PatLa imputación de un crimen a cuatro efectivos de la flamante Policía de Acción Táctica (PAT), que vino a reemplazar a Gendarmería, puso en duda la formación de los agentes. El abogado defensor de uno de ellos dijo que no había aprobado el curso de tiro. Giustiniani coincide en la falta de capacitación. Y Bonfatti profetizó el hecho.

El joven de 25 años vestido de uniforme policial y con uso legítimo de arma de fuego al que le dictaron prisión preventiva por el asesinato de Jonatan Herrera, ocurrido el 4 de enero en barrio Tablada de Rosario, había egresado como cadete del Instituto de Seguridad Pública (Isep) en diciembre pasado, luego de cursar durante ocho meses el primer año de la carrera de Técnico Superior en Seguridad Pública y Ciudadana. En la audiencia imputativa celebrada en Tribunales por el homicidio de Herrera, baleado por efectivos de la Policía de Acción Táctica (PAT) luego de un tiroteo entre el Comando Radioeléctrico y un ratero que ya había caído herido, el abogado defensor del policía acusado afirmó que “ni siquiera había terminado el curso de tiro” y que los nuevos cadetes están “mal formados” ya que poseen una “instrucción precaria” comprimida en un semestre. El propio senador nacional socialista, Rubén Giustiniani, coincidió con el abogado del policía imputado por homicidio al asegurar que “las fuerzas provinciales aún no están plenamente capacitadas”. El caso muestra la peor cara del apuro oficial por reemplazar a la Gendarmería en Rosario y socava desde el vamos las esperanzas ciudadanas sobre “la nueva policía” santafesina. El 5 de diciembre, durante la ceremonia de egreso de los flamantes uniformados, el gobernador Antonio Bonfatti tuvo palabras proféticas sobre lo que sucedería casi un mes después.

Sin voz de alto

El caso Herrera tuvo bastante difusión estos días. En síntesis, el chico estaba lavando su auto la tarde del domingo 4 de enero en inmediaciones de Ayacucho y bulevar Seguí, cuando lo alertó el zumbido del fuego cruzado entre un chico que había robado una juguetería y efectivos del Comando Radioeléctrico que lo perseguían.

Según la investigación judicial, a cargo del fiscal Adrián Spelta, la persecución culminó cuando los agentes del Comando hirieron al asaltante que escapaba en moto. Sin embargo, cuatro policías de la flamante PAT que habían descendido de un colectivo de la línea 133 se sumaron a la persecución y comenzaron a disparar contra un chico que al escuchar los tiros se escondió entre unos tachos azules y un árbol. Jonatan Herrera, que había ingresado a trabajar en Falabella hacía poco tiempo, recibió un tiro en la cabeza, otro en el tórax y un tercero en la pierna.

Los cuatro integrantes de la Policía de Acción Táctica quedaron imputados por el crimen. En la audiencia del 13 de enero en Tribunales, el fiscal Spelta solicitó la prisión preventiva sin plazo para los cuatro. A uno de ellos, de 25 años, le endilgó homicidio calificado por abuso de función (por tratarse de un policía) y a los tres restantes la misma figura pero en grado de tentativa.

De acuerdo a la investigación, los cuatro dispararon contra el asustado Herrera, pero hasta el momento sólo se pudo comprobar que el arma de uno de ellos fue la que lo hirió de muerte.

La pena en expectativa por el delito de homicidio va de 8 a 25 años. La máxima coincide con la edad del joven cadete egresado de apuro hace poco más de un mes ante el inminente retiro de la Gendarmería de suelo santafesino.

Instrucción precaria

El primero en alertar acerca de las condiciones en que los nuevos cadetes salen a la calle fue el Romeo Teófilo Díaz Duarte, un abogado santafesino que defiende a los cuatro efectivos de la PAT acusados por el homicidio de Herrera.

“Estos chicos con una instrucción de seis meses, con uniforme puestos y en la calle, con armas reglamentarias, me parece lamentable”, dijo el abogado.

“Esto no es culpa de ellos. El gobierno provincial es quien da la pauta de la formación de sus agentes”, añadió en diálogo con LT8.

“Lo que le pedí al juez en la audiencia –dijo el abogado- es que una instrucción que necesita mínimamente dos años para tener la formación básica, ahora se hace con cursos acelerados de seis meses. En el banquillo de los acusados no deberían estar estos chicos sino algunos funcionarios”.

