La Maestría en Entidades de la Economía Social recibió la visita de una delegación de cooperativistas de la región de Apurímac. La actividad se llevó a cabo el viernes 24 de septiembre en la Facultad de Derecho de la UNR en dónde se dicta la maestría que transita su segundo año. Hasta allí llegó la comitiva compuesta por criadores de cuyes y alpacas, productores de anís y compost y cooperativistas que brindan servicios turísticos y financieros a campesinos. Estuvieron acompañados por la ONG GVC de cooperación italiana.
El grupo cooperativo llegó desde el sur del hermano país de Perú y estuvo compuesto por cooperativistas del departamento de Apurímac, ubicado entre los de Ayacucho y Cusco.
La zona de procedencia es una de las más pobres del país y estuvo marcada por la violencia política que tiñó a la región entre la década del ochenta y comienzos de los noventa con la aparición en un contexto de ausencia estatal de la organización marxista-leninista-maoísta Sendero Luminoso y que provocó que un importante número de población migrara a ciudades más grandes como la capital Lima en busca de mejores oportunidades. Situación similar a la que viven millones de colombianos que han sido desplazados por el poder del narcotráfico y los paramilitares.
Allí desarrolla actividades de cooperación la ONG italiana GVC en sectores como: seguridad alimentaría; gestión y tutela de los recursos ambientales; desarrollo rural y apoyo al cooperativismo.
La presentación la realizó uno de los miembros de la ONG, Gianfranco Pintus, situando la experiencia en comunidades campesinas con una fuerte base asociativa en dónde la tierra es de propiedad colectiva y no existen leyes cooperativas ni institutos de promoción. Asimismo destacó que en la historia reciente de la república andina solo durante el período de gobierno del general Juan Velazco Alvarado (1968-1975) se avanzó en normativas tendientes a la creación de “Empresas de Propiedad Social”.
La falta de infraestructura básica hace que en la región las distancias se midan en horas de caminata por senderos y quebradas.
La primera experiencia relatada fue la de la Cooperativa de Servicios Turísticos (COOSETUR) en Cachora provincia de Abancay que realiza excursiones y caminatas cuya duración va de los cuatro a los ocho días con todo cubierto, desde el equipo hasta el alojamiento y la comida. Incluso la mayor de ellas llega hasta la fortaleza Inca de Machu Picchu. Nació allá por el año 2006 y está compuesta por veinticinco personas.
También se pudo conocer otra de las cooperativas compuesta por mujeres ecologistas que producen y comercializan plantas ornamentales, compost y humus. Este último es elaborado con materia orgánica que recolectan del mercado local. También producen en huertas para el autoconsumo y uno de los proyectos actuales es el de floricultura en el que se destacan los gladiolos, crisantemos, claveles y rosas. Un total de 20 mujeres sostienen este emprendimiento.
A su turno, llegó el momento de conocer el proceso de Curahuasi, conocida como la “capital mundial del anís”. En esta región, también del Abancay, un grupo de pequeños productores de anís se organizaron para “terminar con los intermediarios” y obtener un mejor precio negociando de manera colectiva el producto introducido por los conquistadores españoles.
Actualmente cerca de cincuenta campesinos nucleados en la Cooperativa de Servicios Especiales Agroindustrial Chacra Verde cosechan el anís que venden como materia prima para la elaboración de infusiones y como insumos para panaderías y pastelerías. Entre los proyectos futuros se encuentra el de adquirir la maquinaria necesaria para procesar e industrializar el anís.
En la zona del Abancay además existe una cooperativa de agro servicios que asiste a productores de cuy, roedor originario de América del Sur y conocido también como conejillos de indias o cobayos, cuya carne posee un alto valor proteico y bajo nivel de grasas, es por ello que es considerado un plato exquisito.
En la región de montañas sobre los 4500 metros de altura también se desarrollan experiencias asociativas de criadores de alpacas que nacen de la necesidad de terminar con la especulación de los intermediadotes, acopiando fibra de la producción de ciento sesenta familias y vendiéndola en forma conjunta.
Estas zonas inhóspitas impiden el desarrollo de otra actividad productiva y ponen de manifiesto el abandono gubernamental ante la ausencia de infraestructura, fundamentalmente carreteras que permitan integrar.
La existencia de yacimientos de cobre y oro ha traído a importantes empresas mineras trasnacionales que constituyen una amenaza debido a la contaminación de un recurso básico para la vida como es el agua. La infraestructura reciente la han realizado estas empresas que necesitan caminos transitables para llevarse el mineral a la vez que muchos de los alpaqueros son contratados como jornaleros.
El último relato estuvo a cargo del presidente de una cooperativa de ahorro y crédito nacida allá por el año 2001 ante la falta de crédito estatal. Este emprendimiento con la asistencia de GVC trabaja microfinanzas rurales solidarias y actualmente cuenta con 20000 asociados con un índice de morosidad realmente increíble que no supera el dos por ciento.
Los maestrandos agradecieron a los hombres y mujeres que a través del relato de sus experiencias asociativas configuran formas solidarias de relación entre las personas.