Jorge Lobo Nardone inició el ciclo 2018 de su programa Periodismo a fuego lento, desde la radio on line Epidemia nacional y popular, todos los domingos a las 10. Cómo es la cocina de un envío que resume la semana y brinda un panorama actualizado de la agenda política en los medios.

Jorge Lobo Nardone, de amplia trayectoria en medios gráficos y radiales, no se da por vencido a pesar de que fue uno de los tantos que se quedaron sin aire a partir de la llegada del macrismo. Como otros periodistas críticos desalojados de sus espacios, tiene un lugar en la web que se ha transformado en lo que denomina “la línea de resistencia”. Desde el domingo 11 de febrero pasado comenzó un nuevo ciclo de su envío Periodismo a fuego lento, el mismo que tuviera durante un lustro en las mañanas domingueras de Radio Nacional Rosario y que es una síntesis de la semana a través de audios y testimonios recogidos de los medios.

Durante cinco años, hasta diciembre de 2015, Periodismo a fuego lento se emitió todos los domingos de 10 a 13 en Radio Nacional Rosario. Como otros programas, desde que se inició la nueva gestión, quedó afuera.
“Nosotros teníamos muchísima interacción con los oyentes y se convertía en un gran foro abierto. Al final, eran tantos los mensajes que si los pasábamos a todos no quedaba tiempo para los audios seleccionados y que eran los disparadores del debate”, recuerda el Lobo, quien a la vez comenta que eso es lo único que extraña de aquella emisión en vivo. El nuevo ciclo se hace en el mismo día y horario y con una repetición los domingos a las 22, desde la radio on line Epidemia Nacional y Popular.
Allí, en la web, como tantos otros, encontró la oportunidad de darle continuidad al proyecto que como su nombre sugiere, acompaña la previa en torno a la cocina de la mesa familiar dominguera. “Aunque es un envió grabado se sigue manteniendo como espacio de comunicación. Lo que pongo al aire, lo pongo para que los compañeros tengan información a la hora de militar, de debatir y para que saquen sus conclusiones, es periodismo de resistencia”, define.

—Reunís los audios de toda la semana de una forma editorial, que no sólo repasa información sino que contextualiza el momento político en el que estamos viviendo ¿Qué criterio usas, cómo rastreás los audios, cómo es la cocina casi artesanal de Periodismo a fuego lento?
—Yo vivo solo, vivo en un pueblo en las afueras de Rosario, y aunque es fácil llegar y hay transporte, yo no me muevo de acá, y estoy casi todo el día escuchando radio. No todas, claro, ni tampoco me la paso moviendo el dial. Tengo radios que escucho más y cuando en algún programa hay algo que me interesa, luego busco en Radio Cut (la plataforma que almacena audios de la mayoría de las radios del país) para ver qué más se ha dicho sobre el asunto y quién lo ha dicho. Así voy armando y grabando esos segmentos y hago una mínima edición, alguna corrección sonora, alguna ecualización y esas cosas, pero por lo general los audios los paso completos dando el crédito de donde han salido y quiénes son los que hablan. Eso es todos los días. Pero el trabajo como tal comienza desde el lunes, voy juntando, fechando y nombrando cuidadosamente cada recorte, quién habla, qué dice, hago una fichita digamos. Y luego elijo qué voy a poner, porque todo va cambiando. Y el sábado cierro como si fuera una revista o un periódico, el mismo sistema que cualquier editorial.

—Como observador a veces uno queda atónito con algunas declaraciones a los medios, sobre todo de funcionarios del gobierno o del propio Macri que colman la capacidad de asombro. A vos, que tenés el trabajo de escuchar, ¿te sorprende este vendaval de cinismo y mentira?
—Si claro, por supuesto. Aunque en realidad a la vez no me sorprende. O quizá nunca me sorprendió porque la calidad humana, la calidad moral, los objetivos económicos y políticos de esta gente ya los conocíamos de antes de que ganaran las elecciones. Pero claro, desde el poder… El poder es eso, entonces, pueden decir con el mayor desparpajo cualquier cosa y mientras estén en el gobierno lo van a hacer, creo.
Pero algunas cosas me han sorprendido gratamente, claro que no de este gobierno. Por ejemplo, yo tenía previsto cerrar el ciclo del año pasado más cerca de Navidad y no lo pude hacer: tuve que cerrar una semana antes porque se desató todo lo que pasó alrededor de la Reforma Previsional en esos días en el Congreso y en la calle. La realidad iba de una manera tan veloz que no podía hacer un programa con eso porque era de una velocidad astronómica lo que ocurría. Eso me sorprendió de verdad y aunque lo que pasaba era algo malo porque se aprobaba la reforma previsional, a la vez se vio algo bueno y nuevo: en algún punto hubo una apertura de ojo, una apertura de oreja por parte de un sector muy importante de la población, la que se sintió perjudicada desde el campo nacional y popular y también la de muchos de los que habían votado a Mauricio Macri, entre ellos del sector de jubilados y pensionados. Eso es lo que yo creo.

