Mauricio Macri quiere que lo ayuden a bajar el déficit que su Gobierno generó reduciendo gastos pero también impuestos, para lo cual cuenta con que lo sigan las provincias y la CGT. La ecuación no parece cerrar en absoluto.
Finalmente, el anuncio de ajuste y austeridad en el gasto del Estado se transformó en un apriete a gobernadores y sindicatos para que se preparen y afronten salarios a la baja y paritarias con techo segùn la meta de inflación.
El presidente Macri reunió a su Gabinete y lo instó a recortar el gasto público y frenar el sangrado del déficit fiscal, pero en realidad lo que quiso transmitir, hacia adentro y afuera, es que no va a levantar el pie del acelerador en torno de aplicar las reformas tributarias y laborales.
El encuentro se llevó adelante en el Centro Cultural Néstor Kirchner (CCNK), y el mandatario, recientemente llegado de su fracasada gira europea, fue protagonista junto al jefe del Gabinete, Marcos Peña, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal en la arenga de reclamo de «austeridad» y reducciones tanto del gasto como los déficit nacional y provinciales.
Ya en la Casa Rosada, Macri sentenció: «Todos tenemos que ceder algo, queremos cambiar la cultura de poder en la Argentina. Los argentinos entendieron que este esfuerzo que hacemos en conjunto, vale la pena y que cambiar es crecer».
El mandatario, imbuido de un discurso prefabricado, agregó: «Por eso tenemos que dar el ejemplo y la austeridad debe partir de la política. Como servidores públicos, nuestra única prioridad es trabajar para mejorar la vida de todos, sin improvisar».
En tren de detallar algo de la austeridad tribunera, Macri relató: «Trabajamos en tres medidas que quiero anunciarles hoy: vamos a reducir 1 de cada 4 cargos políticos del Poder Ejecutivo nacional, este año los funcionarios no tendrán aumentos de sueldo y desde ahora los familiares de funcionarios no podrán ser parte del Gobierno».
Según cuantificó el Presidente, la reducción de casi un 25 por ciento de cargos políticos equivale a un ahorra de 1.500 millones de pesos por año. Si se tiene en cuenta que la reforma previsional le quitó a los jubilados, neficiario de la AUH y pensionados alrededor de 100 mil millones de pesos, la carga del ajuste no resulta pareja en modo alguno.
Más allá del verso
En concreto, el jueves próximo será el titular de la cartera de Hacienda, Nicolás Dujovne, el encargado de apretar a los gobernadores para que recaiga también sobre ellos el fenomenal ajuste que representará bajar el déficit y reducir impuestos por alrededor del 1,5 por ciento del PBI en los siguientes cinco años.
Los gobernadores deberán prepararse para reducir el impuesto a los ingresos brutos y también la gabela a los sellos, en principio gradualmente, pero con el objetivo de eliminarlos.
De tal modo, y luego de un bienio en el que Macri redujo la presión tributaria en un 2 por ciento del PBI, al eliminar y reducir retenciones al campo y el impuesto a las ganancias, –dejando de percibir ingresos por 200 mil millones de pesos–, el Gobierno pretende achicar el agujero del déficit provocado por sí mismo reduciendo aún más los fondos que ingresan al Tesoro nacional.
Según publicó el diario La Nación, Macri se dirigió a sus ministros: «Cada uno tiene que ceder un poco, no hay otra solución. Voy a ser implacable con el tema de la ética, no puede haber un mínimo desvío».
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