Omar De Felippe, actual director técnico de Olimpo de Bahía Blanca, combatió en las Islas con sólo 18 años y cuando se aprestaba a debutar en la primera de Huracán. “Nunca olvidaré que estuve ahí cuando cayó la primera bomba inglesa”, confió.
En 1982, el entrenador del equipo bahiense que milita en el Nacional B, había terminado la colimba y estaba a punto de debutar como jugador profesional en la primera de Huracán pero fue citado por el Ejército argentino para prestar servicio en el archipiélago.
“Fue en los primeros días de abril, no recuerdo justo la fecha”, rememoró De Felippe a 29 años del inicio de la Guerra, y agregó: “Vino un soldado a mi casa a la madrugada, cerca de las 5 de la mañana, con una carta de citación para que en una hora me presentara en el Regimiento 3 de La Tablada. Lo recibió mi vieja, Rosa. Imaginate cómo estaba, me despertó llorando para darme la noticia”.
Respecto de lo que vivió durante su estadía en las Islas, De Felippe confesó que “antes de que llegaran los ingleses, la mayor parte del tiempo nos la pasábamos haciendo pozos”, y que “todo estaba orientado para que no pensáramos en nuestras familias”, con las que “podíamos comunicarnos a través de aerogramas o cartas”, pero que “después, cuando empezaron los combates, ya no hubo más contactos”.
El actual director técnico señaló que "estuve del 9 de abril al 14 de junio, cuando Argentina firmó la rendición", y que al principio "no entendíamos nada y tratábamos de asimilar las cosas que íbamos viviendo", y añadió: "En lo único que pensaba era en que no tenía que caerme anímicamente. Ese era un gran fantasma".
Bombas de aquí para allá
De Felippe, que no logra contener su emoción cuando recuerda lo vivido en aquellos años, confiesa a horas de un nuevo aniversario que "nunca olvidé el momento en que cayó la primera bomba inglesa. Hacíamos guardia de 2 a 4 de la madrugada y alrededor de las 4.40, en medio de una tremenda oscuridad, escuchamos las hélices lejanas de un avión y a los 30 segundos un estruendo… Tembló todo", rememoró y agregó: "Lo único que recuerdo es que pateamos el fuego y después aparecimos todos cuerpo tierra, tirados a diez o quince metros uno del otro. Y eso que la bomba había caído a 15 kilómetros del lugar. ¡Imaginate lo que fue para nosotros!".
En cuanto al momento de la rendición, De Felippe reconoció que sintió “algo de alivio, porque se terminaba ese día a día que era muy complicado y podíamos volver a ver a nuestras familias”, pero también “una bronca muy grande por tener que entregar lo que hoy sigue siendo nuestro”.
Además, respecto de cómo fueron sus años post guerra, aseveró: “En un momento no quería hablar de Malvinas. Pero un día me crucé con un chico de 18 años que me dijo que la historia la debían contar los que estuvieron ahí. Y tenía razón. Hubo muchos soldados que no pudieron volver y por ellos me parece que lo mejor es que contemos lo que ocurrió”.
Fuentes consultadas: Diario La Nueva, de Bahía Blanca y Página/12