El Imperio estadounidense es la mayor potencia militar del mundo. Ningún otro país supera sus gastos en armamentos. Gasta tres veces más que China y ocho veces más que Rusia. EEUU basa su hegemonía en la fuerza bruta, en el poder de fuego de su inigualable superioridad militar. Sus competidores están lejos, muy lejos todavía. EEUU posee unas 900 bases en todo el mundo, en países amigos. Sus bases rodean a China y a Rusia. En cambio, no hay bases chinas ni rusas alrededor del territorio estadounidense.
Además, todo el andamiaje económico de EEUU descansa en el complejo militar-industrial y de la defensa, inteligencia y vigilancia. La economía estadounidense depende de la fabricación y venta de armas, y de la tecnología e investigación de punta vinculada a las armas y el espionaje. Por eso, EEUU va a estar, siempre, involucrado en varias guerras al mismo tiempo, guerras eternas, interminables, que son un gran negocio para los que lucran a costa de la vida de millones de personas en todo el planeta.
A esto apuntó fundamentalmente el primer discurso del presidente de EEUU, Donald Trump, frente al Capitolio, al anunciar un aumento del presupuesto militar de 54 mil millones de dólares. En 2017, el Imperio gastó 615 mil millones de dólares en defensa y el nuevo mandatario, con su discurso agresivo y guerrerista, quiere ir por más.
Trump expresó cierta melancolía por otras etapas del Imperio y dio a conocer su deseo de que EEUU vuelva a ganar guerras. “Cuando yo era joven, todo el mundo decía EEUU jamás había perdido una guerra. ¿Lo recuerdan? Ahora, ya no ganamos ninguna guerra más”, dijo el magnate devenido presidente para justificar el aumento del presupuesto militar.
Por su parte, el líder del Partido Demócrata en el Senado, Chuck Schumer, señaló que el presupuesto militar propuesto era moralmente indefendible. “Este presupuesto moralmente indefendible del presidente Trump va a enviar más y más dinero hacia el Pentágono (el Departamento de Defensa) en perjuicio de los más pobres del planeta. Es una pésima idea”, señaló el legislador, al tiempo que denunció que el aumento en los gastos militares implicará recortes en programas “que benefician a la clase media, protegen a los consumidores y aseguran la calidad del aire y del agua”.
La posición de Trump con relación al lugar del Imperio en el mundo, la guerra y la política exterior ilustra en buena medida su relación con la historia de EEUU en general, y con el gobierno que lo precedió, en particular.
Y desenmascara las hipócritas sobreactuaciones de los demócratas que ahora ponen el grito en el cielo y pretenden aparecer como los buenos, pacifistas y progresistas preocupados por los pobres.
El magnate no representa ninguna anomalía. No bajó del cielo. No es nada completamente nuevo ni insólito. En muchos aspectos, no es más que la continuidad de las políticas imperiales, agresivas y genocidas, de siempre. Las va a profundizar, eso sí. Todo puede empeorar.
Lo mismo puede decirse con relación al gobierno anterior, el de Barack Obama. La política exterior del paradójico Premio Nobel de la Paz fue agresiva, asesina, injerencista y acorde a la historia del Imperio. Incluyó bombardeos a poblaciones civiles, actos terroristas, golpes de Estado, apoyos a dictaduras, asesinatos selectivos y espionajes a ciudadanos y jefes de Estado. Trump se va a esmerar por superar la marca de Obama.
Más armas, menos cobertura en salud, guerra a los inmigrantes
Frente a diputados y senadores, el magnate dejó claro que la idea es bajarles impuestos a los ricos, dejar sin cobertura en salud a 20 millones de personas (destruyendo el plan de salud de Obama, conocido como Obamacare) y atacar al medio ambiente con la ferocidad de un guerrero armamentista.
Asimismo, volvió a ratificar su política migratoria, que incluye deportaciones masivas (en esto también tendrá que esmerarse para superar a Obama), y reiteró su proyecto de completar el muro en la frontera con México.
“Gastamos millones de dólares defendiendo fronteras ajenas pero dejamos que la nuestra sea vulnerada por narcotraficantes. Gastamos millones de dólares para ayudar a otros países mientras nuestra infraestructura se derrumbaba. Eso va a cambiar”, señaló el mandatario, que entre las medidas que anunció hizo mención a una orden ejecutiva (decreto) para prohibir de por vida a ex funcionarios del ejecutivo hacer lobby para países extranjeros.
Trump reiteró sus planes para la construcción de un muro en la frontera con México, y también su voluntad de renegociar el tratado de libre comercio de Estados Unidos con México y Canadá.
El presidente relacionó la inmigración y el problema de los refugiados con el “caos” y el “terrorismo”, tópicos tradicionales de todo discurso xenofóbico. Mencionó los “carteles criminales”, habló de la necesidad de “detener el ambiente de caos que se vive en las fronteras del país” y con ese fin llamó a construir “un gran muro”.
Trump dijo que no podía permitir “una cabeza de playa del terrorismo” en el país, para justificar las extremas medidas de control a extranjeros entrando a la nación, insistiendo en que “no era muestra de compasión sino de irresponsabilidad permitir la entrada de refugiados de ciertas partes del mundo”.
El magnate reiteró sus denuncias sobre los presuntos abusos de países extranjeros a las reglas comerciales, que tienen como principal blanco a China, país que eligió como uno de sus enemigos favoritos: “Creo en el comercio libre, pero tiene que ser comercio justo”.
Y en este sentido volvió a insistir sobre su idea de proteccionismo comercial. “No dejaré más que los otros países sigan tomando ventaja de nuestras empresas”.
Prometió asimismo un nuevo plan de infraestructura, que describió como un “programa de reconstrucción nacional” por más de mil millones de dólares, aunque todavía nadie sabe de dónde va a salir todo ese dinero.
Bolivia y Ecuador criticaron la política armamentista de EEUU
El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó que vivir de guerras es genocidio y vivir de la muerte es inhumano, al criticar los gastos millonarios en armamentos anunciados por el presidente de EEUU, Donald Trump. “Armar y forzar guerras es para vender armas, vivir de guerras es genocidio. Vivir de la muerte es inhumano”, escribió en su cuenta Twitter.
La Constitución Política del Estado establece que Bolivia es un país pacifista que promueve la cultura de la paz y rechaza toda guerra como instrumento de solución a los diferendos y conflictos entre estados, informó la Agencia Boliviana de Información (ABI).
“Murallas para migrantes más 54.000 millones de dólares para intervenciones militares norteamericanas: esa es la cultura de la muerte”, agregó el presidente de Bolivia en otro tuit.
En una conferencia de prensa dictada en Cochabamba, el primer mandatario boliviano deploró la decisión del gobierno de EEUU de aumentar a su presupuesto de Defensa en más de 54 mil millones de dólares para “intervenciones militares norteamericanas, especialmente en el Medio Oriente”.
Por su parte, desde Ecuador también se repudió la decisión imperial de aumentar la carrera armamentística por parte de EEUU.
“El anuncio de incrementar el gasto militar de EEUU en 54 mil millones es nueva afrenta a paz que los pueblos buscan construir”, señaló el canciller de Ecuador, Guillaume Long.
Fuente: El Eslabón