La persistente lluvia caída las últimas horas dejó mucho más que barro y agua en los barrios más humildes de Rosario. En Ciudad Oculta vecinos tomaron una veintena de casas de un plan de viviendas que recién abandonaron al caer la tarde, tras acordar un proyecto de urbanización del asentamiento.

Pasado el mediodía de este viernes, y según afirmaron los vecinos, “cansados de esperar que vengan las autoridades”, mujeres del barrio Ciudad Oculta (Salvat y Polledo), decidieron tomar una serie de casas a medio terminar que se ubican frente al asentamiento, en un plan de viviendas desarrollado por el Estado provincial.

Una importante presencia policial, motivó la llamada de los habitantes del barrio a la prensa. “Tenemos miedo que cuando se vayan ustedes nos repriman”, confesó una señora a este medio.

El reclamo

“La semana pasada hubo una inundación muy grande, hubo vecinos que tuvieron un metro de agua, a raíz de eso la gente se indignó, pedimos que hagan un par de cosas, unas zanjas para que tenga salida el agua. Vinieron, hicieron un desastre, se pueden ver las montañas de tierra”, dijo Juan, uno de los vecinos que acompañó a Redacción Rosario a una recorrida por el barrio.

“El agua del otro lado de la vía sigue quedando, no drena, se estanca. Vino una chica rubia, Patricia, prometió un par de cosas y hoy cuando la llamamos dijo que se había tomado licencia. Nos agarran para la joda”, aseguró Juan, quién planteó además que “no hay ni una sola solución de lo que nos había prometido, y por eso las mujeres indignadas se cansaron de esperar que venga alguien de la municipalidad y tomaron las viviendas”.

Otro de los vecinos comentó que ya “hubo otras veces que se armó quilombo” y agregó que las autoridades “vinieron con unas frazadas, chocolate y unas cajas de alfajores y ya no queremos esos”.

Juan, que trabaja de albañil, describió que “las viviendas en el barrio son humildes”. “Las hay de chapa, cartón y madera y también algunas de material, la mayoría de piso de tierra, y cuando se inunda el agua te entra por la puerta, por todos lados”, aseguró.

—¿Qué les pasa por la cabeza a ustedes cuando a la par de los ranchos donde viven ven el barrio que se está construyendo?

—No sé. Dicen que son para policías y maestros. Pero si vas del otro lado vas a ver que hay algunas que están desocupadas, porque se la dieron a gente que no le gusta el barrio, entonces es una joda, hay como diez viviendas desocupadas. Fijate que las viviendas que hoy se tomaron son sin terminar, que no tienen puertas ni ventanas. Las mujeres las tomaron porque queremos sacar a los chicos, vos fijate como están llenos de barro, mojados, así desde esta mañana.

—¿Qué proponen ustedes si las autoridades vienen y les preguntan qué se puede hacer para encontrar una salida a la toma?

—Con lo que vinieron y nos propusieron el otro día estamos de acuerdo. Nos propusieron materiales para que nos hagamos las casas. Yo quiero que vengas a mi casa y veas lo que es, si viene viento fuerte no tengo más techo.

Tras la breve recorrida por las vías con Juan, camarógrafo y redactor fueron invitados a internarse más adentro en el barrio de la mano de Ramona y su amiga, donde los pasillos y calles de tierra por momentos se convierten en lagunas y el barro, así como la cumbia y el chamamé, se convierte en el común denominador tanto afuera como dentro del rancherío.

Ramona explicó que en Ciudad Oculta la mayoría de los habitantes viven de los carros y la albañilería. “Nosotros no queremos usurpar, queremos los materiales para hacernos las casas”, remarcó la vecina, que todos saludan como a un personaje popular de la zona.

“Queremos que hagan calles, por acá no se puede andar cuando llueve. Se enferma un chico y no entran las ambulancias. Queremos vivir con dignidad, eso queremos”, pidió Ramona.

El paseo concluyó en el sector de viviendas tomadas por las vecinas, unas cuarenta mujeres, muchas jóvenes acompañadas por decenas de chiquitos, que se mostraban entusiasmados con la movida. Algunos se asomaban por las aberturas y le gritaban, jodones, a los pibes de la construcción contigua: “Eh vecino, alta casa”.

Fin de la toma

Cerca de las cuatro de la tarde, se acercó el subsecretario de Prevención y Seguridad Ciudadana de la municipalidad, Luis Baita. En las primeras rondas de negociación que se plantearon al caer la tarde parecía que no había principios de acuerdos. Las familias permanecían dentro de las viviendas y aseguraban a Redacción Rosario que allí se quedarían. Baita no quiso hablar con este medio.

Minutos más tarde, funcionarios de la provincia se comprometieron a realizar el lunes a primera hora una reunión con un grupo de delegados del barrio y la Secretaría de Vivienda y Urbanismo de la provincia, con la idea de avanzar en un plan de urbanización de Ciudad Oculta.

Con esa propuesta, pero con la promesa de volver si no se cumple lo planteado, las mujeres y los chicos dejaron las viviendas.

Fotos: Manuel Costa | Informe: Juane Basso

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