Rodrigo Rodil, uno de los impulsores del proyecto “De todos lados, todos los barrios”, se refirió a los alcances de la iniciativa que ya sumó a más de seis mil chicos humildes a la pasión del tablón leproso.

El ingreso a un estadio de fútbol tan habitual para miles de rosarinos no es compatible con la realidad que viven muchos barrios de la ciudad. Los precios para ingresar resultan a menudo inalcanzables, y peor aún desde que las entradas más baratas, de populares sólo conservan el nombre.

Así lo entendieron quienes conforman el Área Solidaria del club del Parque Independencia, que desde 2009 llevan adelante la movida De todos lados, todos los barrios, “para tener una llegada popular a esos sectores con lazos solidarios y de unión, como para darle un espesor al club de llegada a todas las clases”, comenta a el eslabón Rodrigo Rodil, quien señala además que estas jornadas, destinadas a pibes de 4 a 11 años, apuntan a “generar una actividad inclusiva con chicos de barrios más humildes a través de centros comunitarios, escuelas barriales, de fútbol infantil, con barrios de Villa Gobernador Gálvez, de Rosario, como Cristalería o el barrio Qom”.

Jornada colosal

“Ya hemos llevado a más de 6 mil chicos a la cancha”, celebra orgulloso el encargado del Área Solidaria, que junto a un grupo de aproximadamente 25 jóvenes trabajan en esta iniciativa nacida en la órbita de la Subcomisión del Hincha. “Advertimos que para una familia de un barrio humilde es un espectáculo caro ir a la cancha, entonces queríamos que no se priven de ver a Newell’s”, continúa.

Rodil, integrante de la actual comisión directiva y de la agrupación Militancia Leprosa, relata que estas “jornadas que buscan fomentar” la institución, “arrancan dos horas y media antes de cada partido; se los recibe mostrándoles la línea histórica del club contada como un cuento. Después, la murga los espera en el Estadio Cubierto y les dan una clase, se hacen juegos, hay un picnic, les damos una camiseta para que se lleven de recuerdo y hacemos una foto general con la bandera que nos identifica”.

Sin dudas, uno de los momentos más esperados es el ingreso al Marcelo Bielsa, donde “tienen un sector asignado” entre los simpatizantes que colman las tribunas. “Cada fecha llevamos un barrio distinto, a veces van dos y hasta hemos llevado tres, lo que sería aproximadamente entre 120 y 150 chicos”, destaca el encargado del departamento de filiales, las que también se sumaron para este propósito.

“Hay una parte de la actividad que la llamamos El Contenido, que es la que más varía”, explica este hincha leproso, y ejemplifica: “El Día de Malvinas viene un ex combatiente y les cuenta su experiencia. Los chicos hacen preguntas; el cumpleaños de la vieja Amelia se lo festejamos, traemos torta, etc. También generamos libros de historia de Newell’s para chicos. Hay dos tomos: uno se llama Los sueños de Isaac, que es sobre la fundación del club; y el otro Faustinogol, que es del primer clásico; ambos están dibujados por Pelai”.

Deseos de fin de año

A modo de conclusión, Rodil persigue un sueño con esta actividad a la que junto a sus compinches le dedica una gran pasión, como a los colores que corren por su venas. “La idea es que cuando se cambien los directivos, o las personas que la llevan a cabo se cansen, quede implementada en el club como una actividad obligatoria para los que vienen”, proyecta, y recuerda que “cuando estaba bajo la órbita de la Subcomisión del Hincha, era más complicado, porque contábamos con poco presupuesto”.

Es que este joven considera que “esto es una función que Newell’s tiene que cumplir, por la llegada que tiene a la sociedad”, y cierra: “A los clubes los hacen los hinchas, es por eso que desde este lado queremos que esto no deje de existir, porque las personas pasan y Newell’s queda, porque es lo más importante”.

En los barrios

“Lo más lindo es que nosotros los vamos a buscar al barrio, nos sacamos fotos ahí y, una vez finalizado el partido, los llevamos nuevamente”, subraya Rodrigo Rodil y agrega: “También hacemos actividades apartes, juntamos y llevamos juguetes en el Día del Niño, por ejemplo. Llevamos la murga y hay veces que van jugadores”.

Sobre este último punto, destaca a quienes se prestan para sumarse a las actividades, como “el Patón (Nahuel) Guzmán en su momento, (Juan Ignacio) Vieyra, (Guillermo) Ortíz, (Mauricio) Sperdutti cuando estaba en el club”.

Entre las curiosidades, advierte que han asistido “hinchas de River o de Boca, pero de Central no creo, porque no los dejarían”, se ríe, y resalta que “nunca hemos tenido problemas” con la rivalidad entre leprosos y canayas. “La violencia existe y no sólo hay que echarle la culpa al fútbol, pero todavía hay un respeto hacia los niños, que esperemos que nunca se pierda y cuando realizamos actividades como estas, la violencia queda fuera de lugar”, rescata.

“Los chicos la pasan muy bien, se sienten muy contenidos, por lo menos un rato. Después, lamentablemente vuelven a sus realidades que en muchos casos es injusta. Por lo menos los acercamos al club, que es la herramienta que nosotros tenemos”, remarca.

Nota publicada en la edición 175 del periódico el eslabón

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