El dinero y la llovizna

El sistema de ultrabancarización que recala sobre los cajeros automáticos fue instaurado por la banca privada con el impulso de Domingo Felipe Cavallo. La emisión de billetes en la Argentina hoy es inferior al respaldo combinado de la producción y las reservas.

Sin embargo, la gilada liberal, esa mesnada que arruinó la nación durante treinta años al menos (y pretende arrastrar a un mediopelo que ni liberal es), cuestiona al gobierno, al populismo y al peronismo por la escasez de papel moneda disponible. Y aprovecha la medida de fuerza de quien ahora es usado como nabo útil para seguir el pataleo.

Taxistas imbéciles que hace una década no solo carecían de pasajeros… sino también ¡de auto! hoy dramatizan al punto de ironizar sobre una presidenta que les ha dado la posibilidad de vivir a pesar de sus notorias incapacidades psico culturales.

Comerciantes que quebraban sin parar, fabricantes que morían ante las importanciones, hoy hablan de las restricciones al dólar y a los ingresos de mercadería como si su destino estuviera ligado a los insumos de las cámaras HD Full Definition que usamos para la tele. Y asi siguiendo.

Un día duro en la gran urbe. Llovizna (dicen que la reiteración de la palabra «limpia» la malaria) y una temperatura que viene bajando. Y un coro de ladridos, no sólo en Pompeya, que nos inunda de sinsentidos y daña el necesario hilván entre una neurona y otra para evaluar el panorama.

Los Estados Unidos sobre emiten dinero a límites insospechados y cargan con una deuda fiscal que viene operando como lápida al sueño americano. Una parte decisiva de sus medios, dirigentes y pobladores, consideran a Barack Obama marxista porque intenta brindar, desde el Estado, un servicio mínimo de Salud Pública.

Discuten los especialudos en Europa sobre si es justo que Grecia y España sobrevivan o si deben ser simplemente cerrados como países inviables –no me digan que tampoco se acuerdan de eso– y sólo atinan a disponer hectolitros de millones de euros para salvar a los bancos que inciaron la crisis.

Y acá, los marmotas saltan y patalean en la Argentina tras diez años de crecimiento ininterrumpido, con ampliación del empleo, mejora del salario y alza de la producción. Y dicen «ya no se puede aguantar más». Lo que no se puede aguantar es compartir este suelo con semejante gleba de idiotas.

Pero hay que seguir generando recursos para todos. Es justo, igual. Es lo que corresponde.

¿Cuál es la rentabilidad de la Argentina oligárquica liberal? Si hasta para vender productos agropecuarios necesitan, como se corrobora, de un país pujante que ampare el comercio internacional. ¿Cuál es el modelo que plantea Clarín, ahora también a través de un periodismo gordo, vacío y espectacularizado? ¿De qué carajo vamos a vivir los que trabajamos si vuelven esas políticas seudofiscalistas, antiestatales y ajustadoras?

¿De qué van a vivir los taxistas, los comerciantes y los empresarios que hoy patalean como si habitaran el último infierno?

Señoras y señores: cada vez que ponemos en marcha este país, cada vez que lo ponemos de pie, cada vez que construimos una Nación, vienen Ellos y pretenden destruir lo logrado. Cada vez que hacemos un lugar habitable en el mundo, vuelven a hablar de flor de ceibo.

Prepárense unos mates, mírense hacia dentro, y no se olviden de lo que hemos vivido y de lo que estamos viviendo. Nomeolvides.

* Director de La Señal Medios