Define al Concejo como “un cuerpo colegiado donde las decisiones son por mayoría” y por eso reivindica “el acuerdo como herramienta”. Lleva 16 años como edila, está orgullosa de su rol y del corolario de la presidencia que tendrá, asegura, una impronta de género. Su norte es Raúl Alfonsín, y piensa que el radicalismo debe volver a ser un proyecto nacional de cuño propio y derramar sobre instancias ajenas. El colorido político de 2016 no la asusta, habrá temas bravos pero piensa arremangarse para dialogar. Por el momento, pasa horas enteras en el Palacio Vasallo.
—¿Es la primera presidenta del Concejo?
—Sí, es la primera vez que el Concejo Municipal decide que una mujer conduzca el pleno. Hubo dos concejalas anteriores, Luisa Doni y Marta Sánchez, que hicieron reemplazos por unos días. Y también es la primera vez que Rosario tiene a dos mujeres al frente de los dos cargos más importantes de la ciudad: la intendencia y la presidencia del Concejo.
—Esta situación permite pensar en alguna impronta…
—La perspectiva de género, cuando la que la ejecuta es una mujer, obviamente se traslada al ámbito en el que la mujer se desarrolla. Nosotros tenemos todavía normas a nivel nacional que fueron hechas únicamente por varones y nos siguen perjudicando. Estando al frente del Concejo, la perspectiva de género tiene una implicancia fundamental en la toma de decisiones. Por ejemplo, en este momento en que vamos a realizar reformas edilicias, estamos pensando en una oficina para la lactancia materna, para los casos en que alguna trabajadora la necesite.
Y también la sensibilidad que tenemos, y el compromiso con esa sensibilidad, nos da la posibilidad de generar políticas que apunten a atender a sectores que en la Reforma Constitucional de 1994 están incorporados, como son las personas con discapacidad y tercera edad. Para eso estamos trabajando en la accesibilidad al segundo piso del Palacio Vasallo y de la sala de sesiones. Así que creo que sí, la condición de mujer derrama en la toma de decisiones y eso es lo que estamos demostrando.
—¿Cómo se imagina el Concejo tan heterogéneo que va a presidir?
—Un Concejo con una gran pluralidad, con una diversificación política muy importante y con un gran número de bloques, por lo que será un año de mucho trabajo. Me imagino dialogando en forma permanente, por ejemplo estoy todavía aquí (es entrada la tarde) y acabo de tener reuniones con algunos bloques que vinieron a plantearme algunos temas.
La herramienta principal en un cuerpo colegiado es el diálogo, uno no ejecuta sino que tiene que aprender a conseguir consenso. Ese será mi trabajo: conversar permanentemente con todos para lograr consenso en torno a los grandes temas para la ciudad, sin que ninguno abandone su condición de opositor u oficialista.
Voy a solicitar a todos los concejales que demos un salto cualitativo, en términos políticos, cuando los temas tengan que ver con mejorar la calidad de vida de la gente. Ahí tenemos que estar juntos porque de eso se trata nuestra función, de eso se trata la política: una vez que llegás a la banca, trabajar para mejorar la vida de los ciudadanos.
—Está representado casi todo el arco ideológico este año…
—Sí, y fuerzas políticas nuevas que se han incorporado, así que será diferente a lo que era anteriormente. Igualmente, transitamos estos dos meses (de 2016) con mucho diálogo, con mucho debate en torno de algunos temas. Una muestra es la última sesión de diciembre del año pasado, sancionando todos los temas por unanimidad, salvo el del Parque España. Y cuando haya temas que no salgan, porque no hay consenso, que sea porque hay una convicción real de que no deben prosperar y no por cuestiones de mezquindad política. Esas prácticas hay que ir abandonándolas a más de 30 años de la recuperación de la democracia.
—Sobre los acuerdos políticos, la gente suele construir sentido negativo. A esa síntesis le dicen “rosca” peyorativamente…
—Se le puede decir concertación o acuerdo. Incluso hay una definición que dice que la política es el arte de la negociación. Además es lo que hacemos todos en la vida, cuando tenemos un examen tratamos de convencer al otro que uno estudió, o en la misma familia entre otros ejemplos. Lo que se trata de lograr, en el marco de la convivencia, es resultados positivos. La palabra “rosca” es peyorativa, y me molesta.