—Y después de la pausa de enero ¿cómo arrancó el envío este año? ¿Cuáles son los ejes temáticos?
—El primer programa de 2018 fue el del domingo pasado (11 de febrero). Del 2017 veníamos arrastrando como uno de los ejes el tema de las muertes como la de Rafael Nahuel y la de Santiago Maldonado, pero en la actualidad el tema se agravó con este ensalzamiento que se hizo de la conducta del policía Chocobar y del asesinato que cometió por la espalda. Y esta fue una cuestión que marcó fuertemente los últimos días antes. Pero también tocamos algunas cosas importantes como las cuestiones en la Triple Frontera, la llegada de “expertos” norteamericanos de la DEA y demás. Es una notable alianza militar y represiva con los Estados Unidos y con Israel también.
Y lo que viene ahora (la edición de este domingo 18) es el fuerte debate por las declaraciones del ex juez de la Corte (Eugenio) Zaffaroni, que las escuché todas, de punta a punta. En lo personal, tengo que decir que mis deseos son los suyos también, absolutamente, pero no lo veo posible. No veo posible que (Macri) se vaya antes, porque hay condiciones que por el momento no están dadas y son difíciles que se den para un juicio político, por ejemplo. Tampoco, igual que expresó Zaffaroni, yo no deseo una pueblada en la que haya muertos. Entonces, las salidas institucionales son dos hoy y no están dadas: una la del juicio político y la otra es que gane en elecciones otra fuerza que no sean ellos.

—En cuanto a la última opción hay que esperar a 2019 ¿Cómo ves ese panorama a futuro?
—Yo trato de ser práctico y la historia ha demostrado que cuando las fuerzas opositoras están dispersas, si tienen alguna razón para unirse es básicamente la de un enemigo en común, si es que lo identifican como tal. No todos los opositores identifican con claridad esto ¿no? Pero las alianzas, los frentes electorales, son posibles y hay algunas experiencias buenas en la historia como la de Chile con la Unidad Popular, aunque después fue derrocada por la violencia militar y civil, y la CIA; el Frente Amplio uruguayo, que fundó Líber Seregni y que fue mejor que el bipartidismo tradicional del Partido Colorado y el Partido Blanco, y aquí también en Argentina, por ejemplo, unos cuantos nos enrolamos sin ser peronistas en el Frejuli y votamos a Perón en los 70. Y ese es el punto. Ahora se habla de la unidad del peronismo. Y siguiendo lo que se dijo en su momento y siguiendo lo que está planteando Agustín Rossi –a quien yo apoyo en todo lo que viene haciendo–, creo que la unidad del peronismo es absolutamente necesaria en función de 20 o 10 puntos básicos de los que después no se pueda volver atrás. Pero creo, además, que la unidad de la oposición excede a la unidad del peronismo, es más grande. Porque el peronismo en mi opinión es tribal y esta etapa debería ser más que tribal un consejo al estilo de los indígenas (se ríe de su propia ocurrencia). Es como que se juntaran los tehuelches, los ranqueles, los mapuches y que se yo, y dijeran: “Ahí viene Roca ¿que mierda hacemos?”. Porque los mapuches solos por ahí no pueden, y los ranqueles por ahi son pocos pero tienen lanzas, ¿se entiende?

—Claro, pero el dicho dice “divide y reinarás”. Y la agenda que imponen los grandes medios de prensa apunta todo el tiempo a eso.
—Claro, por ejemplo ahora dicen que la marcha (del 21F) es de Moyano. No es de Moyano. La marcha es de los que marchen, ese es el punto.
El que inventó la idea del telón de acero por la Unión Soviética fue el hijo de puta de Winston Churchill. Y bueno, este de la Argentina es un telón de hierro informativo pero clavado. Eso sí, con la apariencia de que no. La noche del miércoles pasado llevaron a Agustín Rossi a TN al programa de (Marcelo) Bonelli. En 13 minutos, Rossi lo dio vuelta. Pero hay que ver como empieza la nota el propio Bonelli, diciendo ¡que hay libertad de expresión! (se ríe).
Y medios que digan algo distinto casi no hay, al menos de los tradicionales.
De la prensa escrita hay uno solo que es Página|12, está La Arena de la Pampa y otros diarios ya quedaron en el camino, ya no salen. En radio hay alguna que otra FM, pero casi ninguna, por ahí la AM 1330 o Radio Universidad o algún programa en AM, y después de Buenos Aires, Radio Del Plata y AM750, pero no todos los programas. En internet sí, hay varias propuestas. Por ejemplo está Cynthia García que hace La García, emisoras on line como esta que fue allanada (Radio Caput), también está Roberto Navarro con su programa de TV on line y por supuesto Horacio Verbitsky con su plataforma web El Cohete a la luna.
Ahora, uno piensa: ¿esto mueve el amperímetro?… Yo creo que sí, pero sólo un poco. Aunque –y voy a decir una vieja güevada– una montaña de arena se hace con puñaditos. Si yo me pregunto ¿qué hago?, ¿sigo con el programa?, ¿qué respondo? Porque este programa es un laburo, yo lo hago como un laburo, pienso, me equivoco, fracaso, vuelvo para atrás, corro contra el tiempo, como en el cierre de cualquier revista, y a veces se corta la luz, y a veces cagué, y no sé que voy a hacer y todo lo demás. Y entonces… ¿sirve o no sirve?: Yo que sé. Lo que sí sé es que si no lo hago no sirve.

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