“Cuando sus guerrillas guaraníticas parecían vencidas por los portugueses, Andresito cabalgaba hasta internarse en lo más profundo de los esteros del Iberá. Al tiempo, salía con más guaraníes”, señala Víctor Hugo Torres, autor del libro «La gloria y el olvido» (1).
Así, también cuando ya parecía perdido en la historia, tras casi 200 años, desde el fondo de la memoria guaraní y federal, volvió la tropa de Andresito. Aquel tape, que nació en las misiones de Santo Tomé y fuera apadrinado por José Gervasio Artigas, fue la espalda de San Martín en el litoral al frenar la invasión portuguesa. Pero también resistió embates de paraguayos y a los intereses porteños que no soportaban al artiguismo.
A la hora en que a todos se les da por hacer balances del año y hasta elegir un personaje, para el campo popular fue un año de contraataques certeros. Sucede que la memoria y la impronta de Andrés Guacurarí Artigas, reapareció en cientos de lugares.
Se lo intentó tapar porque molestaba mucho a los poderosos que fuera difundida la gesta de esa montonera cobriza que impulsaba un gobierno regido por la democracia, en base a los cabildos de las comunidades, la distribución de la tierra, la producción colectiva y la concepción de un pueblo en armas.
Sobre la humildad y fiereza de esa gesta, Victor Hugo Torres (2) decía a El Eslabón: “Como las lanzas no siempre alcanzaban para todos, al caer un guerrero, tomaba su arma el que venía atrás”.
Y medio que también así resurgió desde las tinieblas de las mentiras oficiales. No como por arte de gualichos. Regresó y en serio, impulsado por una tropa de combatientes, creativa y desmesurada montonera de memoriosos y luchadores del más nutrido pelaje: atrevidas gurisadas armadas en brigadas de muralistas, cineastas, dibujantes, escultores, historiadores, actores, músicos y alumnos que soldaron fierros. Llegó con vecinos, investigadores, baqueanos de las crónicas regionales y militantes sociales como Arnaldo Gómez, comprometido y obstinado impulsor del artiguismo.
El tupé del tape
Hasta hace unos años, las familias correntinas de abolengo creían haber sepultado la historia de Andrés Guacuarí, aquel que siendo “un indio” tuviera el tupé de ser Teniente Gobernador de Corrientes, por disposición de Artigas, para retomar el gobierno federal en la provincia tras una conjura pro porteña. Heridos en su más alta alcurnia, hablaron pestes del guaraní y ni lo ponían en las listados de las autoridades provinciales.
Pero Andrés. también fue Comandante General de las Misiones, por resolución de la Liga de los Pueblos Libres, conformada por Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Misiones, Corrientes y la Provincia Oriental.
Ante el cobrizo avance, los copetudos aún hoy se aferran desesperados a cuestiones tan superficiales como si había permiso o no para levantar un monumento. También, desde la aparente ciencia de la historia, señalan que el guaraní “nunca fue gobernador”, como esgrime Enrique Deniri3, presidente del Archivo de Historia de Corrientes. Cuesta creer su formalismos legalistas, que él no respetó al ser militar de un proceso golpista.
“Cuando entran los sentimientos se termina la historia”, remarca Deniri al indicar que Andresito es tomado desde lo político. Pero es desde ese ámbito donde retoma su fuerza actual.
Custodia del Paraná
La historia ser recupera. Hace siete años, en una entrevista, Juan Alberto Gómez advertía: “Decir en la ciudad de Corrientes que soy descendiente de Andresito Artigas era como gritar en la tribuna de Boca un gol de River, o viceversa. Mbe guecito jha ñemiháme (en voz baja y a escondidas) se transmitió la historia mediante la tradición oral. Con mis hermanos conocimos a nuestro antepasado por el relato de dos tías” (4), admitía el tataranieto de Andrés al reflejar como el prócer guaraní había sido ninguneado. Pero, tras ser nombrado General de la Nación por el gobierno nacional, recientemente fue declarado “Prócer misionero”.