—Además de la coincidencia de género, hay línea directa con el Ejecutivo…
—Hay muy buena relación con la intendenta Mónica Fein, dialogamos hace muchos años, seguimos manteniendo esa relación y esto va a servir para poder acelerar los tiempos y los tratamientos de los temas, y para tener una relación en armonía que es necesaria entre el Cuerpo Colegiado de la ciudad y el Ejecutivo.
—A fin del año pasado hubo críticas sobre incumbencias del Concejo que pasaron al Ejecutivo…
—Lo que se trató fue de otorgar dinámica a temas que urgen como garantizar el servicio público cuyo componente principal es la tarifa.
Se votaron mecanismos para la tarifa de colectivos y el revalúo en la Tasa General de Inmuebles. Está en relación a un porcentaje del cinco por ciento, si el aumento es menor será automático pero si es mayor debe venir al Concejo para su tratamiento. Nosotros tenemos que avanzar en una reforma integral de la Carta Orgánica para modernizarnos como ciudad y poder estar a la altura de las circunstancias. Uno de los problemas que vamos a tener con el pliego del transporte es que la tarifa es política y no la que arroja el estudio de costo.
—¿Cuáles serán los temas que este año dividirán aguas?
—Hasta ahora, los temas que generan alguna diferencia son la nocturnidad, pero todos tienen proyectos que habrá que trabajar para consensuarlos. Y un tema que vendrá con fuerza es el del descanso dominical. También el vencimiento del estacionamiento medido, en abril, y estaremos monitoreando la apertura y el llamado a licitación del pliego del Transporte.
—En los dieciséis años que lleva como concejala, ¿hay algún momento que, por alguna razón, recuerde como trascendente?
—Hubo momentos difíciles de transitar, que a uno lo marcan, como cuando la gente se había enojado mucho con quienes ejercíamos la política en aquel 2001 famoso. Tuvimos que trabajar mucho por esa brecha. Hubo momentos en que las votaciones fueron muy complicadas, con barras insultando a los concejales. Las sesiones en los barrios están entre las experiencias enriquecedoras, que es uno de los temas que tenemos que tomar este año.
En lo personal, participe de Cuerpos muy diversos, con 42 concejales, otro con la mitad de sus miembros, o con muy pocas mujeres, sólo hubo dos años en que se cumplió el cupo, y nos dimos un trabajo muy importante en materia de género.
—Si tuviera que nombrar un referente político…
—Sin ninguna duda Raúl Alfonsín. Ha sido el dirigente que me convocó cuando tenía 15 años y ya salía a la calle a militar. Más allá de las críticas que le hacen por la economía, es el hombre que eligió la paz y la democracia, la defensa del Estado de Derecho, y que tuvo el coraje cívico por el juicio a las Juntas Militares. Tuve el honor de conocerlo en vida.
—Del radicalismo que te sedujo en la adolescencia a las versiones actuales del partido, pasó mucha agua bajo el puente…
—El radicalismo es un partido que está en crisis, eso se nota en la gran diversificación que tiene. Más allá de que a nivel nacional una convención determinó la conformación de Cambiemos, hay espacios del radicalismo que trabajaron con Sergio Massa, con el kirchnerismo, en Santa Fe en el Frente Progresista. Lo que se avizora es una pérdida de un proyecto nacional que nos obliga a hacer acuerdos con otros espacios políticos. El radicalismo puede y debería darse un proyecto propio, y volver a constituirse en alternativa electoral, pero para esto se requiere de una fuerte autocrítica, y de ponerse a trabajar pensando en la gente y no poniendo por encima intereses personales.
Fuente: El Eslabón
adhemar principiano
11/02/2016 en 0:40
El partido radical, dejo su existencia en la nueva conducion de Cambio, su estructura electoral es de Cambio. Los Yrigoyenistas, Alfonsinista y cualquier con otro con aspiraciones, pueden ir a buscar otro lugar.