Foto: Télam.
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Con goles de Mercado y Pezzella, River le puso fin a los 17 años sin títulos internacionales y se consagró campeón de la Sudamericana tras vencer 2 a 0 al Atlético Nacional de Medellín en un colmado estadio Monumental.

El conjunto de Núñez reafirmó que fue el mejor equipo de la Copa Sudamericana y se llevó el segundo trofeo en importancia a nivel continental. Gabriel Mercado y Germán Pezzella, ambos de cabeza, tras sendos tiros de esquina le dieron el triunfo al equipo de Marcelo Gallardo.

El equipo Millonario volvió a ganar un título internacional luego de 17 años, tras obtener la Supercopa Sudamericana de 1997, cuando venció a San Pablo, partido en el que Marcelo Gallardo estuvo como titular, lo que lo convierte en el único hombre riverplatense que levantó un trofeo internacional como jugador y técnico.

Este edición tuvo el plus de haber eliminado en semifinales a su archirrival Boca Juniors.

Esta segunda final comenzó con un ida y vuelta con mucha dinámica, aunque con el correr de los minutos River empezó a prevalecer en el juego, con Leonardo Ponzio en el quite y el primer pase, y Leonardo Pisculichi haciéndose eje para distribuir el juego.

Y un protagonista excluyente en la definición aunque sin final feliz en la búsqueda del gol: el colombiano Teófilo Gutiérrez, quien tuvo tres chances claras para abrir el marcador, ambición que truncó el arquero Franco Armani, hermano del Beto, delantero de Central Córdoba.

Pero así como Atlético Nacional es un equipo que da ventajas en defensa, también es temible a la hora de las réplicas. Así, en el último cuarto de hora de la etapa inicial, Luis Ruiz remató apenas desviado al ingresar al área y luego Marcelo Barovero salvó con un pie un remate cruzado de Edwin Cardona.

El segundo tiempo comenzó con un River otra vez en franca actitud agresiva pero esta vez con otra contundencia: la que emana de la exquisita pegada del zurdo Pisculichi, que transformó dos tiros de esquina en pases-gol aprovechados por Mercado y Pezzella para establecer un 2-0 que dejó a los colombianos sin respuesta.

Y es que a partir de allí, el local fue el único equipo en cancha. Con la firmeza de su línea de fondo, un Ponzio enorme en la mitad de la cancha, la jerarquía de Teo en ataque y el acompañamiento del resto.

De Atlético Nacional, poco y nada. Su papel terminó siendo el de un partenaire que, vacío de fútbol y reservas anímicas, acompañó el festejo de un Monumental a pleno.

Por eso los minutos finales fueron homenajes en pleno desarrollo. Esas fueron las explicaciones de los ingresos de Fernando Cavenaghi y Matías Kranevitter, y las salidas de Teo Gutiérrez, Ponzio y Pisculichi. Simplemente para ser ovacionados.

Fuente: Télam.

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