Parque España recort
Foto: Manuel Costa.

Ha cambiado el clima. Pese a todo, la realidad, a la cual sabemos tozuda, hace su labor.

En aquellas horas finales del domingo 27 de Octubre, cuando tapas y pantallas indicaban ideográficamente que Sergio Massa y Gabriela Michetti eran los ganadores nacionales, pusimos de relieve las cifras concretas en el orden general –amparadas también por el detalle bonaerense y porteño, nada desdeñable- para indicar que Diez Años Después el proyecto Nacional y Popular seguía liderando la opinión popular.
Luego se sumaron algunos elementos de relieve: la presidenta de la Nación sostenía un alto nivel de popularidad, muy superior a los guarismos que ponían al Frente para la Victoria en una posición privilegiada. Y enseguida, la Corte Suprema abandonó la ilegalidad y reconoció que una ley sancionada por el Congreso Nacional, y debatida ampliamente en el marco de todo el país y varias regiones del exterior, era una Ley.

Al toque nomás una serie de incidentes criminales permitieron revivir al andamiaje Blumberg: la Argentina pasó, por unos días, a ser un territorio ocupado por el narcotráfico como México o Colombia. Y aunque el dislate se palpaba, no faltaron los “amigos” que dijeron: ¡no hay que ser negador! (siempre están). Pero la Corte, corriéndose del lugar político opositor al cual lo había condenado su obediencia al diario La Nación, dijo otra cosa: nuestro país es uno de los más seguros del mundo. Hay robos, hay asesinatos y hay droga, como en todos (todos) lados, pero bastante menos.

La salud de Cristina Fernández de Kirchner volvió a preocuparnos y mientras una oposición políticamente impotente aunque mediáticamente sobredifundida imploraba por un abandono prematuro, el pueblo volvió a entender que ese liderazgo configura un factor clave. Así, tras unos cuantos días de ausencia, versiones y vergonzosas plantas, volvió la presidenta, con un perrito, y recompuso una conducción que necesitaba aire fresco. Designó a Jorge Capitanich en la jefatura de Gabinete, a Axel Kicillof en Economía y a Carlos Casamiquela como nuevo titular de Agricultura.

En los nombres escogidos, pero también en su vibrante discurso de regreso, y en el decir de los recién asumidos, se observó nítidamente la continuidad del proyecto indicado. Con algunos rasgos interesantes como la agudización de la tendencia industrial e investigativa, la reapertura de canales de diálogo, y la carga impositiva diferenciada sobre productos suntuarios. Poco espacio, digamos, para que los cacerolos convoquen a una marcha para solidarizarse con los ejecutivos que pagarán más por tener avionetas privadas. Late en esa gente la mentada Opción por los Ricos, pero cada vez cuesta más argumentar en tal dirección.

El desconcierto de los programas periodísticos opositores es evidente, y las declaraciones deshilachadas de los políticos liberales de diverso cuño son penosas. Perfil, por caso, nos dio una idea: la gente de Jorge Fontevecchia señaló que el 30 por ciento del discurso de recomienzo estuvo dedicado al perrito hoy famoso. Bueno, indagamos, no está tan mal ya que el 60 por ciento de la producción de esa editorial crítica y seria está dedicada a la pornografía, con la humillante revista Hombre como bandera. Lo que es más, la portada canina más reciente supera los cuestionamientos y merece cierta piedad para editores que ya no saben qué hacer.

En suma, el clima ha cambiado. Ha mejorado tanto la vida cotidiana en la Argentina, paritarias, planes y políticas sociales de por medio, que resulta muy forzado proponer comparaciones con uropas en caída y nortes desteñidos. En realidad, devienen en boomerang. Pasen y vean. Y en ese clima, se está diseñando un 2015 venturoso, asentado en una barrera político económica destinada a no perder los logros de la Década Ganada.

Disfrutemos este tramo sin bajar la guardia. Porque a no dudarlo, volverán al ataque. Ya pensarán denuncias, accidentes, internas, “grandes revelaciones” que impactarán a la opinión pública, tan maleable a veces y tan contrastante con la opinión popular. Ya harán algo para molestar a un país que crece. Le darán nuevos altavoces a los zonzos. Y habrá que estar bien pertrechados, porque el combustible de esos motores es el odio. Y el interés económico, claro, de quienes necesitan la ruina nacional para pervivir.

*Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica. El presente artículo fue publicado en La Señal Medios.

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