Primero se agotó la paciencia del pueblo, y ahora queda poco combustible, en el marco de las protestas contra la reforma jubilatoria. Pero Sarkozy, lejos de negociar, promete represión y ratificó la orden de desactivar los piquetes por la fuerza. La protesta no decrece y destilerías y aeropuertos continúan bloqueados.
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, dio la orden para que se garantice el acceso a todos los depósitos de petróleo bloqueados por huelguistas. La policía ya intervino en varios de ellos, sin que se registraran incidentes, de acuerdo a la información oficial. Por orden expresa de Sarkozy, que insiste con que la reforma es esencial para salvar el deficitario sistema de pensiones, policías franceses reabrieron tres depósitos de combustible en el oeste del país bloqueados por trabajadores petroleros que están en huelga desde hace 10 días, anunció el ministro del Interior, Brice de Hortefuex.
"Las perturbaciones provocadas por los bloqueos causaron muchas injusticias (…) y podrían traer consecuencias para el empleo al dañar el desarrollo normal de la actividad económica", señaló el presidente.
Un tercio de las 12.500 estaciones de servicio del país no tienen combustible, que además escasea en todas las restantes. La semana fueron arrestadas 1423 personas, un tercio de ellas este martes, cuando 3,5 millones de franceses salieron a las calles a protestar en una jornada nacional de huelga y manifestaciones, la sexta contra la reforma. De los arrestados, a 123 se les iniciaron causas penales, y 62 policías resultaron heridos en distintos enfrentamientos en los últimos siete días.