El campeonato de Primera División pasará a depender de una organización con autoridades propias, por fuera de la AFA, aunque con vínculos estrechos. Pero a diferencia de lo que ocurre en el Viejo Continente, la segunda categoría del fútbol argentino quedará al margen del nuevo formato.
En franco descenso
La brecha entre los clubes que menos cobran con los más poderosos se estira más con este nuevo sistema, y si bien el número puede comenzar a variar a partir de la temporada que arrancará a mitad del año que viene (es que desde allí entrarán en juego variables como el mérito deportivo y el rating), la principal diferencia se originará con las instituciones del ascenso. “La Superliga quiere la plata sólo para ellos mismos, no quiere incluir al ascenso, no le interesa”, asegura de entrada el periodista deportivo Alejandro Fabbri en diálogo con el eslabón.
Así las cosas, el mejor pago de la segunda categoría tendrá en sus bolsillos un millón y chirolas de pesos por mes, contra los 6 millones que acumulará el que menos recibirá de la máxima categoría. Es que la Superliga abarca solamente la Primera División, a diferencia de lo que ocurre con esta experiencia en Europa. “Así, el Nacional B se va a volver inviable cuando haya una crisis económica, por lo que se va a tener que dividir en zonas, ya que es difícil de mantenerse”, agrega el conductor del noticiero Sportia. Por eso, de los derechos de televisación, el 78 por ciento irá para la Primera, y el 12 le quedará a la B Nacional, que será controlada por la AFA y televisada por la señal deportiva de cable TyC Sports.
Historias negras
En marzo del año pasado los asambleístas de la AFA definieron la repartija del dinero que ingresaba, por aquel entonces, del Estado a través del Fútbol Para Todos. Boca y River embolsaban 6.663.874; un escalón abajo le seguían Independiente, Racing, San Lorenzo y Vélez con $5.081.103; mientras que los 24 clubes restantes recibían $3.785.967. Allí, los dos más grandes no alcanzan a duplicar al numeroso grupo de los que menos reciben, entre los que se encuentran Central y Newell’s.
Para el cronista porteño –autor de dos tomos de Historias negras del Fútbol Argentino– “esto está todo pensado para Boca y River, y sobretodo para Boca que maneja la AFA, el Tribunal de Penas, tiene llegada al presidente de la Nación, lo maneja todo. Chiqui Tapia es hincha de Boca y es un hombre que responde a Boca, más allá de que haya sido presidente de Barracas Central, club con el cual muy de vez en cuando tomaba contacto”.
Y si bien el estatuto de la Superliga asegura que el club que más dinero recibe no puede ganar más de 2,2 veces (220 por ciento) que el que menos gana, la brecha que se había reducido gracias al reparto del programa generado por el gobierno anterior, volvió a ensancharse. Y a pesar de que el CEO de la Superliga, Mariano Elizondo, intenta espantar los fantasmas que llegan de algunos campeonatos europeos que tienen sistemas similares, esta Superliga Argentina de los empresarios rumbea más para el lado del viejo continente, aunque todavía esté lejos de la injusta Liga Española.
En este aspecto coincide el periodista santafesino Javier Valli, que sostiene que esto es una tramoya “que se arma para favorecer a los grandes, a los poderosos”, y aporta sobre los perjuicios que tendrán sabaleros y tatengues: “Colón y Unión serán perjudicados con los ingresos que van a tener. Algunos puntos son muy discriminatorios, como el del rating ya que la única medición que hay es de Buenos Aires. A los dirigentes no le queda otra que aceptar”.
En una artículo publicado en este medio, su colega de la capital provincial Nicolás Lovaisa detalló que durante la temporada 2015/2016 el Barcelona y Real Madrid cobraron 140 millones de euros cada uno. El podio lo completó el Atlético de Madrid, que recibió un 49% de ese monto (69 millones), mientras que Las Palmas –el último–, obtuvo apenas 27,7 millones, un 19,78% de lo percibido por los dos capos de España.
Lovaisa agrega que en el Calcio italiano, Juventus fue el que más recibió con 103,1 millones, contra el Carpi y Frosinone, que se ubican en el otro extremo con 22 millones, un 21,33% de lo cobrado por la Vecchia Signora.
