Alicia Bonet dijo que su esposo Pedro Bonet fue rematado con un disparo en la nuca nueve horas después de ser fusilado, al declarar como testigo en el juicio por la Masacre de Trelew, que se desarrolla en Rawson.
«Esto fue genocidio y terrorismo de estado, y espero justicia», expresó Alicia, apenas concluida la audiencia en la que fue la primera de los testigos en declarar ante el Tribunal federal que preside el juez Enrique Guanziroli.
La testigo aportó a la causa copias del certificado de defunción de Pedro Bonet, donde se establece que éste falleció a las 12.55 del 22 de agosto de 1972, más de nueve horas después del fusilamiento de las 3.30 del mismo día, y una autopsia de ese año, según la cual un tiro de gracia en la nuca le causó la muerte.
«A Pedro lo asesinaros dos veces, en el fusilamiento de esa madrugada y después del mediodía, con el disparo en la nuca», subrayó sobre la base de estos documentos, parte de la abundante prueba que entregó.
Tras demandar civilmente a la Armada a una semana de los fusilamientos, Alicia Bonet presenció en aquella época actos procesales sobre los que aportó fotocopias de la documentación, ya que los originales de la justicia y la morgue fueron destruidos.
Alicia también citó lo declarado por los sobrevivientes María Antonia Berger, Alberto Camps y René Haidar -luego secuestrados y desaparecidos en la última dictadura militar- al juez que los interrogó en su presencia en la cárcel de Devoto en octubre de 1972.
«El hecho de que Alicia participó en todos estos actos procesales refuerza el valor probatorio de fotocopias y publicaciones que aportó», dijo el abogado querellante Eduardo Hualpa, quien representa en la causa a familiares de víctimas del fusilamiento.
Ella logró en aquella época una segunda autopsia que reconocía que el disparo en la nuca que mató a Pedro fue efectuado con arma de puño y a corta distancia -es decir, que fue un tiro de gracia-, puntualizó Hualpa.
«Otros prisioneros fusilados con metralletas PAM también fueron rematados con tiros de pistola 45 pero instantes después de recibir las ráfagas» de balas 9 milímitros, señaló a su vez el abogado Germán Kexel, querellante por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Respecto de los capitanes Luis Sosa, Emilio Del Real, Roberto Bravo y el cabo Carlos Marandino, acusados por 16 homicidios agravados y tres tentativas, Alicia Bonet expresó su molestia por «verlos sentados en el banquillo de los acusados como si fueran personas normales, porque los veo a todos manchados de sangre».
«Espero que se haga justicia con estas pequeñas personas inmorales y con (el capitán Roberto) Bravo», cuya extradición fue pedida sin éxito por la justicia argentina a Estados Unidos, donde el ex oficial reside en libertad y es un próspero empresario.
Alicia dijo que escribió cartas en inglés a presidentes norteamericanos, incluido Barack Obama, «haciéndoles saber a qué persona protegían» al negar la extradición.
En su extensa declaración, en la que tocó aspectos de su vida y acciones que desarrolló en las últimas cuatro décadas, contó también que solicitó a «todos los presidentes constitucionales» argentinos la reapertura de la causa de la Masacre de Trelew.
«Sólo obtuve respuesta del ex presidente Néstor Kirchner en el 2005, cuando nos aseguró a mí y a la madre de Eduardo Campello», uno de los 16 asesinados el 22 de agosto de 1972, que haría todo lo que estuviera a su alcance «para que se concrete» el juicio.
Por otra parte, la audiencia de este viernes decidió citar a los demás testigos a partir del 4 de junio próximo y fijó un cronograma que prevé tener sentencia aproximadamente en septiembre de este año, por lo que los alegatos finales podrían coincidir con el 40 aniversario del fusilamiento del 22 de agosto de 1972.
El 15 de agosto de ese año se fugaron del penal de Rawson 26 presos políticos pertenecientes a las guerrillas de las FAR, ERP y Montoneros, seis de los cuales pudieron completar la evasión en un avión rumbo a Chile.
Los otros 19 fueron cercados en el viejo aeropuerto de Trelew, hoy un Centro de la Memoria, donde se rindieron tras obtener garantías pero los militares incumplieron sus promesas y los trasladaron a la base aeronaval Almirante Zar de Trelew, donde los fusilaron, simulando un nuevo intento de fuga.
Ese día fueron asesinados Rubén Pedro Bonet, Jorge Alejandro Ulla, Humberto Segundo Suárez, José Ricardo Mena, Humberto Adrián Toschi, Miguel Angel Polti, Mario Emilio Delfino, Alberto Carlos Del Rey, Eduardo Campello, Clarisa Rosa Lea Place, Ana María Villarreal de Santucho, Carlos Heriberto Astudillo, Alfredo Elías Kohon, María Angélica Sabelli, Mariano Pujadas y Susana Lesgart.
Con graves heridas, sobrevivieron Berger, Camps y Haidar, todos ellos detenidos-desaparecidos durante la última dictadura.
Fuente: Télam
