Los ediles electos Juan Monteverde, Eduardo Toniolli y Celeste Lepratti opinan sobre la etapa que se avecina en el Palacio Vasallo, con fuerte presencia de un perfil que podría llamarse de izquierda.
En las recientes elecciones generales el Concejo puso en juego 15 bancas, 4 de las cuales se anexarán en diciembre a las 24 que hoy tiene el cuerpo. Cinco de los electos renovaron sus mandatos, los diez restantes debutan como ediles. Si cada bloque político tuviera bancas de un color, el resultado sería un recinto con aire juvenil y policromático, claro, sin exagerar ninguna de las dos categorías, pero que habrá de todo, eso seguro. Por lo pronto la doxa ya imagina un Legislativo con una fuerte impronta de izquierda. El tiempo y la reflexión, podrán dar cuenta del supuesto.
“¿Cuál es la disyuntiva ahora? ¿Queremos ser la izquierda o las mayorías sociales? No nos interesa ser la izquierda, queremos ser las mayorías”, acuñó Juan Monteverde, concejal electo junto a Pedro Salinas y Caren Tepp, por el Frente para la Ciudad Futura, una confluencia de los movimientos sociales Giros y el Movimiento 26 de Junio que se alzó con unos 90 mil votos. Y completó la idea con lo que considera la esencia del trabajo que realizan: un nuevo hacer político.
Para Monteverde no se trata de rótulos sino de horizontes, más aún, de uno bien definido: “La construcción del socialismo del siglo XXl, que recoge lo mejor de un montón de tradiciones políticas”. En su opinión, el método de construcción es lo que divide aguas de las llamadas izquierdas tradicionales: “No describimos lo injusto, nos organizamos para romperlo”, enfatizó. Y dijo que sin pruritos quieren discutir con las mayorías porque en tanto revolucionarios quieren transformar la realidad que, justamente, padecen las mayorías.
“Hay que transformar la realidad para y con las mayorías, no con un grupo de iluminados que venga a resolver”, sostuvo Monteverde en su intento por desmontar el friso en el que el sentido común ubica a la izquierda. “Por un lado los valores en los que todos estamos de acuerdo, pero a la hora de la prácticas, nosotros no relatamos la realidad, hacemos”, sostuvo; y dijo que esa dicotomía es una discusión saldada en el Frente que integra.
Desde el Frente Social y Popular (FSyP), que con 31 mil votos estará representado en el Concejo, Celeste Lepratti fija posición. “La izquierda a que pertenezco es fundamentalmente expresión de los movimientos y las organizaciones sociales que vienen desarrollando diversos trabajos de base en la ciudad”, enunció.
Y dijo que se trata de una izquierda que no se cansará de denunciar las inmensas injusticias que vive nuestro pueblo pero que hace años trabaja por generar nuevos caminos. “Además somos el frente de izquierda más amplio del país; a pesar de pertenecer a diversos espacios tenemos la grandeza de unirnos a partir de lo común para trabajar esas ideas”, explicó la hermana del luchador social Claudio “Pocho” Lepratti, asesinado durante la represión de 2001.
Monteverde también refiere al 2001, un Rubicón cuando se lee el pasado desde lo social, y ubica la fecha como génesis en la configuración política de lo que Ciudad Futura “significó en términos de ruptura, de crisis de los partidos tradicionales”. Y repasa aquel contexto de movimientos latinoamericanos como los Sin Tierra de Brasil, el Zapatismo en México y el surgimiento de gobiernos que en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina, comenzaron a plasmar en mayorías el ideario confinado a sectores minoritarios.
“La clave de todos esos procesos es la heterogeneidad, ningún proceso es igual a otro. Pero todos tienen algo en común, son nuevos instrumentos políticos”, argumentó el portavoz de lo que se considera la mayor sorpresa de las elecciones y que en diciembre de 2010 logró interesar a la entonces concejala Mariana Alonso. Con el apoyo de todos los bloques, excepto Jorge Boasso y el PRO, se aprobó Ya Basta, la ordenanza que puso fin a la construcción de barrios cerrados en Rosario.
No es un consenso cualquiera
Ese es justamente el aire nuevo que recorrerá los pasillos del Palacio Vasallo a partir de diciembre. Para el diputado Eduardo Toniolli, uno de los tres concejales electos por el Frente Justicialista para la Victoria (FJPV) con más de 77 mil votos, lo heterogéneo en la nueva configuración será ocasión de convergencia, con algunas reservas. “Acordaremos con todos aquellos con los que podamos acordar una mirada que implica generar una ciudad menos desigual, donde se pueda incorporar a la vida económica, social y a la participación, a los amplios sectores de la población”, explicó el legislador.
Y dijo que esa será siempre la convicción de máxima más allá de cualquier identificación. “Me interesan poco los rótulos, conversaremos con todos aquellos con los que podamos coincidir en la mirada sobre política públicas. El Concejo, como todos los legislativos, son ámbitos donde hay que charlar con otros actores”, comentó Toniolli.
