Artifakt, las fiestas abocadas a la difusión de nuevos géneros de la música electrónica tendrá una nueva edición este sábado en Kika arte bar. En esta ocasión la la pista de baile estará a cargo de los deejays Emi Boero, Marcos Macías y Leonardo Andrés.
La fiesta programada en el local ubicado en Urquiza al 1580 comenzará a la una de la madrugada del domingo (sábado pasada la medianoche), hora en el que comenzarán sus respectivos bloques musicales tres promesas de le escena electrónica local: Emi Boero, coordinador general de Artifakt; Marcos Macías y Leonardo Andrés. La velada también contará con las proyecciones visuales de Francisco Castells, asiduo colaborador del proyecto.
¿Qué es Artifakt?
En lugar de responder “qué es” preferiría responder sobre “qué viene siendo”. Desde que surgió, en 2008, el proyecto, si bien se mantiene conceptualmente en escencia con su idea de origen, fue mutando, o mejor dicho, expandiéndose hacia otros “espacios de construcción”, por llamarlos de alguna forma.En ese momento la idea fue organizar una fiesta cuyo contenido musical consistiera en los nuevos géneros de la música electrónica que estaban en plena ebullición creativa. Esos que a mi me hacían sentir que la música electrónica podía seguir avanzando hacia momentos de sorpresa o giros inesperados en su evolución. Para ser más preciso, personalmente pensaba que en ese momento dichos géneros eran el dubstep, cierta estela del minimal techno que ya estaba dejando su purismo (que venía muy conservador, por cierto) y la mixtura del electro, con el house y programaciones de percusión con influencias negras; en su origen africano y latino. El epígrafe de la fiesta era “Nuevos formas, usos y abusos de la música electrónica”.
El nombre de la fiesta en castellano significa “artefacto”. Un artefacto, particularmente el sónico, es el producto de una manipulación o edición sobre una muestra de sonido, que no fue el buscado en la aplicación de dicho proceso. No intencional, pero un resultado al fin. Pequeños sonidos que se suman a la muestra, otros tramos inaudibles que se sustraen de ella. Por lo tanto, nos quedamos con algo que no buscamos pero que puede, incluso, ser algo superador a ese primer objetivo planteado.
La fiesta era/es, entonces, una búsqueda de aquel resultado inesperado que podía surgir al llevarla a cabo. Un error que nos iba a mostrar nuevos caminos no pensados. Desde la pista de baile (o espacio de comunión colectiva) pueden surgir nuevas formas de relacionarse, nuevos unidades productivas, nuevos lazos, nuevas oportunidades.
Y la música es fundamental para eso porque tiene que amalgamar ese espacio, es decir, hacerlo consistente como para que de eso que hablábamos antes pueda fluir. Música que te llene de placer, que te obligue a moverte pero al mismo tiempo que te “incomode” levemente como para que ceda lugar al cuestionamiento primordial de toda búsqueda posterior.
Fragmento de una entrevista realizada por Juan Manuel Godoy a Emiliano Boero para el portal de noticias Rosario Indie
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