La noticia más importante sucedía a la par que la noticia que más importaba. Fue el 1º de julio: Lionel Messi y Antonella Roccuzzo se casaban a los ojos de todo el mundo mientras Cablevisión y Telecom se fusionaron frente a unos pocos. Difícil será medir qué público se emocionó más, o si el amor venció a la firma que crea el mayor conglomerado de comunicaciones del país. Los grupos Clarín y Fintech tienen desde este mes el 42 por ciento de la telefonía fija; el 34 de la telefonía móvil; el 56 de las conexiones a Internet por banda ancha fija; el 35 de conectividad móvil; y el 40 de televisión paga. “Esto consolida una situación que de hecho el gobierno ya había definido: darle mayor poder a uno de los grupos y a la vez generar una concentración comunicacional en cuanto a las grandes corporaciones”, analizó, en diálogo con El Eslabón, el diputado nacional Eduardo Seminara, ex vicerrector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y ex integrante del Consejo Federal de Comunicación Audiovisual. “Esta fusión tiene que leerse en el marco de un avasallamiento de las políticas comunicacionales democráticas que el gobierno anterior venía llevando adelante”.

La noticia de un nuevo y más poderoso conglomerado no sorprendió a muchos. El terreno se viene preparando en el país desde diciembre de 2015 a través de una batería de decretos y resoluciones emitidas por el gobierno nacional. Martín Becerra, doctor en Ciencias de la Información, remarcó en su análisis de está fusión: “El nuevo conglomerado, fruto de la concentración entre Telecom y Cablevisión, demandará un nuevo rediseño regulatorio a la medida por parte del gobierno nacional”. Y en ese sentido, cabe considerar las diferencias entre el nuevo marco legal necesario y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que Argentina supo tener. En menos de dos años de gobierno, Cablevisión Holdings y Telecom, cuyos accionistas son los grupos Clarín y Fintech (David Martínez), pudieron fusionarse para ser un solo grupo que posea todo: internet móvil y por banda ancha fija, telefonía fija y móvil, televisión paga.

Becerra explica en su blog que el 40 por ciento del futuro conglomerado –porque todavía gestiona el visto bueno del gobierno argentino a través del ente gubernamental de Comunicaciones– pertenecerá a Fintech, mientras que el Grupo Clarín obtendrá aproximadamente un 33 % y el resto cotizará en bolsa. Los grupos ya son socios en Cablevisión Holdings, del cual Clarín tiene el 60 por ciento y Fintech el 40 restante. Pero aparte, el Grupo Clarín es el mayor editor de diarios, es propietario de radios líderes en AM (Radio Mitre) y FM (La 100) y de una de las cadenas de televisión abierta más importantes (El Trece), además de ser accionista en Papel Prensa SA, la Agencia DyN y poseer señales de TV paga.

En los términos en que se difundió, y en los que explicó el especialista mencionado, la fusión Telecom y Cablevisión coloca al Grupo Clarín en una situación inédita, pues será accionista minoritario en una apuesta estratégica por primera vez en su historia. “Sin embargo, es prematuro aún para saber quién oficia de “punto” y quién de “banca” en esta operación”, remarcó el también becario de Conicet.

Un símbolo de Estado débil

Eduardo Seminara, diputado nacional por el Frente para la Victoria y ex miembro del directorio de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), no se mostró extrañado ante el nuevo escenario de las corporaciones de la comunicación. “Podemos hacer una lectura negativa en el sentido de que Argentina por primera vez en democracia había sancionado una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual con un claro perfil democrático y antimonopólico. Pero desde la asunción del gobierno de Macri hubo un retroceso muy importante. Nosotros analizamos esta fusión en el marco de un avasallamiento de las políticas comunicacionales democráticas que el gobierno anterior venía llevando adelante. Esto consolida una situación que de hecho el gobierno ya había definido: darle mayor poder a uno de los grupos y a la vez generar una concentración comunicacional en cuanto a los grandes”, marcó Seminara de arranque.

“Es mentira que la competencia regula”, agregó. “Puede regular en algún país, podría alguno conceder que en algún país la competencia actúa como regulador. Pero en Argentina, el poder de las corporaciones se ha adueñado del Estado en este proceso. Entonces, que un solo grupo concentre en su poder el 40 por ciento, no es un símbolo de vitalidad del Estado, es un símbolo de debilidad del Estado”. Para el diputado, todo se perfila hacia un consumo de medios nacional asimétrico y a un esquema donde el Estado simplemente será anoticiado de lo que las grandes corporaciones han decidido hacer.

La clave, en ese sentido y según Seminara, está en que el escenario generará sectores incluídos y sectores excluidos del derecho a la comunicación. El debate es ese: qué se entiende por derecho a la comunicación. “No es un problema de empresa, económico, es un problema de políticas de inclusión. Para nosotros, los proyectos de red federal de fibra óptica, el lanzamiento de pequeñas y medianas empresas en todas las poblaciones para brindar acceso a un consumo mínimo social a los ciudadanos, es parte de una política. Esto no es un problema de que haya más o menos calidad en la comunicación. Probablemente, habrá muy buena calidad para unos sectores y muy mala para otros. Para ellos, la comunicación es un negocio, una mercancía”.

El diputado nacional hizo hincapié en que actualmente se trata de una ofensiva oficialista contra “todo lo que tenga olor a derecho adquirido y a Estado”. “No hay Posibilidad de construir una democracia participativa, de mejor calidad institucional si no es con buenos medios de comunicación. Y la calidad de los medios de comunicación hoy y en general, es muy mala. Ese costo lo va a pagar toda la sociedad porque no solo se está haciendo un trabajo de denostación de determinadas formas de pensar sino que también están intentando construir una realidad sobre parámetros equivocados”, remarcó.

“Y entonces, así como hay que dar batalla por un montón de derechos, el derecho a la comunicación debe estar entre los derechos ciudadanos que deben defenderse todos los días”, destacó Seminara. Para él, la sociedad civil cuenta con una ventaja: el derecho a la comunicación ya es parte de la agenda política de la Argentina. Pero además, se ha generado durante años una conciencia sobre los derechos de cada uno. La comunicación y la información están en ese terreno. “El desafío es trabajar cada vez más para que se sienta que cada vez que no se pueda ver un partido de fútbol o producciones federales estás perdiendo derechos, cultura”.

Ese desafío se le planta a las escuelas de comunicación, a las universidades públicas, a los profesionales, a las radios públicas y comunitarias, a los espacios “alternativos”. Para el diputado Eduardo Seminara, son esos espacios, “donde todavía se respiran aires de libertad”, los que hay que potenciar frente a los grandes grupos y corporaciones. “Hay que potenciar producciones de radio digital, animarnos a hacer emprendimientos cooperativos, crear redes de radios e internet, compartir programación, producir programación para la red. Las propias estructuras brindan espacios de libertad, hay que alfabetizar en ese sentido, pensar que la comunicación ya no es unidireccional. Habrá que agudizar el ingenio y comprometernos mucho más en todos los ámbitos de la sociedad para lograr una mejor comunicación democrática”.

Fuente: El Eslabón

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