Foto: periódico Carta Abierta de Calafate.
Los investigadores que trabajan en la zona. | Foto: periódico Carta Abierta de Calafate.

“El jueves encontramos restos óseos humanos al excavar en la estancia La Anita, ahora hay que confirmar si son de alguno de los 1500 peones fusilados y arrojados a fosas comunes por tropas nacionales durante la huelga realiza de 1921 en Santa Cruz”, dice Luis Milton Ibarra Philemon, desde Calafate.

“En 2014 se hicieron prospecciones en varios sitios, usamos un georadar y detector de metales. Vimos la posiblidad de hallazgos, y ya habíamos encontrando una cruz», dice el investigador, que acopió durante años documentos, fotos y relatos sobre el tema, desde la Comisión por la Memoria de las Huelgas de 1921

Las fosas comunes se halla sobre la ruta provincial 15, a 40 kilómetros de El Calafate. Ibarra Philemon, también director del Archivo Histórico de la ciudad, indica que la masacre fue realizada por ejército, enviado por el gobierno de Hipólito Yrigoyen.

Los fusilamientos, investigados y relatados en “La Patagonia Rebelde”, del escritor y periodista Osvaldo Bayer, se desataron cuando cientos de peones rurales y trabajadores de ciudades como Río Gallegos, Puerto Deseado y San Julíán reclamaban desde sus organizaciones (gremiales, socialistas y anarquistas), mejores salarios y condiciones de vida en las grandes estancias (como La Anita, de la familia Braun Menénez) y prósperos negocios acaudalados patrones. En el conflicto también intervino la embajada británica, ya varios de sus súbditos tenían latifundios en el sur.

Preservación de la memoria

Desde 2006, la Comisión trabaja en la preservación de la memoria de la matanza, cuida el lugar donde se halla un monolito levantado en 1996, investigan documentos y realizan actos en su memoria. Tras difundir el tema e insistir ante autoridades nacionales y provinciales, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral empezó, junto a la comisión a investigar y cavar en la zona.

En tanto, Patricio Iacaruso, de la estancia La Anita, quien se reúne con los investigadores y el municipio, declaró que la firma cederá el predio donde se hallaron los restos para que sea un sitio público que recuerde la memoria de los caídos.

“Ese sitio había sido descatado, pero yo tenía testimonios y datos de que podría hallarse algo ahí”, dice Ibarra Philemon, un comprometido militante de la memoria que atesora documentos, fotografías y relatos sobre el suceso. Carta Abierta, periódico de Calafate, publicó fotos de los hallazgos.

En la búsqueda trabajaron Juan Bautista Belardi, Alejandro Sunico, Flavia Carballo Marina, Ibarra Philemon, Ramón Torres Molina (director del Archivo Nacional de la Memoria) y Carlos Cobelo, de la comisión calafatense.

“Ahora se realizará el estudio de los restos y se elevará un informe. También tienen materiales para datar, como restos de maderas. Ellos decidirán como seguimos”, dice Ibarra Philemon.

Sobre la identidad de los fusilados, el investigador y colaborador de Bayer, el médico comodorense Roberto Suárez Samper, señalaba en una nota de 2008: «Empleaban peones sin familia para ahorrar, muchos ni tenían documentos y en el caso de los chilenos la mayoría no sabía leer y había perdido contacto con sus parientes. Por esa razón se estima que no hubo reclamos de los familiares por los fusilados, lo que permitiría abrir causas por los crímenes. Sólo se hallaron algunos parientes».

«Los restos hallados no eran de un único cuerpo», dice Ibarra Philemon. «Aparecieron en distintos lugares y a distintas profundidades. “A 10 metros algunos, a medio metro una vértebra y a unos 80 centímetros hallé un fragmento de costilla”, relata. Sobre la profundidad en la que estaban, señala que “a un metro y 7 centímetros, y de ahí para abajo”.

“Busqué cerca de un montón de piedras que no estaban colocadas en forma natural. Tras quitar las rocas y palear, a medio metro apareció una vértebra, se la llevé a los arqueólogos, la guardaron y seguí buscando hasta chocar con una piedra, entonces hallé pedacitos de madera y huesos, también encontré el fragmento de una costilla, y un bulto que al limpiarlo se ve que era una órbita ocular”. recuerda emocionado el hombre que desde hace años milita por la memoria de esos fusilados.

«Los arqueólogos, limpiaron el lugar, despejaron la tierra y sacaron muestras , hasta que descubrimos algo que era una nariz. Entonces se dio por terminado el trabajo, para seguir luego con el análisis. Ahora hay mucho por hacer, esto recién comienza”, sostiene Ibarra Philemon, quien tambiés es director del Archivo Histórico del Calafate.

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