Inspectores de la cartera laboral santafesina detectaron que en un taller textil clandestino del macrocentro de Rosario, los trabajadores permanecían encerrados y vigilados por cámaras de seguridad, y que ni siquiera estaban registrados. 

Los agentes del Ministerio de Trabajo provincial, que tuvieron que solicitar una orden allanamiento y romper una puerta para acceder al galpón en el que funcionaba un taller textil, detectaron que el personal se encontraba en una cruda situación de encierro y bajo la estricta vigilancia de una serie de cámaras de video.

Como consecuencia del procedimiento, del que también participó la policía, los propietarios del lugar fueron citados a la sede la cartera laboral para presentar la documentación requerida por las autoridades, según informó el titular de la delegación sur del Ministerio, Aldo Fabucci.

El funcionario explicó que los inspectores a su cargo tuvieron que ir en cuatro oportunidades al taller, ubicado en un galpón del centro de Rosario, en Tucumán al 2600, ante la negativa de los titulares del comercio a abrir las puertas.

“La primera vez fueron los inspectores del Ministerio, que estaban identificados, al igual que en la segunda oportunidad. La tercera fuimos con un móvil policial, pero tampoco abrieron”, detalló Fabucci.

“Con esos antecedentes y las constataciones de gente del barrio que decía que había movimiento de ingreso y egreso de personal, pedimos una orden de allanamiento y la justicia actuó con premura”, agregó el funcionario, y posteriormente narró que en la cuarta ocasión en que fueron los agentes al emprendimiento clandestino, el miércoles pasado y ya con la orden de allanamiento y personal policial, “tampoco abrieron", por lo que "se tuvo que llamar a un cerrajero para violentar la puerta”.

“Hay que destacar la irresponsabilidad empresaria”, se quejó Fabucci, quien confirmó que en el lugar trabajaban once personas que no estaban registradas, en malas condiciones de higiene y seguridad, y vigilados por cámaras de video.

El funcionario aclaró que “no se trata de un caso de trabajo esclavo, como se han visto en otros lugares”, y explicó que “no había indicios de que la gente viviera allí, sino que entraban a trabajar y salían”.

Pero destacó que se “ha llegado a un extremo de resistencia al control estatal, cuando los inspectores están identificados y facultados por la ley para ingresar a lugares de trabajo a realizar constataciones”.

De acuerdo al procedimiento oficial, en el lugar se encontraron máquinas de coser, telas y etiquetas, aunque no se determinó para qué marca trabajaba el taller.

Fuente: Télam | Foto: Javier García Alfaro

 

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