia católica. No hubo un solo entrevistado chino ni perteneciente a la diplomacia argentina.
Precisamente, Mayoral dijo que “los argentinos tienen que volver al sentido común y no publicar, como lo hacen varios medios nacionales, que por la suspensión del viaje se pierden 3.000 millones de dólares”. La Nación, yendo un poco más allá de las cifras, reproduce un vaticinio de Castro: “Es una ofensa a China que no va a ser fácilmente olvidada por sus autoridades”. Hasta el momento no hubo, ni se espera que la haya, una queja formal del gobierno de Beijing
El embajador en China recordó, en este contexto, que durante la presidencia de Raúl Alfonsín y estando él en la embajada de Canadá, también se suspendió un viaje, y consignó que “el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, recientemente suspendió una visita a la Argentina”. Nada ocurrió en las relaciones bilaterales.
Está claro que lo de La Nación se inscribe en el marco de la perversa batalla que llevan adelante algunos medios contra las políticas del gobierno nacional, para lo cual ya han perdido hasta las formas periodísticas, aunque mucho antes lo hicieran con la dignidad.
(Fuentes: Télam/ La Nación)
