Hoy (por este martes) me llamó mi hermana para avisarme que encontraron e identificaron los restos de mi tío, Guillermo White Saint Girons, en el cementerio La Piedad de Rosario.

Al toque pensé en mi querida tía abuela Mary, su mamá, y en mis tías Marro (su hermana) y Stella (su compañera).

A mi tío no lo conocí. Los milicos lo secuestraron y torturaron hasta matarlo. Sus asesinos genocidas, la patota del Batallón 121 de Inteligencia del Ejército, y sus cómplices civiles, nunca dijeron dónde estaba, nunca dijeron que hicieron con él.

El ejercicio de la memoria, y los que quedaron vivos, nos heredaron los recuerdos, y pudimos, sus sobrinos y sobrinas que nunca lo conocimos, reconstruirlo, tenerlo presente, volverlo a la vida, no dejar de recordarlo y pedir justicia por él y por los demás compañeros.

Supimos entonces que mi tío se enamoro de mi tía Stella en el colegio Liceo Avellaneda, un 22 de agosto de 1972, cuando fue la masacre de Trelew. Stella se paró en el medio del patio del colegio y pidió un minuto de silencio por los compañeros fusilados. Al instante mi tío Guille se le acercó y le dijo: «Sos la mujer de mi vida».

Supimos que mi tío era un gran amigo de mi viejo, su primo. También que le gustaba el rugby y que militaba en la Vanguardia Comunista (aunque nosotros, sus sobrinos, varias veces flasheamos que ese día se juntó con mi tío Emilio, entre otras cosas, para hacer el traspaso a Montoneros. Je)

También supimos que a mi tío Guille lo chuparon un 10 de febrero de 1977 en un bar de Santa Fe junto a mi tío Emilio Feresin, compañero de mi tía Maria Eugenia Saint Girons. Se supo que se lo llevaron primero a La Calamita y luego a un CCD en las afueras de Paraná y otro en Santa Fe.

Mi tía abuela, María Rosa Saint Girons de White (fundadora de Madres de plaza 25 de mayo) lo busco hasta el último día de su vida.

Hoy apareció en un cementerio de Rosario, 41 años después de su secuestro. Asesinado por los genocidas, pero humano, material, ya no desaparecido. No pudieron. No van a poder nunca.

Salú Guille, hasta la victoria siempre.

*Sobrino de Guillermo White. Periodista.

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Un comentario

  1. Alberto Benassi

    30/05/2018 en 19:36

    Corrijo con enorme afecto: creo que los desaparecidos no vuelven… porque nunca se han ido…

    Responder

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