El diario paraguayo La Nación entrevistó a Maricarmen Sequera, abogada y experta en propiedad intelectual. La investigadora sostiene que “Internet es la obra más grande que la humanidad tiene gratis y libre, y está generando la riqueza cultural más grande que en la historia jamás haya tenido”.
Si se empieza a sancionar por bajar contenidos, el mundo estaría en la cárcel, afirma la profesional, quien considera que la red no puede ser regulada arbitrariamente.
El cierre del popular sitio de descargas Megaupload, el pasado mes, por parte del gobierno de los EEUU, en medio de las protestas mundiales contra la presentación en el Congreso norteamericano de la ley Sopa –que propone la regulación de contenidos en internet con el fin de proteger la propiedad intelectual–, abre todo un escenario de debate sobre el presente y el futuro de la red. Una suerte de ciberbatalla se cierne a nivel mundial, en un escenario marcado por la aparición de grupos de hackers activistas como Anonymous y el impulso de nuevos proyectos similares a Sopa, como Pipa y Acta, entre otros.
La abogada Maricarmen Sequera, especialista en propiedad intelectual y conocedora del campo, ofrece su óptica sobre estas iniciativas y lo que para ella representa una Internet libre.
–¿Qué escenario se abre con el caso Megaupload?
–Las excusas que se exponen en la operación contra Megaupload para cerrarlo en realidad responden a negociaciones entre la industria del entretenimiento, el poder político y el económico destinados a evitar la aparición de un modelo de negocio competidor, legal y eficiente. No voy a defender si Megaupload es el “malo de la película” o no, sino más bien cuestiono la forma en que se lleva a cabo la lógica procesal, la puesta en escena es absurda, hasta ignoran los argumentos de la defensa. Esto es inaceptable e irresponsable. Y al mismo tiempo esta decisión del gobierno norteamericano dio un impacto negativo a gran escala, ya que afectó unilateralmente a 150 millones de usuarios.
Tampoco olvidar que también The Pirate Bay y BTJunkie, y BitTorrent considerados unos de los cincos mejores sitios de descargas, con millones de usuarios al mes, a través de presiones se vieron obligados a cerrar sus sitios. Todo esto anticipa lo que es capaz de hacer el gobierno de los EEUU en defensa de la propiedad intelectual.
–¿Empieza una era de regulación de Internet?
–Estamos desamparados, aunque haya iniciativas a nivel mundial como Anonymus, partidos piratas y referentes importantes como el caso de Paulo Coelho, que aparece en la portada de The Pirate Bay, expresándose a favor de “proteger a la cultura”, afirmando que: “Sopa protege a una mafia muy bien organizada de intermediarios que solo se protegen a sí mismos”. El gobierno de Paraguay debe posicionarse, debe garantizar a sus ciudadanos la neutralidad de la red. Que se comprometa a que el flujo no sea filtrado, retardado ni bloqueado el acceso a Internet a ningún ciudadano. Instalar una vigilancia permanente en Internet es inadmisible en un Estado de Derecho. La gente que tiene en su casa sus hábitos como internautas, su privacidad, serán quebrantos solo para atender a un modelo de negocio que fue evaporado por la Internet.
–¿Qué hacer entonces, bajar o no bajar contenidos?
–Internet modificó la forma de distribución a escala mundial. Hoy el derecho de autor no se parece en nada como lo hizo hace casi 120 años con la Convención de Berna de 1886. Ya estamos en otros tiempos. Si bien defiende derechos legítimos, en Internet no se puede controlar el número de copias como se puede hacer con una imprenta. Internet es un espacio incontrolable, algo inaceptable para muchos seres humanos, un lugar que sobrepasaría la capacidad de las sociedades de gestión de controlar y cobrar por infracciones y demandas de derecho de autor tradicional, por copia privada de la obra, etc. Un espacio que demuestra la inoperancia de este derecho de propiedad que si nos sanciona, el mundo estaría en la cárcel. El actual derecho de autor quiere de alguna manera sobrevivir con la innovación de las nuevas tecnologías, pero no adaptarse a esta nueva era. Y tampoco reconocer la riqueza de este “megadistribuidor” de información que no es solo económica.
No sirve de nada que la industria niegue esta realidad, la realidad de que “si no te adaptas desapareces”, como vimos en las evoluciones de la radio, del teatro, es la ley de la vida. No estoy hablando de incompatibilidad de Internet con los derechos de autor; todo lo contrario, la Internet misma es una obra de derecho de autor, de la que sus creadores nos donaron el protocolo que se apoya en la red y hoy todos podemos hacer uso en forma gratuita, para hacer envíos de nuestros mails, hacer videollamadas, intercambiar ideas y utilizar libremente, y ésta es actualmente la obra más grande que la humanidad tiene gratis y libre, y está generando la riqueza cultural más grande que en la historia jamás haya tenido. No nos encerremos a pensar que el derecho de autor es lo que la industria nos vende (música, vídeo, libros), sino también pensemos en ciencia, en cultura, “open access”, en protocolos de Internet.
–¿Cuál es la ruta a seguir?
–Como lo expresé, esto es incontrolable, una vez que levantas la información a la red, estás expuesto a que en Japón o México, Mozambique o Rusia lo estén reutilizando, remixando tu obra y quizás nunca te enteres. Internet no tiene límites, mueve un mercado cultural y genera un valor social que no se puede traducir al valor económico, y esto al mundo analógico, es decir, a la industria cinematográfica, editorial, musical que nacieron a comienzo de 1900, no le genera ganancia y como está fuera de sus estándares lo considera una cultura ilegal. Pero no por eso mueren las creaciones, sino el que muere es este intermediario, si no se adapta. Porque con Internet la obra va directo al usuario sin control, contrato, exclusividad, confidencialidad, traba, representación y dividendo, como lo hacía este mundo analógico. Como ves, no hay problema, no hay demonios, en realidad. Lo que hay son dos mundos. Dos maneras diferentes de hacer las cosas.
Maricarmen Sequera tiene 27 años, es abogada y tiene especializaciones en Propiedad Intelectual de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI-ONU), (Derecho de Autor y Conexos, Biotecnología, Copyleft, comercio electrónico). Actualmente es integrante de la organización TEDIC con el proyecto Creative Commons Paraguay.
Fuente: Diario La Nación, de Paraguay