Un día, de golpe pareció que la primavera se retiraba y apareció una tormenta. Una tormenta que no era de verano ni esos temporales de invierno. Una tormenta como cuando éramos pibes y podía pasar cualquier cosa. Nos quedábamos sin luz, se inundaba, se volaban un par de chapas.
Pero Pedro se acuerda que algunas tormentas venían bien, porque después de las tormentas de despejaba y aparecía el sol, y como decían los viejos: era un día peronista. Además, para apreciar la salida del sol, tiene que primero haber una tormenta.
En la canchita del barrio, un día apareció un flaquito que jugaba en el medio y al que le decían justamente Tormenta, porque jugaba un rato nomás, pero en ese ratito siempre algo pasaba. Y también por lo oscuro. Era como un acto relámpago de los que hacíamos en la resistencia, decía Pedro.
Y hablando de la resistencia, en lo mejor de los 70 hubo un montón de tormentas que se venían pero a favor nuestro. Si hasta el mismo Perón regresó en medio de la lluvia, en el 72, con una tormenta que era el mismo peronismo en movimiento. A esa pequeñas tormentas triunfales las sucedió lo peor del clima político, económico y social. Ese mal tiempo generalizado que abarcó gran parte de esta América con las dictaduras y con los peores actores económicos que luego se repitieron en los 90. Y ahora, si uno escarba, también están. Pero en el pasado reciente también hubo tormentas que nos beneficiaron. Néstor fue una de ellas, y gran parte del peronismo lo comprendió. Enfrentando a los grandes poderes y capeando esa gran tormenta que fue la 125. Y se aclararon muchas cosas, quién estaba de un lado, quién del otro, y sobre todo que el sol tenía que salir para todos, y no para una minoría.
Ahora parece que las tormentas que preanuncian que van a despejar, están alejadas de nosotros. Sin embargo, Pedro dice que cada vez que recuperamos un nieto o una nieta, como la 125, es como una pequeña tormenta de memoria, de los compañeros que vuelven a estar presentes, para exigir justicia. Y en una de esas, los vientos de la historia que protagoniza el pueblo se juntan para aclarar, para enfrentar este mal clima y para que salga el sol para todos, dice Pedro mirando con nostalgia ese pedacito de cancha que reconoció detrás de una medianera.
Fuente: El Eslabón.