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Los tirones de oreja al senador provincial Miguel Lifschitz provinieron desde el propio PS, que le reprochó su ausencia en la sanción de la ley de descanso dominical. Por su parte, sus aliados radicales le endilgan ser responsable del “agotamiento” de las gestión socialista. Todo se enmarca en las pujas electoralistas de cara al 2015.

El sector del socialismo que responde a Rubén Giustiniani, quien siempre estuvo dispuesto a dar pelea por el máximo cargo provincial, exige escuchar de boca de Lifschitz los motivos por los que, «siendo el único senador provincial del socialismo, no estuvo presente el día en que se aprobó ese proyecto» de descanso dominical, más, teniendo en cuenta que “fue él quien introdujo las modificaciones al proyecto original», dijo el titular del Concejo Municipal, Miguel Zamarini, en declaraciones a Rosario 12.

A este reclamo, además del tocayo del senador, se sumaron los dirigentes Silvia Augsburger, Sergio Liberati y Pedro Pavicich. «No puede haber ninguna duda respecto a de qué lado debe estar el Partido Socialista. Es indispensable desmontar la flexibilización laboral», sostuvieron.

La UCR, movimiento que ambiciona largamente un boina blanca en la silla de gobernador, también se acordó del ex intendente rosarino.

«Por primera vez en mucho tiempo lo veo muy nervioso a Lifschitz”, dijo la concejala María Eugenia Schmuck al diario La Capital. “A lo mejor, él pensaba que tenía la interna ganada, que era un mero trámite, y ahora observa que la candidatura de Mario (Barletta) está generando mucho entusiasmo entre los radicales y eso, obviamente, no es una buena noticia para el sector del socialismo que representa», añadió la radical.

La concejala respondió además las aseveraciones de Lifschitz, quien había acusado a Pablo Javkin de promover un vaciamiento ideológico en el Frente Progresista, cuando éste lanzó su candidatura a intendente. «En realidad, la burocratización de las gestiones en Rosario desideologizó al socialismo y Lifschitz es uno de los responsables», afirmó Schmuck.

«Si uno se fija bien, los mismos dirigentes andan dando vuelta por las listas de candidatos desde hace muchos años. Van rotando de lista en lista y de cargos en cargos. No tienen renovación y les molesta cuando otros, en este caso Pablo (Javkin), se los plantea», indicó.

Para la edila, «las dos precandidaturas, la de Barletta y la de Javkin, obviamente lo pusieron nervioso. No hay que temerle al debate interno y mucho más en un partido que lleva 25 años gobernando Rosario”.

“La alternancia es uno de los signos vitales de la democracia», remarcó por último.

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