La crónica de la Agencia Paco Urondo sobre la marcha en repudio a la prisión domiciliaria concedida al genocida condenado Miguel Etchecolatz describe una masiva participación y un contundente método de escrache.

Todos los que participaron de las protestas del fin de semana remarcaron una cuestión: entre todos los genocidas, la figura de Miguel Etchecolatz resulta emblemática. La multiplicidad de sus crímenes y la crueldad con que los llevó a cabo, desde asesinatos, torturas y robo de bebés, hasta sus constantes provocaciones y su rol en la desaparición de Julio López, lo convierte en uno de los personajes más conocidos y repudiados de la última dictadura cívico-militar. Esa razón explica la potente movilización que se produjo el sábado en Mar del Plata convocó a tanta gente: se reportaron 25 cuadras de manifestantes. La marcha, encabezada por los organismos de derechos humanos, contó con la participación de diversas organizaciones políticas, sociales y sindicales desde el espectro kirchnerista hacia la izquierda. La movilización recorrió las calles de Mar del Plata desde los Tribunales Federales hasta la rambla, en el corazón del centro turístico.

En el acto de cierre, Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora se refirió a la masividad de la protesta: «uno no alcanza a ver dónde termina la multitud que está repudiando a este genocida».  La referente de los derechos humanos llamó a repudiar a los jueces que dictaron la medida: «son los que decidieron la libertad domiciliaria a este genocida, hay que recordarlos. Forman parte de este estado con Macri como presidente que desde que está no hace otra cosa que recortar derechos. ¿En dónde se ha visto que haya presos politicos en un gobierno constitucional? ¿Que la política de Estado sea la represión, la muerte y los despidos?». Almeida concluyó, dirigiéndose a la militancia: «Digan muy fuerte: Si las Madres pudieron, ¿por qué no nosotros?».

Nora Cortiñas, también de Madres Línea Fundadora, afirmó: «Estamos viendo a nuestros hijos e hijas en ustedes. Nos dan fuerza todos los días. Seria terrible no tener el apoyo de estas tres generaciones que nos acompañan. Escuchamos su voz diciendo que no aflojemos». Cortiñas luego enfatizó: «Estamos acá para repudiar a este genocida. Hay un lugar acá cerca que estaría bien a su medida. ¡A Batán! ¡A Batán!». La referente concluyó: «Tenemos que apuntarlos con el dedo todos los días. Son crímenes horrendos que no se olvidan ni se perdonan. No nos reconciliamos. No estuvimos solas las Madres, el pueblo nos acompañó. Los necesitamos todos los días. Vamos a voltear esta política contra los derechos humanos.»

Además de miles de personas que viajaron desde Buenos Aires y otros puntos del país para sumarse, la movilización contó con una fuerte presencia local. Juan Manuel Rapacioli, presidente del Partido Justicialista de Mar de Plata, encabezó una de las columnas: «Como Partido Justicialista, con nuestras hisóricas banderas, no podemos estar en otro lugar que no sea repudiando a uno de los responsables de la gran masacre de Argentina. Esto no es una prisión domiciliaria sino una libertad para Etchecolatz. No hay que olvidar que la mayoría de los 30 mil eran nuestros, eran peronistas». Rapacioli señaló la contundencia del rechazo del espectro político marplatense contra la domiciliaria, y señaló: «El pueblo, desde abajo, va impulsando con su memoria. Las manifestaciones en Mar del Plata están siendo prácticamente récord. Estamos al frente de los reclamos, no vamos a cesar un segundo en pedir la cárcel para los genocidas».

Pablo Llonto, periodista y abogado especialista en derechos humanos, participó de la marcha y aclaró cuáles son los próximos pasos que tomarán a nivel judicial: «El viernes pasado presentamos en representación de los familiares y víctimas del Centro Clandestino Puente 12 un recurso de casación, que va a ser elevado a la Cámara de Casación y tiene que resolver. Estamos pidiendo que se revoque la domiciliaria. Por otro lado, en febrero, cuando se reanuden las audiencias, vamos a argumentar para que el Tribunal da marcha atrás». Para Llonto, una movilización como la del sábado «ayuda a que los jueces sientan vergüenza de lo que han resuelto. Están yendo contra lo que los propios peritos dijeron en el informe médico, claramente Etchecolatz puede estar en el hospital penitenciario de Ezeiza».

Bronca y repudio en el bosque

El domingo 7 de enero por la tarde, una cantidad de manifestantes menor pero nutrida se concentró en la entrada del Bosque Peralta Ramos, en donde se encuentra ahora Miguel Etchecolatz. El siluetazo convocado por organismos de derechos humanos se dirigió primero a la casa de Juan Miguel Wolk, jefe del centro clandestino «El Pozo de Banfield» y antiguo subordinado de Etchecolatz.

El día anterior, una protesta realizada centralmente por organizaciones locales que se dirigieron a la casa de Etchecolatz culminaron con piedrazos y otros incidentes. Los presentes manifestaron que vieron como, desde las ventanas de la residencia del genocida, alguien sacaba fotografías. Por la tarde, en la masiva movilización, Taty Almeida remarcó que la resistencia «debía ser pacífica». Bajo ese imperativo se desarrolló el escrache del domingo.

Diversas organizaciones, con eje en los organismos de derechos humanos y la izquierda, recorrieron el barrio cantando «alerta los vecinos, al lado de su casa está viviendo un asesino» mientras se colocaban siluetas que representaban a las víctimas de Etchecolatz. Las fuerzas de seguridad cortaron las calles del centro del barrio e instalaron un vallado para evitar que los manifestantes se acercaran a la casa en donde ahora reside el genocida.

«Es un delito de lesa, peor que todos los comunes, y tienen beneficios. Sabemos que son peligrosos y que todavía siguen defendiéndose entre ellos. No es casualidad que esto suceda durante este gobierno», afirmó Erika Lederer, hija del segundo jefe de la maternidad clandestina de Campo de Mayo. Las agrupaciones de hijos e hijas de genocidas, que comenzaron a manifestarse públicamente el año pasado, participaron de ambas protestas en repudio a Etchecolatz.

Rosario presente

Desde Rosario, una delegación de integrantes del Espacio Juicio y Castigo, que conforman organizaciones de derechos humanos, sociales, políticas, gremiales y estudiantiles de la ciudad, viajó a Mar del Plata para participar de la movida.

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