El 29 de noviembre de 2012, el cumple del guaraní fue festejado en su natal y correntina Santo Tomé, con el estreno de la película “Buscando al Comandante Andresito Artigas” (5). La productora Payé Cine 6, con dirección de Camilo Gómez Montero, estrenó la obra conducida por el folclorista y cantautor Víctor Heredia en la que se relata esa historia con los testimonios de historiadores de Corrientes, Misiones, Uruguay y Buenos Aires, la sabiduría de un anciano jefe guaraní, y el aporte de música y animaciones.
Tiempo después, en abril de 2013, en el Salón de los Pueblos Originarios, la presidente de la Nación inauguró el «Salón de los Pueblos Originarios», donde se presentó un mural del artista correntino Eugenio Led. Se trata del diseño que utilizó para la película. Así, Andrés entró a la Rosada para juntarse con otros recordados luchadores, como Juana Azurduy y el cacique Calfucurá.
En noviembre de 2013, en un emotivo acto, la peli fue proyectada en el salón de los Pañuelos Blancos, en el Espacio Memoria (Ex Esma). Un mes antes, había sido seleccionada en el Festival Internacional del Cine de La Habana, Cuba, dentro de la sección “Memoria”, del espacio “Latinoamérica en Perspectiva”.
Y fue en 2014, exactamente el 30 de junio, cuando al cumplirse 199 años del Congreso de los Pueblos Libres, se levantó sobre la costanera sur de la capital correntina el fabuloso gigante de la memoria: el “Monumento al General de la Nación Andrés Guacurarí y sus guaranies de los Pueblos Libres”. Con 18 metros de altura y 15 toneladas de hierro forjado, la presencia del tape es significativa porque no está como un héroe solitario y ultra poderoso. Lo acompañan sus lugartenientes Pedro Campbell, Matías Abucú, Vicente Tiraparé, Fray José Acevedo y su compañera, Melchora Caburú.
En tanto, la película cabalga por confines del Uruguay y Argentina. También bajó por el Paraná en julio pasado para ser presentada en Rosario, en el marco del festival Conecta 03. Después siguió viaje y, así como en Santo Tomé, una calle tomó su nombre, la memoria del guerrero también llegó a la bonaerense Pergamino para bautizar otra calle.
Hasta entró a los cuarteles, el 17 de diciembre último se inauguró el primer busto de Andresito como General en el Regimiento de Monte 30 de Apóstoles, impulsado por la incansable actividad que por el guaraní realiza la asociación civil Flor del Desierto.
La memoria que arde
Confabular con la historia para justificar el centralismo porteño y consagrar la hegemonía de una elite, fue la tarea que Mitre desplegó. Se trataba de hacer creíble un proyecto de país que sólo beneficiaba a las viejas familias herederas del poder colonial y a los jóvenes leguleyos y mercaderes subordinados a la graciosa corona británica.
Así como Alberdi decía que Mitre “escribía leyendas documentales”, habría que advertir que no hay nada más peligroso que don Mitre con documentos. El elegante señor disponía de los archivos de la Nación, documentos coloniales, textos oficiales, cartas privadas y públicas. Manipuló toda la información del pasado argentino.
Entonces se dedicó a “interpretarlos”, maquillar a impresentables próceres que no sincronizaban la onda liberal. Pero, el pretendido gran historiador de la Patria, entró a perder documentos que no podía falsificar o negar, como ocurrió con el Plan de Operaciones de Moreno y con la declaración de la independencia de 1815, realizada en el Congreso de los Pueblos Libres.
Padre de los que hoy hablan de la libertad de prensa, pero desde un monopolio, Bartolo fundó un diario que llamó “Los debates”, pero donde no entraban otras opiniones que las de su editorial.
Pero, como tan sabiamente dice el cineasta chileno Patricio Guzmán (7): “La memoria tiene fuerza de gravedad, siempre nos atrae. Los que tienen memoria son capaces de vivir en el frágil tiempo presente. Los que no tienen, no viven en ninguna parte”.
En la noche del 14 de junio último, allá en la plazoleta donde se levantan los giganates guaraníes de hierro, se realizó la llamada “Ceremonia del fuego”. Las llamas funden los materiales utilizados en las esculturas y se transforman en un solo cuerpo, como quien une las fuerzas, la memoria y las luchas.