“Me parece que hay una buena cantidad de sectores con los que podamos compartir la crítica sobre el modelo vigente en Rosario y no sólo quién toma las decisiones, en ese sentido no tenemos prejuicio, pero no creo que sea ni con el Frente Progresista ni con el PRO”, anticipó sobre la postal del día después del 10 de diciembre, cuando los electos se sienten en sus bancas.
Para Lepratti, la alineación será “con quienes entendamos que quieren defender lo mismo que nosotros”, aseguró. Y analizó el voto de quienes el FSyP hasta una banca “de diversas fuerzas, que conservan las banderas del radicalismo, socialismo y peronismo, así como fomentamos la unidad de la izquierda, apuntamos a unir a quienes priorizan a los pibes en los barrios, a los trabajadores y a las mujeres. La nueva conformación del Concejo, habilitará mayores debates, eso siempre es enriquecedor”, argumentó.
De una convergencia similar, habló también Monteverde, “crear una nueva mayoría social de gente que está afuera, no importa los partidos pero no será una ensalada que se sientan a una mesa, sino coincidir en sacar los debates a la calle, organizar a la sociedad, la democracia se basa en la condición de que la gente común puede hacer cosas fuera de lo común, Ciudad Futura es eso”, relató y excluyó de la lista al PRO.
“Me preguntan por el consenso en un Concejo tan repartido, y digo si o no, depende, hay cosas con las que no se puede acordar, nosotros tenemos una visión crítica del sistema de transporte, es difícil que aportemos para abonar con algo que estamos en total desacuerdo porque es una espiral descendente hacia su destrucción”, citó Toniolli a modo de ejemplo. Y fue categórico “hay debates que no tienen punto medio para el consenso”.
Un dato fuerte, como para tomar nota. Igual de contundente que el planteo de Monteverde. “La clave es cómo se negocia, la lógica hegemónica es el toma y daca de la política, la que dice te voto algo y me das tres plantas permanente, eso es armar estructuras con prebendas, nosotros no lo necesitamos porque afuera del Concejo tenemos el movimiento organizado, esa es la garantía de no burocratizarnos y convertirnos en lo que criticamos, que es algo siempre latente”, enfatizó.
Camino al andar
En las últimas décadas, hubo varias bancas que podrían atribuirse a diferentes matices de izquierda. Entre ellos, el que se conoció como concejal trosko, Luis Cuello, del Movimiento al Socialismo (MAS) y sobreviviente del centro clandestino detención que funcionó en el Servicio de Informaciones. Los ediles que coexistieron con él, recuerdan que pasaba horas en las puertas de las fábricas; era la década del 90. Una década antes, en 1983, pasó por el Concejo, con ese perfil, el representante del Partido Intransigente (PI), Miguel Angel Augsburger.
Silvia Fernández León, concejala desde 1991 a 1995 por el Partido Socialista Democrático, dijo que los aliados de su bloque no dudaban en tildarla de “zurda” y que no la acompañaron en una cantidad de proyectos, los que sólo llevaban dos firmas, la de Cuello y la propia.
En 1991 comenzó a gestionar la vacuna cubana contra la meningitis y topó varias veces con tosca, aún en puertas como la de Hermes Binner que según sus palabras no acompañó desde su rol en la Secretaría de Salud pero luego en una campaña electoral se atribuyó la idea.
“Se aprobó dos años después, en el medio me comí un atentado, cuando me tiraron un auto encima, a contramano, en Sarmiento y Catamarca, me salvé por un zaguán”, relató. La pelea desde su banca dio sus frutos, campaña masiva y gratuita para 230 mil niños y Rosario única en el país.
“Ahora la intendenta Mónica Fein reivindicó la figura del Che, pero pasaron 14 años, desde 1992, hasta que el socialismo autorizó la placa para señalizar la casa donde nació, y eso salió con una votación nominal muy ajustada, cuando ingresé una resolución apurando el tema”, contó Fernández León.
Y comentó que la iniciativa de presupuesto participativo le correspondió al edil por el Socialismo Auténtico Alberto Cortés (2001/2005 y 2009/2013), a quien acompañó con la firma cuando ingresó el proyecto en 1999 y que durmió en el escritorio de Angel Sciara. “Aún no era concejal y Cortés recorría en auto las vecinales, con un televisor y una video para mostrar en qué consistía el presupuesto participativo”, recordó.
Fernández León no pasó por alto la oportunidad de hacer un apunte al respecto. “El objeto se desvirtuó y llegó a ser una herramienta donde se direccionan los temas, hasta tal punto que desde hace unos años, en sectores con necesidades impresionantes en calles de tierra, zanjas y falta de colectivo, votan por talleres de plástica”, analizó con suspicacia. La misma que despiertan los proyectos cuando tocan intereses, el punto justo donde surgen los rótulos.
Publicado en El Eslabón