Díaz Duarte sostuvo ante la Justicia que al menos uno de los cuatro PAT acusados por el homicidio del joven de zona sur “ni siquiera había culminado el curso de tiro”. Según el abogado, “estaba enfermo y no lo pudo rendir”.

De todos modos, los que sí lo rindieron y lo aprobaron no están para francotiradores. “Aparte –afirmó Díaz Duarte- los que lo hicieron habrán efectuado cuatro o cinco disparos en su vida”.

Vale aclarar en ese punto que el defensor de los policías procura mejorar la situación procesal de sus clientes, para eso le pagan. Plantear que no estaban bien formados para la tarea encomendada posiblemente busque convertir en culposo el delito que el fiscal calificó como doloso. Es decir, con intención de hacerlo, en este caso por irresponsabilidad, según planteó Spelta, atento a que dispararon contra un joven desarmado que se escondía de los tiros y sin dar la voz de alto.

Como sea, el caso muestra la escasa capacidad de la nueva policía, la que venía a reemplazar para bien a la vieja fuerza, presuntamente corroída por la corrupción y la complicidad con el delito que debía perseguir.

Parte del problema

Una voz del oficialismo coincidió con el diagnóstico del abogado de los policías. Fue la del senador Rubén Giustiniani, del Partido Socialista, quien afirmó que “las fuerzas (de seguridad) provinciales aún no están plenamente capacitadas”. Lo experimentó la familia Herrera, de la peor manera posible.

“Nosotros necesitamos la Gendarmería con mayor despliegue en la provincia. Sigo haciendo las gestiones pertinentes en la comisión bicameral del Congreso, también estoy haciendo gestiones ante el gobierno nacional”, dijo esta semana Giustiniani, a coro con otros actores que reclamaron el regreso de las fuerzas federales a las calles rosarinas.

Para el senador socialista “fue un error grave retirar la Gendarmería porque los objetivos que se plantearon cuando llegó esa fuerza federal claramente no están cumplidos”.

Y avanzó con contundencia: “La Gendarmería es irreemplazable, porque la policía ha sido parte del problema al tener vínculos con el narcotráfico”. Ni un opositor al gobierno de Antonio Bonfatti lo hubiese dicho con tanta claridad.

Profecías

El 5 de diciembre pasado, durante el acto de egreso de 900 cadetes policiales del Instituto de Seguridad Pública (Isep), el gobernador Bonfatti profetizó sobre lo que lamentablemente ocurrió con Herrera.

En su discurso, el mandatario remarcó por un lado las expectativas sociales que recaen sobre los nuevos efectivos, y enfatizó sobre la actitud y aptitud que deben tener los policías.

“No se debe confundir aptitud con actitud. La aptitud se aprende en un libro, en un polígono de tiro, en el ejercicio diario de la profesión policial”, sostuvo Bonfatti.

“En cambio –continuó-, la actitud tiene que ver con lo que hace cada uno, con el comportamiento, la presencia, el respeto a las leyes y los reglamentos, al ciudadano, la atención permanente puesta en el otro y en lo que pasa en la calle”.

En el caso Herrera tal vez hayan convergido las carencias de ambas virtudes, la actitud y la aptitud. La Justicia lo dirá.

Aquella tarde, junto al ministro de Seguridad Raúl Lamberto y el titular del Isep, Aniceto Morán, Bonfatti dijo que “todos somos conscientes de la complejidad del momento en que vivimos y los santafesinos esperan mucho de ustedes”.

El titular de la Casa Gris subrayó las expectativas que a su entender existían sobre esos chicos formados de apuro. “Tienen esperanzas en que las cosas vayan mejorando y por eso encaramos una profunda transformación de la policía provincial, pero también impulsamos una profunda transformación de la forma en que nos relacionamos y convivimos como integrantes de un sociedad”.

Por último, les pidió a los jóvenes egresados que muestren lo que en el caso Herrera falló. “Demostremos que los jóvenes que egresan de este Instituto de Seguridad Pública tienen aptitud y actitud, y que están dispuestos a seguir cambiando para bien a la Policía de la provincia de Santa Fe”.

Artículo publicado en la edición de este sábado del semanario El Eslabón.

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