Del Sel

Los últimos tiempos electorales parecen traer vientos de cambio, como cantaban los Scorpions en los noventa, sólo que no está muy claro de dónde vienen, para qué lado soplan o si son la contratara de aquel hit. ¿En qué escenario se dan estas ráfagas? En el de una densidad política en franco ascenso. Recuperado de la anemia infligida por el liberalismo de aquella década, el menester político exhibe hoy una acción como un rayo que no cesa, un rango inapelable y una porfía de agua, avanzó y avanza buscando cauce.

No hay día en que la política no convoque, interpele, divida aguas o encienda ideas y ánimos. Se mete donde no la llaman, devela causas de lo cotidiano, abre candados de siete llaves y se empecina en ser la vía regia para organizar la vida común de los argentinos. Desaclopada del rol subsidiario que le asignaban los poderes fácticos, la política es una presencia tan fuerte como inquietante. ¿No será mucho? ¿Será todo? ¿Falta algo?

Densidad insoportable

Leyendo los resultados del pasado domingo y las encuestas a nivel nacional, daría la sensación de que para una parte de la población, esa robustez de la política resulta insoportable. Como al checo Milan Kundera, le resultaba la existencia cuando en 1984, escribió su famosa novela. Claro que parafrasearlo es poner en evidencia el abismo entre una y otra incomodidad.

Así, pareciera que cuánto mayor espesor y cuánto más claro es su rol de herramienta necesaria para el bien común, la política tendría más riesgo de cosechar indiferentes y detractores. Vínculo curioso, pero perceptible y harto interesante para indagar en su complejidad.

¿Quiénes seducen entonces a los espantados? Los que se postulan al menester político, aclarando que vienen de otros ámbitos, que llegan vírgenes de pactos y consensos, más aún, hasta desprestigiando la actividad a la que quieren incorporarse. Y pareciera que justamente, es en esta postura donde los indiferentes y detractores se reconocen, empatizan y ven allí la cuña que los puede insertar en el sistema, para transitar a salvo sus aguas turbulentas. Lo que se dice, una contradicción tan exorcizante como operativa.

Vengo a ofrecer mi corazón

“Si los políticos hicieran las cosas bien yo estaría haciendo un show, dos, porque mañana es feriado”, dijo Miguel Del Sel, la noche del domingo 19, obligando de paso a echar un vistazo al calendario no sea cosa que el triunfo que festejaba, hasta alcanzaba para cambiar el carácter del lunes. Así de grande era la alegría del hombre que, hasta el momento, se hizo de medio millón de votos santafesinos. Además, y flanqueado por Mauricio Macri y el Lole Reutemann, con dispensas, aseguró que con 40 años de escenario le “pasa el trapo” a los políticos a la hora de hacer contacto con la gente. Fiesta, diagnóstico, análisis y certezas. Para qué más. Poné música pibe, al final se trata de “que vivamos felices una vez por todas”.

Fuente: El Eslabón.

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