El Señor I accedió a una versión distinta de lo dicho por Daniel Vila en el manijeo a su candidatura para regentear a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que por estos días tuvo por escenario a Rosario. El dueño del grupo Uno (La Capital, LT3, ¿LT8?) resaltó la urgencia de reformas en el popular deporte. Tras quitarse del brazo a algunos domesticados pedorristas que llorisqueaban de emoción al demostrarle su afecto, adelantó algunos puntos de su proyecto que suenan familiares a muchos.
El propietario del Grupo Uno habló de cambios concretos en la AFA, clubes y en el juego mismo. Así, instó a la abolición de entrenadores, para darle lugar a Jefes de Recursos Humanos para que manejen los planteles; bregó por la supresión de tarjetas rojas para que sean reemplazadas por telegramas de despidos y llamó a la eliminación de los cartones amarillos, para que el atleta advertido pueda optar por un retiro voluntario.
Sobre la selección nacional, estimó la urgencia de armar un grupo que concentre los esfuerzos para centralizar el juego. Para ello rescató la táctica de la sinergia, con defensores que también sean delanteros, linemanes y porristas, con lo que se recortarán esfuerzos, gastos y familias enteras.
También, oró por un equipo armado con una férrea disciplina, sin capitanes o delegados. A ello le agregó la importancia de la preparación física y recomendó imitar a ex colaboradores, como Fernando Del Valle, quien aún terminada su jornada salía corriendo de su trabajo.
En lo referente a la situación de los clubes, llamó a recortar gastos y utilizar, para el mantenimiento de los campos de juego, a los siempre dispuestos carneros.
Además, remarcó que se ahorraría mucho si para regar la gramilla colaboran los gerentes que suelen desempeñarse también como canillitas.