Blanca, madre de uno de los heridos en la explosión de Cofco, apuntó contra la empresa por fallas en la seguridad laboral. “Eso fue una bomba”, dijo sobre el estallido en Puerto San Martín.
La madre de uno de los siete heridos en la explosión de la planta que la crealera china Cofco posee en Puerto San Martín aseguró este miércoles que para la empresa “los obreros son un número más” y que “a nadie le importa la vida de los trabajadores”.
“Hay gente que está muy grave, han tragado humo caliente, murieron dos personas, y ¿por qué tiene que quedarse todo el mundo callado?”, se preguntó Blanca, madre del operario Jesús Zárate, sobre la desaparición del tema de la agenda de los medios de comunicación.
Junto a otros familiares de las víctimas de la explosión, ocurrida hace una semana y que dejó dos muertes y siete heridos, Blanca convocó para esta tarde a las 18 a una concentración en el ingreso a la ex Nidera, sobre la Ruta Nacional 11.
A una semana de la explosión de una celda de acopio de cereal, la Justicia de San Lorenzo aún no realizó imputaciones mientras aguarda las pericias de bomberos y otras pruebas técnicas que determinen lo ocurrido en Cofco.
“Mi hijo me ha contado que casi todos los días había focos de incendio, que los apagaban ellos mismo, sin darse cuenta del peligro que estaban corriendo”, dijo Blanca a Redacción Rosario.
Jesús Zárate ingresó hace dos meses a la planta agroindustrial. El 27 de diciembre, cuando al mediodía se produjo la explosión, cumplía 35 años.
“Fue una celda la que explotó, si hubiesen sido más volaba San Lorenzo, eso fue una bomba”, contó su madre.
“Gracias a Dios –continuó- lo único que agarró a mi hijo fue la onda expansiva”.
Según le contó su propio hijo en la Unidad de Quemados del Sanatorio Británico, donde está internado hace una semana, ese día había terminado de comer y volvió a la zona de descargas, donde están las celdas de acopio de cereal.
“Estaba barriendo las calles cuando lo agarró la onda expansiva de la explosión”, explicó Blanca, quien cada día va desde Granadero Baigorria hasta el Sanatorio Británico a recibir el parte médico sobre la salud de su hijo.
El joven tiene quemaduras severas en la columna –“porque se le prendió fuego la camisa”, contó la mujer-, en la cara y en los brazos, aunque está fuera de peligro.
Apenas pudo hablar con su madre le dijo: “Yo no vuelvo a trabajar en una cerealera”.
Para Blanca, “los obreros son un número más en estas empresas, a nadie le importa la vida de los obreros. No les interesa”.
“Esta gente (por los jerárquicos de la planta) por supuesto que sabían, se hubiese podido prevenir, vos no podés tener un lugar con tanta inseguridad. Y tener un bomba de tiempo”, dijo.
Recordó que, según le había contado su hijo, “hacía dos meses que estaba con focos de incendio”.
De los siete heridos, dos permanecen en terapia intensiva con asistencia mecánica respiratoria. Su situación es más delicada, explicó el titular de la Unidad de Quemados del Británico, Osvaldo Freddi, porque inhalaron humo caliente y sufrieron afecciones en las vías aéreas superiores.
Los cinco restantes se reponen de distintos grados de quemaduras en salas comunes del sanatorio.