En las salas del monumental se exhibe el film de Christopher Nolan, El origen. El director se introduce en un mundo donde no hay límites, todo está permitido: la mente humana. El protagonista interpretado por Leonardo Di Caprio integra un grupo de personas que a través de un aparato inventado por su suegro puede introducirse en las mentes de las personas para robar información.
Hasta que un multimillonario empresario que lograr supera al personaje de Di Caprio en los combates mentales decide contratarlo, ya no para robar, sino por el contrario, para instalar una idea original en la mente del hijo de un competidor suyo. Esa idea es que el hijo fundiera el poderío de su padre que estaba por fallecer. Instalar una idea era algo que esta el momento nunca había sucedido, por lo tanto muy difícil y de mucho riesgo. Di Caprio lo intentará, y no sólo por dinero, sino para poder volver con sus hijos, debido que al fracasar en el trabajo anterior quienes lo había contratado lo debían matar. El multimillonario que lo vence y luego lo contrata le garantiza que de lograrlo tendrá una vida tranquila junto a sus hijos.
El personaje de Di Caprio es viudo, su mujer se suicidó por su culpa a partir de que él instaló una idea original que la llevó a la muerte. No obstante, Di Caprio mantiene viva a su señora dentro de sus sueños. Esto, sumado a la culpa que siente Cobb –así se denomina el personaje de Di Caprio en la ficción– implica un obstáculo en la misión que deberá emprender junto al equipo especializado que está formando con ese fin.
El grupo comienza su misión introduciéndose en la mente de la víctima, una vez en el primer sueño los personajes se re-introducen dentro de un segundo sueño y así sucesivamente en varios más. Por lo tanto el film va contando historias dentro de historias, como si uno abriera mamushkas y las volviera a cerrar.
Cinco minutos en la realidad corresponde una hora en un sueño y una semana en el sueño que le sigue, por lo tanto Nolan fracciona el tiempo y el espacio según la necesidad de la historia, en un lugar donde todo es reparable y fácil de salir, sólo es necesario despertarse.
El origen dura dos horas y media, sin embargo cuando termina la película el espectador no se percata del tiempo transcurrido. Eso es un mérito del director, de la edición que mantiene un ritmo constante, de los excelentes efectos especiales y, por último, de los diálogos, que sin ser para nada profundos resultan precisos. No dicen nada de más, ni tampoco de menos.
Christopher Nolan también dirigió Memento, la saga de Batman, entre las más exitosas. El origen tiene destino de ser un éxito porque entretiene con una muy buena historia y bien filmada. Vaya a verla.
