Global y de frontera. Querido puertas afuera y resistido al interior de estructuras jerárquicas anquilosadas. Un revolucionario en un sillón conservador, interlocutor válido de conflictos bravos a oriente y poniente. Así de dialéctica resulta la figura del Papa argentino para el periodista y analista político italiano, Massimo Franco que presentó en Rosario, su libro “El Vaticano según Francisco”, después de su participación en la Feria del Libro (Buenos Aires). La cita fue en el Consulado General de Italia, cuyo titular Giuseppe D’Agosto, calificó el análisis como “extraordinario e iluminador”.
Frente a una numerosa concurrencia, Franco, que colabora con el diario Corriere della Sera y otros medios, habló sobre su libro y matizó con anécdotas. “No es una biografía, es una mirada italiana y europea, un intento de analizar este pontificado en su significado geopolítico”, aclaró. Y dijo que al final de 2013 llego a la Argentina para “medir la diferencia cultural del catolicismo entre Latinoamérica y Europa”, buscando la clave para un ensayo profundo sobre los alcances estructurales que intenta hacer el ex cardenal Jorge Bergoglio.
“Francisco es un outsider vaticano y geopolítico, que ve el catolicismo con otros ojos, así se mueve en la Roma papal y en el mundo”, señaló. Y destacó que el carácter disruptivo de esa mirada no se configuró en un lugar cualquiera: en el sur del mundo, en Buenos Aires, una megalópolis que lo fogueó en fronteras de poder, en problemas inédito y en una realidad atravesada por las contradicciones, entre el nivel local y nacional, entre derechos individuales y colectivos y entre religiones diferentes.
Claro que justamente esos contrastes de trazo grueso que formaron las vivencias de Francisco, son los que dividen aguas con el statu quo vaticano, sostuvo Franco. Y habló de un lobby que se abismó ante un Papa “austral”, que no reconoce la división tradicional entre oriente y occidente, no comparte la ideología del siglo pasado y rechaza la idea de un nuevo conflictos entre Europa y Estados Unidos y Rusia. Pero además, desoye las carreras tradicionales del Vaticano. La resistencia, por ahora sólo señales, al modelo latinoamericano que intenta globalizar y el miedo a que altere la estructura tradicional de la Iglesia, no tardó.
“Francisco es visto como un facilitador, un mediador en conflictos profundos. Protagonista de un nuevo Vaticano y un estratega de política exterior para países como Siria, Cuba, Estados Unidos y Rusia”, afirmó. Y dijo que al Papa se lo considera neutral, ya no un agente de occidente y esto representa un cambio de época. Cambios que la curia tradicional, espera que sean efímeros.
Resistencia
El postulado físico se cumple una vez más, mientras conquista el mundo, hay un lobby vaticano que le es esquivo, más, que le opone una fuerza de sentido contrario a la que despliega. “Francisco resultará vencedor si gana también en la capital del catolicismo, sino la Iglesia habrá perdido una gran ocasión para renovarse de raíz”, acuñó el periodista. Y explicó que el fue el Conclave que lo eligió en 2013, el que decidió por un outsider geopolítico y vaticano: la verdadera novedad no es que sea argentino, hay latinoamericanos orgánicos de la curia, sino que Bergoglio está fuera de ése poder. Su elección fue el triunfo de las Américas contra Europa e Italia.
Es en este marco que Franco resignifica la opción del Papa de vivir en Casa Santa Marta, un antiguo lazareto, que el libro revela en extenso, con antiguos archivos sobre el lugar. ¿Aislado o libre? “Una decisión de ruptura, pero de libertad, no de miedo”, explicó. Aunque admitió que después de dos años, la ambigüedad está pendiente. “No se comprende si Santa Marta es la plataforma de la que Francisco parte para conquistar el poder paso a paso en el Vaticano, o la trinchera de un Papa agobiado de enemigos de la curia y cada vez más aislado”, sintetizó.
Para Franco está claro que “Francisco ya ganó en el mundo, en dos años la imagen de la Iglesia Católica, antes destrozada por los escándalos financieros del Banco Vaticano, el Vatileaks y la pedofilia, algo cambió”, comentó.
Gatopardismo
“Un Papa aplaudido en el mundo, pero mirado con desconfianza por los eclesiásticos, Francisco y la gente, y en el medio, de vez en cuando, hasta parece que no hay nada más”, añadió Franco a la lista de paradojas, quizás la más densa. “Enfrenta un lobby gatopardista de status quo” y también confrontó un núcleo sensible: hasta qué punto el Papa acepta ayuda y si resultarán operativas sus reformas, más aún, sus “cambios de época” para la Iglesia.
¿A qué intereses responde el lobby? “Es una mezcla de poder económico y geopolítica; con sus críticas al capitalismo salvaje el Papa no es amado por los ambientes económicos y su mirada social está confundida de manera maliciosa con una inversión doctrinaria que no es real; tienden a verlo como liberal, pero no es verdad, sólo cambió la mirada sobre los problemas, pero es ortodoxo en los principios”, evaluó.
Después de escuchar la extensa alocución del investigador italiano, pide pista una coincidencia impensada. El libro remonta un eje que años atrás presintió el escritor uruguayo Mario Benedetti y que Franco descubre y densifica, como articulador de una contradicción que quiere ser transformadora. Francisco, cuervo fanático y amigo de los curas villeros, tal vez ayude a “lo que era un imposible, que todo el mundo sepa, que el Sur también existe”.
Modelo argentino
“En Roma y en Europa muy pocos comprenden la teología del pueblo del Papa Francisco, la confunden con la Teología de la Liberación y es lo contrario”, afirmó Massimo Franco. Y dijo que la primera es una lectura de la segunda pero sin comunismo ni influencia marxista. “Es una solución interclasista, muy argentina, al problema de la relación entre la Iglesia y las clases sociales”, detalló.
Las ligas locales y el Papa
¿Cree que al fin se abrirán los archivos de la dictadura? preguntó El Eslabón a Massimo Franco y la respuesta fue categórica: “sí, pienso que sí”. Días atrás, la presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Lita Boitano y después de una reunión en la Santa Sede, dijo que el Vaticano habría decidido abrir los archivos y que la tarea “estaba avanzada”. Según Franco, “el Papa influye mucho en la política argentina, hay relación continua, se envían reportes y quiere que el país no viva traumas, las relaciones con la presidenta Cristina Kirchner están muy diplomatizadas y no encontré ningún rechazo hacia esta apertura”, comentó.
Fuente: El Eslabón.