Como contrapartida, mayor equidad se observa en el fútbol inglés, curiosamente uno de los campeonatos más parejos del viejo continente. En Premier League, en la temporada 2015/16, el Arsenal fue el que más recibió con 131,2 millones; y el último fue Aston Villa, con 86,6 millones, un 66% de lo cobrado por los Gunners. Es más –continúa el periodista–: de los 20 equipos de la Premier, 17 cobran al menos un 70% de lo percibido por el conjunto londinense.
“Lo más justo sería darle más a los que menos tienen, pero eso en el fútbol no pasa. Porque el que hizo una mala campaña, a la siguiente va a tener menos plata y le va a costar más aún alcanzar a quienes lo superaron”, opina el productor del programa 5Rdeportes, que se emite por la pantalla del canal provincial 5RTV, de lunes a viernes, a partir de las 18.30.
El fútbol en mal Estado
“Es obvio que el gobierno nacional está muy contento y cómodo con la privatización del fútbol”, afirma Alejandro Frabbri. Ya lejanas quedaron las promesas de campaña de Mauricio Macri, quien hasta el momento sólo le cumplió con su palabra a su socio y amigo Daniel Angelici. “El gobierno tiene una ideología liberal y propone que el Estado se ocupe sólo de cosas esenciales, librando su suerte a la mayor parte de las cosas”, añade el columnista de Perfil que integra las filas del equipo que armó Víctor Hugo Morales para las transmisiones de la AM 750. “Creo que el fútbol, en todo caso, podría ser un sistema mixto, no necesariamente tiene que ser todo del Estado. Pero en Argentina estamos acostumbrados a pasar de una punta a la otra”, plantea.
Fabbri, que laburó en Fútbol Para Todos, agregó que “esto beneficiará a las grandes empresas, que si fuera por ellas todos seríamos de Boca o de River, porque quieren que la gente se identifique con un equipo u otro solamente, y desconocen la existencia de tantos clubes en la Argentina”. Y argumentó: “Esto no es Uruguay, donde el 80 por ciento es de dos equipos; acá la mitad es de Boca y River, y el resto de otros equipos. Y lamentablemente hay que pelear contra eso. Falta periodismo de investigación, de opinión, y no sólo del juego, sino con lo que pasa alrededor del fútbol.
¿Y por casa?
La ola del cambio en el fútbol Argentino tapó las voces de dirigentes disidentes, y casi ninguno se alzó en contra de la Superliga, que le pone un poco más de plata en las tesorerías pero agranda la brecha entre poderosos y débiles. “Vemos positivos varios puntos”, le dice a este medio el vicepresidente de Rosario Central, Ricardo Carloni, y enumera las sanciones por deuda con los jugadores, el ingreso de mayores recursos, y la previsibilidad en el fixture, con días y horarios ya establecidos hasta fin de año. “Esto va a ordenar el fútbol, pero todo llevará su tiempo de adecuación”, se ataja.
Menos optimista, pero con la cabeza puesta en acomodar las arcas de su club, se mostró el secretario de Newell’s, José Menchón: “Nuestro deseo es que se modifique y nos beneficie más que el sistema actual, pero no hay nada claro todavía, no han comunicado nada a los clubes”.
En este sentido, para el dirigente leproso “hasta ahora no hay ningún cambio sustantivo en el fútbol argentino, por lo menos basándonos en lo que han anunciado. No somos optimistas para nada. Pasan los días y no hay reuniones ni anuncios positivos”.
“En cuanto al reparto de dinero –continúa Carloni– está establecido por estatuto. Lo que Central estaba discutiendo es este año de transición, porque no estamos conformes. Lo de que se agranda la brecha no es así, porque la superliga estableció que entre el que más cobre y el que menos, no puede superar el 2,2 veces. En el caso de River y Boca, que manejan otros presupuestos, es porque tienen sponsors privados y los derechos de imagen por ser los dos más grandes del país. Ya con eso te sacan una diferencia de más de 150 millones de pesos”.
“Acá están los conocidos como los 5 grandes y Vélez, que cobrań más, pero debería haber un nuevo escalón que contemple a equipos como Central, Newell’s, Estudiantes, Gimnasia, Colón, que son medianos y no pueden estar entre los equipos chicos”, concluye Alejandro Fabbri que adelanta estar laburando en su próximo libro que “puede ser un tercer tomo de Historias negras, o alguna otra cosa vinculada a la historia del fútbol”.
Fuente: El Eslabón
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