No pasa un día sin que alguien se siente en la barranca de Moreno y el río. No pasa un fin de semana sin que esa barranca, con vista excepcional al Paraná, esté colmada de mate y guitarra. Pocos saben, sin embargo, que la barranca es también –o lo intenta– un paseo comestible. Los vecinos y habitués del lugar llevan tiempo impulsando una huerta pública y colectiva, a través de jornadas completas de trabajo del suelo y plantación de distintas especies vegetales. Uno de esos encuentros será este domingo, a partir de las 12. La actividad es abierta al público y está organizada por el colectivo Huertarteando, con apoyo de la cooperativa Mercado Solidario, el taller Soluciones Tecnológicas Sostenibles, la Feria del Libro Independiente y Autogestiva, y diversas instituciones vinculadas con la salud y agroecología.
Alejandro miembro del colectivo Huertarteando, cuenta que el paseo comestible arrancó con una persona: Isabel, una vecina, totalmente anónima, que plantó varios cítricos, hinojos y malvones en la barranca. La siguieron, con la misma lógica, Ariel y Marcelo, también apasionados por la huerta. Y hace poco más de un año y medio llegó a Moreno y el río Huertarteando. La idea de este grupo de personas era, y es, agrandar el espacio comestible y darle visibilidad desde distintas prácticas audiovisuales. “Estamos convencidos de que si no existiese la huerta en la barranca, ya habrían edificado algún bar, parador o mirador lleno de cemento. No existiría el cañaveral, ni los árboles nativos, ni los pájaros, ni mucho menos la gente sentada sobre el pasto”, cuenta Alejandro. “También estamos convencidos de que no es tan complicado expulsar a unas pocas personas involucradas en la preservación del espacio. Por eso los eventos, por eso las siembras y la plantada masiva de árboles. Necesitamos el apoyo de la sociedad, su simple presencia deja en evidencia el deseo de que la huerta y todos los árboles sigan existiendo y de que en los próximos años tengamos un verdadero Paseo Comestible para disfrutar en familia, con amigos, en pareja o solos. El espacio es totalmente libre a todo aquel que sepa cuidarlo y apreciarlo”.
La primera actividad masiva en el Paseo Comestible fue en agosto de 2014. Un año y medio después, el espacio sigue en pie. Faltan algunas plantas, algunos árboles –unos se secaron, otros se los robaron–, faltan carteles. Los impulsores de la idea, sin embargo, insisten. Y aseguran que ahora la convocatoria tiene un plus. “Sumamos experiencia: aprendimos sobre el suelo, las plantas, la biodiversidad. Y aprendimos a ser más organizados y generar vínculos con otros colectivos, agrupaciones y cooperativas”, explica Alejandro. En base a aprendizaje, este año se propone una plantada sólo de árboles masivos, porque en la zona no hay agua para riego, lo que dificulta cultivar vegetales y hortalizas. Las reuniones con la Municipalidad ya se están llevando adelante, con la idea de instalar un bebedero en las proximidades y con eso, la posibilidad de instalar una manguera y disponer del agua necesaria.
La motivación para seguir insistiendo con la posibilidad de una huerta pública, colectiva y agroecológica está también en ver la reacción de los transeúntes al encontrársela. Porque si bien algunos se llevaron árboles y carteles, son los menos. “Hay algo que germina en las personas que se acercan a la huerta”, rescata Alejandro. Para él, el mayor impacto se genera en las familias. Y describe: muecas, miradas incrédulas, gestos, ojos brillosos de los que descubren las huertas y también de quienes las re-descubren. “Lo primero que nos preguntan es si no tenemos miedo a que rompan el lugar o roben la comida que crece. Nosotros respondemos, como un coro, que no”.
Ferias, bandas y proyecciones
La actividad del domingo estará acompañada por distintas cooperativas, emprendimientos y expresiones artísticas. Entre los emprendimientos estará el Movimiento Cajonardi, vendiendo cerveza artesanal; los panes elaborados de Pandicho; la cooperativa Mercado Solidario; miembros de la red de huerteros de la ciudad. También habrá una feria de libros independientes, una exposición del grupo EcoAlimentate y una muestra del Taller Soluciones Tecnológicas Sostenibles (STS). Parte de la escuela de capoeira Terreiro Mandinga de Angola de Rosario participará con tambores y danza afro.
Cerca de las 20hs se proyectarán realizaciones audiovisuales de estudiantes de la Escuela de Cine y Televisión de Rosario, estudiantes de la Escuela Municipal de Animaciones y realizadores autodidactas, con el fin de abrir charlas-debate entre cada material.
¿Qué llevar?
La actividad propuesta para el domingo comenzará a las 12. La jornada fue planificada para toda la familia, por lo tanto no es necesario tener conocimientos previos en Agricultura Urbana o Permacultura. Aquellos que quieran aportar, pueden hacerlo. Preferentemente con árboles frutales, también semillas, plantas aromáticas y florales. También se necesitará: bosta de caballo, vaca, conejo, gallina; cenizas de todo tipo (ayuda a balancear el PH del suelo), podas de pasto seco (retiene la humedad), compost, lombrices, carbón y muchos cd’s viejos.
Se puede colaborar llevando, además, adornos para la huerta y los árboles, pinturas vinílicas, acrílicas, témperas, barnices, etcétera. Parte del colectivo invitará a las personas a hacer una intervención con pinturas, dándole color a las barandas de la barranca y al pintado de carteles.
Fuente: El Eslabón