“Fue inolvidable, metafórico: dar luz, fuego, visibilidad a algo que algunos sectores hubieran preferido que permaneciera en la oscuridad. Hay una carta de Vicente Fidel López a Bartolomé Mitre en que López le dice: “Usted y yo hemos enterrado históricamente al artiguismo”. Bueno, por el esfuerzo de muchos, y por la memoria, y porque no se puede engañar a un pueblo por mucho tiempo, hoy, en esta Patria Grande que se reconoce nuevamente, Artigas, Andresito y los sueños de los Pueblos Libres ya no andan enterrados y los tenemos con nosotros para recordarnos que todavía hay banderas por las cuales seguir luchando y profundizando”, sostiene Camilo Gómez Montero.
Leslie Tomas Miller Ramos-Suárez
30/12/2014 en 6:53
Celebro la rehabilitación de la memoria de Andresito por los correntinos y los argentinos en general, y pido a quienes dan noticias sobre este tema y otros relacionados con Artigas y la Liga de los Pueblos Libres que no aprovechen para mezclarlas con hechos ocurridos dos generaciones después con personas como Mitre y Vicente Fidel López, en circunstancias muy distintas. Obsérvese que los contemporáneos de las luchas de Artigas y Andresito eran otros como el general Belgrano, San Martín y Alvear, estos dos últimos procedentes de la guerra de la Independencia española de 1808-1814 contra el tirano Napoleón, en la que lucharon codo con codo con soldados británicos al mando del duque de Wellington. Los próceres de las guerras de la independencia del cono sur respetaron a Artigas y a sus aliados guaraníes aunque tuvieron diferencias políticas como es normal. Y Artigas los respetó a ellos. San Martín fue bautizado en territorio uruguayo y se crió en una de las reducciones jesuitas donde estaba destacado su padre como militar español. Alvear ganó la batalla de Ituzaingó en territorio de las misiones orientales que selló la independencia del que ahora es Uruguay y contuvo las ambiciones imperiales de los Borbones portugueses. Hay tanta cosa interesante que podrían analizar si los cronistas dejaran por un momento de lado sus prejuicios contra los liberales…
Camilo Gómez Montero
31/12/2014 en 20:20
Leslie: contesto desde la Provincia de Corrientes antes que todo agradeciéndole sus respetos hacia una recuperación histórica como ha sido y es la de la memoria de Andres Guacurarí Artigas.
Sin embargo, permítame discrepar con sus afirmaciones finales:
El autor de esta nota no realiza ninguna interpretación con respecto a Mitre y a Vicente Fidel López. Son ellos los que en su propia correspondencia se refieren a Artigas: “Usted y yo hemos enterrado históricamente al Artiguismo” le dice López a Mitre. La frase no parece tener otra interpretación que la que sus propios autores le ha querido dar: “Enterrar”, según el diccionario español es: Poner debajo de la tierra – Sepultar – Hacer desaparecer una cosa – Relegar al olvido proyectos, ilusiones, negocios –
Sabemos, desde luego, que ni Mitre ni López (ilustrados si los había en aquella época) iban a andar errándole a la terminología, como tampoco a sus acciones, que no se han destacado precisamente, por una accionar Federal como el que defendiera Don José Artigas.
Y en cuanto a Alvear, es verdad que batalló junto a San Martín en las guerras europeas, y que fue el mismo barco el que los depositó en Buenos Aires. También se sabe que en un primer momento compartieron sueños hasta que Alvear demostró ser quien fue, y San Martín lo contó hasta el final de sus días entre sus peores enemigos (junto con Rivadavia) debido a que, por ejemplo, era quien detallaba a las coronas europeas con cuántos hombres, armas, cañones y caballos contaban los ejércitos Sanmartinianos y Artiguistas, es decir, lisa y llanamente un traidor a los ejércitos patriotas y populares que prefería que fueran derrotados por los enemigos imperiales de la Patria naciente. De hecho les daba la información que, como usted sabe, es esencial en cualquier guerra…
Como le decía al comienzo, gracias por sus primeras líneas y permítame discrepar, enteramente, con el final de sus apreciaciones.
Un saludo.-