El realizador audiovisual Gustavo Cabrera compartió con Redacción Rosario, a modo de preestreno, el largometraje sobre la legendaria banda rosarina.  La primera proyección del documental tendrá lugar el miércoles 13 de agosto a las 21 en el cine Arteón, ubicado en Sarmiento 788, planta alta.

“Amor y odio no son sentimientos opuestos. Están del mismo lado. El opuesto de ambos es la indiferencia. Comprometerse quiere decir muchas veces odiar, pero como amor y odio nacen del mismo polo, hay amor en el odio y odio en el amor”. El autor de la frase es Huey Newton, ministro de Defensa de los Panteras Negras. Fue esbozada en una  entrevista que le realizaron en 1971 en torno a su partido y sirve, entre otras cosas, para explicar cómo el hippismo y los clubes de motociclistas, movimientos contraculturales estadounidenses que tuvieron su auge en la década del sesenta eran tan símiles y disímiles. Ambos reivindicaban el consumo de drogas psicoactivas, el exilio a los suburbios y suscribían a la revolución sexual, pero los primeros se manifestaban en contra de todo tipo de violencia, mientras que los otros hicieron de la brutalidad un rasgo identitario. Otra característica que comparten es que ambos conforman los cimientos de la música pesada, de ellos no solamente proviene el uso del pelo largo, sino lo primal de su sonido, que puede rastrearse en bandas como Cream, Jimi Hendrix Experience, King Crimson, Steppenwolf y decenas más. Pero si se sigue recorriendo la línea histórica del metal hacia nuestros tiempos encontramos una múltiple escisión de caminos en la década del ochenta, cuando este se fusionó con una decena de géneros, lo cual se conoce como crossover, anglicismo que puede traducirse como fusión y también es un recurso común en cine, videojuegos e historietas.

La música pesada se cruzó con el hip hop, el funk, el hardcore punk, etc. En este último podría situarse a la banda rosarina nacida a mediados de los ochenta Intense Mosh, que Mateo, uno de sus guitarristas, define en términos negativos: “no es hardcore, ni thrash, ni grindcore”. Mientras que José Miguel, su vocalista, lo hace en positivos: “cincuenta por ciento hardcore y cincuenta metal”. Aunque a la fórmula que describe el carismático cantante habría que sumarle un alto porcentaje de humor lisérgico, escatológico y político; virtuosismo; una identidad gráfica singular; una extenuante fisicalidad desplegada en vivo y espíritu barrial. Esto podría explicar la popularidad de la banda, la cual llegó a tocar para centenas de espectadores y entre sus seguidores se encuentran militantes de la escena hardcore, punk y heavy. Al crossover estético le sucedió uno ético.

Aunque para explicar cómo un grupo de adolescentes de barrio Bella Vista dio en tocar thrash fusionado con hardcore de manera contemporánea a la movida que se estaba gestando en Estados Unidos, habrá que ver el documental Misión Mosh – El Atake de Intense Mosh, dirigido por Gustavo Cabrera, realizador audiovisual y ex guitarrista de la banda local Ideales No Perdidos, quien contó a este medio que el proyecto comenzó con el registro que realizó de la presentación de Intense Mosh en 2008 para su vigésimo aniversario. “La idea era hacer un informe de diez minutos para La Conjura TV e Indymedia, pero cuando los músicos me trajeron todo el material en VHS que tenían y lo vi, dije esto es para hacer un documental”, relató Gustavo, que tardó cinco años en terminar la obra, la cual realizó sin ningún tipo de financiación por parte de organismos públicos o entidades privadas. Los 55 minutos que dura la película demandaron cinco años de trabajo, que Gustavo, más conocido como Chachi, justifica debido al trabajo que hasta hace poco realizaba como camarógrafo de coberturas de eventos por diversos lugares del país y por la falta de equipamiento.

Existen escasos registros documentales en video de la escena musical de Rosario, este cronista recordó el mediometraje realizado por Diego Fidalgo de la grabación del segundo disco de Aguas Tónicas (Cinematónica), mientras que Gustavo destacó el trabajo práctico que realizaron en 1999 estudiantes de la carrera de cine sobre el Galpón Okupa que se encontraba en España y el río, donde hay apariciones de las bandas Scraps, Carmina Burana y Los Buenos Modales. Razón por la cual la llegada Misión Mosh es un acontecimiento en sí mismo, que se suma a los registros bibliográficos que otros protagonistas de la escena under de los noventa en la ciudad vienen realizando.

Quienes concurran a la presentación de Misión Mosh, se encontrarán con un documento de valor histórico, lleno de emotivos testimonios e increíble material de archivo que no sólo sirve para develar parte de la mística de la banda, sino para tratar de comprender a la movida under marginal que tuvo lugar en la ciudad en pleno auge neoliberal.

Artículo publicado en la edición 154 del semanario El Eslabón.

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