De paso por Rosario, el ex Ministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner analizó los vaivenes de la moneda estadounidense, cuestionó las políticas tarifarias de los gobiernos nacional y provincial, y advirtió sobre el fantasma de Cavallo, que ya sobrevuela la Casa Rosada.
Para el legislador nacional, Axel Kicillof, la corrida del dólar de la última semana se enmarca en una guerra entre grandes tiburones. “Algunos quieren un dólar más alto, otros más bajo, son los bancos extranjeros, los prestamistas argentinos, los grandes exportadores que retienen la soja y no la venden”, explicó a este medio en su visita por Rosario. Acompañado por el diputado Marcos Cleri y la concejala Marina Magnani, con quienes minutos después compartió un panel sobre los “mitos y verdades del tarifazo” en el Complejo Cultural Atlas, el economista abordó los principales temas de la agenda nacional.
—¿Cómo se debe entender el movimiento del dólar de esta semana?
—Hoy somos rehenes de decisiones que se toman en otro lado. ¿Piensa alguien en si vos llegás a fin de mes, si tu pibe come o no? Hoy el Estado, que está para cuidar al más débil, no piensa en eso. Por eso digo que el Estado, en general –porque Macri dijo que al precio del dólar lo fija el mercado– regula el valor del dólar, el de la tasa de interés. Porque si no te desvalijan. Y es difícil defenderse de esto, porque hay un Estado ausente, incluso para los propios votantes de Macri, que no creo que lo hayan votado para esto.
De nuevo estamos viendo que la prioridad del gobierno es la timba y no la producción ni el consumo.
—¿Cuáles son los mitos y verdades sobre los tarifazos para los santafesinos?
—Desde que ganó Macri, uno espera de las provincias en las que no gobierna el macrismo, que sea ese gobierno el que cuide a la gente, y que sabiendo que Macri va a dejar a la industria, pymes, comerciantes y laburantes, de garpe, que sea el gobierno provincial el que de alguna manera haga el esfuerzo. Desde el Congreso vemos que muchos legisladores, que son parte de fuerzas políticas oficialistas en sus provincias y oposición a Macri, le votan todas las medidas neoliberales. Entonces me pregunto: ¿de qué se trata ser oposición? ¿Ir a los canales y decir que Macri está mal, pero ir al Congreso y votarle todo?
Nos echaron la culpa de que las tarifas eran más altas en Santa Fe porque el gobierno subsidiaba a la ciudad y a la provincia. Hoy se acabaron los subsidios y las tarifas en Santa Fe son más altas de las que son en ciudad y provincia de Buenos Aires. No era un tema de subsidios. Acá, el gobierno, teniendo un instrumento tan poderoso como la Empresa Provincial, en lugar de usarlo en favor de los santafesinos lo usa para otras cosas. La EPE no es del gobierno, es de los santafesinos, y hay que usarla para el desarrollo de Santa Fe.
El esfuerzo que no hace Nación lo tiene que hacer la provincia, y denunciar muy fuerte las políticas nacionales.
Este es un momento en el que hay una gran tormenta, hay una enorme inquietud. Y la idea es ver de qué manera contribuir.
—Esta semana otro fantasma quitó el sueño de muchos argentinos ¿Cavallo vuelve?
—Si un extraterrestre descendiera hoy a la Tierra, y viera la reaparición de Domingo Cavallo, creo que se llevaría varias preguntas de hacia dónde pueden marchar las civilizaciones del universo. Sólo basta con con verlo reaparecer en medio de una corrida bancaria, del miedo con respecto a los ahorros. El hombre que estatizó la deuda, que hizo el corralito, el de la convertibilidad, y es un hombre, sobre todo, que nunca trajo buenas noticias.
Lo que representa Cavallo tiene que ver con determinadas políticas, determinado modelo de país, y es como si fuera una condensación de todo eso.
—¿La reaparición de Cavallo puede ser un buen antídoto para refutar las “posverdades” del gobierno?
—Si tengo que describir la política económica de Cavallo diría: apertura de importaciones, valorización financiera, es decir, desregulación de entrada y salida de capitales, reducción del salario, ajuste del gasto público, privatizaciones. Yo anduve por acá cuando el macrismo recién había ganado y vivía su luna de miel con la sociedad. Cuando se comía la cancha y mentía, mentía a seis manos, una cosa impresionante. Yo me preguntaba cómo iban a gobernar haciendo todo lo contrario a lo que habían prometido. Y la clave está en la posverdad. En ese momento, muchas veces me senté a reflexionar, para intentar explicar que si este gobierno habla de revolución de la alegría, de que no vas a perder ningún derecho, cómo explico que éstas son las recetas del neoliberalismo que tantas veces se aplicaron. Y el que me salvó la vida fue Cavallo, porque ya desde hace un tiempo reaparece para decir que esta política económica es la continuidad de los 90. Y además agrega que buena parte de los funcionarios de este gobierno son pichones suyos.
—¿Por qué dicen que la economía crece?
—A eso lo advertí desde un principio. Dije que la economía puede crecer, lo que pasa es que con el neoliberalismo lo que tenés es una delimitación entre ganadores y perdedores del modelo. En nuestro modelo obviamente que había quejas, reclamos, más aspiraciones. Pero en el neoliberalismo hay sectores, minúsculos en términos de población, que ganan, pero ganan mucho. Entonces, la peculiaridad que tiene el cálculo de las cuentas nacionales, las estadísticas, es que pueden estar cayendo algunos sectores, pero otros creciendo. Y en el promedio, hasta te puede dar crecimiento. La industria, las pymes, la economía regional, los comercios, están cayendo. Todos los que no forman parte de esa fiesta neoliberal. Si tu vecino tiene dos autos y vos no tenés ninguno, el promedio y las estadísticas dicen que los dos tienen uno. Pero te levantás y no tenés nada.
Con los empleos pasa lo mismo, porque cuentan los monotributistas, y esto significa que se ha perdido empleo formal, con buenos salarios, pero la cantidad de empleados precarizados en 2017 creció. Es un crecimiento desparejo, inequitativo. Con todo eso, todavía la economía no llega a los niveles en los que estaba en 2015. Entonces, lo que hacen es mostrar crecimientos en la economía, comparándolos con el desastre que armaron en 2016.