Después de 36 años, la Selección de Perú disputará un Mundial de fútbol. Opinan un periodista del país vecino y dos ayudantes técnicos que trabajaron allí.
De la mano del entrenador argentino Ricardo Gareca, la roja y blanca venció a Nueva Zelanda en el repechaje –instancia a la que accedió tras ubicarse en el quinto lugar de las Eliminatorias Sudamericanas– y se dará el gusto de estar en la cita máxima del fútbol mundial. “Aproximadamente el 70 por ciento de la población peruana tiene 40 años o menos, y nunca vio a su selección en un mundial”, dice el periodista deportivo Oscar Bermeo, oriundo del país que parió a Tupac Amaru pero que trabaja desde hace años en Argentina, y afirma: “Es el acontecimiento deportivo más importante para el país de los últimos 30 años”.
Nicolás Domínguez, uno de los ayudantes del también rosarino Mariano Soso en su paso por la conducción táctica de Sporting Cristal (campeón peruano en 2014), acota: “Estuvimos muy cerca del cuerpo técnico que comanda Ricardo Gareca por la relación con Marcelo Márquez, psicólogo que trabajó con nosotros en Sporting y paralelamente en el seleccionado; y también por mi hermano (el histórico zaguero de Newell’s, Sebastián) que los tuvo mucho tiempo en Vélez. Siempre los vimos con una fortaleza muy grande y que, además, creían firmemente en el proyecto. Apostaron al factor humano y armaron un grupo muy unido que les permitió llegar a este gran presente”.
“Lo que más le aportó Gareca fue la mentalidad ganadora, que era algo que no abundaba”, se engancha Diego Buján, otro de los colaboradores del hoy DT de Gimnasia y Esgrima La Plata Mariano Soso, y argumenta: “Los futbolistas empezaron a creer que podían jugar de igual a igual con cualquier selección en el plano sudamericano. Después de una primera rueda con malos resultados, aunque no así desde el juego, empezaron a cimentar lo grupal, lo colectivo, lo humano, para que eso pueda derramar en lo estrictamente futbolístico”.
Sol de alto Perú
“El partido con Argentina hizo un click”, dice sin dudar Oscar Bermeo, corresponsal en Argentina del diario peruano El Comercio, y añade: “A partir de ahí se inundaron los medios de comunicación con información futbolera. Todo se incrementó en el mes que transcurrió entre el final de la Eliminatoria y el comienzo del repechaje. Había venta de camisetas por todos lados, el día de la revancha ante los neozelandeses había gente en las calles, bocinazos. En las oficinas todo el mundo estaba con la camiseta puesta, los colectiveros y los quiosqueros también”. Es que según datos del último censo, la inmensa mayoría de su pueblo no tuvo la satisfacción de ver a su seleccionado nacional disputar una copa del mundo. Y va por más: “El presidente había anunciado que sería feriado si clasificábamos, y así fue. Se dieron celebraciones por todos lados, y aún siguen”.
“Fueron muchos años en los que Perú tenía buena participación en la Copa América pero no en Eliminatorias”, prosigue Nicolás Domínguez, al término de una práctica del Lobo platense en Estancia Chica, y se explaya: “Por eso destaco la labor del psicólogo, sin desmerecer obviamente al resto del cuerpo técnico, que hicieron un trabajo extraordinario, pero el factor psicológico fue de gran influencia. Porque ellos antes iban ganando y ya pensaban que en algún momento se lo empataban”.
“El campeonato peruano está en una evolución permanente –aporta Buján–. Le falta crecer en lo estructural, en lo organizativo, pero es un campeonato muy seductor. Ojalá esto posibilite a que el fútbol peruano pueda dar un salto en todos sentidos. Eso está en vísperas: ya arrancaron con los juveniles, y les queda mejorar cuestiones elementales para que el fútbol mayor tenga más beneficios”.
Mi Perú profundo
“Ha sido una agonía bastante larga para nosotros –admite Bermeo, quien colabora con diversos medios de Perú desde su estadía argentina–. Se pareció bastante a una especie de relato cinematográfico. Primero entrando al repechaje gracias a ese gol que era un tiro libre indirecto y que si no la tocaba Ospina, el arquero colombiano, no era válido; y luego definir el cupo 32, es decir, tener que esperar al último momento para saber si íbamos o no al Mundial”.
“El peruano es una persona educada, que trata muy bien al extranjero y sobre todo a los argentinos. Tienen un carácter muy distinto al nuestro, es muy raro ver a dos personas discutiendo o puteando por el tránsito, en la calle. Ellos son más tranquilos”, dice Domínguez. “En lo deportivo siempre están predispuestos a la tragedia, a la desgracia. Es lo que yo noto que cambió de adentro hacia afuera. El equipo de fútbol creó una imagen interna que fue haciendo hacia afuera otra imagen. Creo que el peruano ha sufrido mucho, y ahora están empezando a creer nuevamente en su sociedad”, asevera el también ex asistente técnico del Real Garcilaso y quien tuvo un paso con los cortos puestos en varios clubes del ascenso argentino, italiano y mexicano.
Diego Buján arrancó como profe en el emblemático Morning Star, club rosarino que se destacó en los torneos Evita y que incluso llegó a llamarse “Evita. La Estrella de la Mañana”. También laburó en Central Córdoba, Argentino y Newell’s, entre otros, y no titubea a la hora de vaticinar: “A la selección peruana la veo bien, pero hay que esperar que se conozcan los grupos. El Mundial es un campeonato muy corto, pero tengo esperanzas y creo que será un equipo muy duro, porque está bien anímicamente”.
“En cuanto a la Selección Argentina –se entusiasma– estoy muy esperanzado de que hará un gran Mundial. Cuenta con un montón de elementos para alcanzar eso: tiene una muy buena versión individual y colectiva de los futbolístico, tiene mucha experiencia y jerarquía. Además creo en el cuerpo técnico que ha tomado las riendas, y se han conjugado varios factores para que pueda hacer un excelentísimo Mundial. Es lo que anhelo, y lo que creo”.
Lo cierto, lo concreto, la información pura es que el seleccionado peruano de fútbol volverá a jugar un campeonato ecuménico después de 36 largos años. Y sí, costó un Perú.
Fuente: El Eslabón.
