La democracia brasileña está secuestrada por una banda formada por las corporaciones, la Justicia, los medios de comunicación hegemónicos, los partidos de derecha, el Ejército y los distintos sectores que constituyen el establishment de ese país (que incluye poderosos terratenientes sojeros con fuerzas parapoliciales propias y grupos empresariales evangelistas de ultraderecha, por solo mencionar dos integrantes notables de un universo complejo y variopinto que está dispuesto a hacer literalmente cualquier cosa para que Luiz Inácio Lula da Silva no pueda presentarse como candidato a presidente en las próximas elecciones del 7 de octubre).

Según indican los últimos sondeos electorales, Lula aparece con una intención de voto que, según las distintas mediciones tiene un techo del 41 por ciento y un piso del 34 por ciento, muy por encima de sus rivales.

Quien ocupa el segundo lugar es el ex militar Jair Bolsonaro, el hombre que apoya la represión, y que la semana pasada, una vez más, negó la existencia de la dictadura de su país (pese a que se extendió entre 1964 y 1985 y dejó muertos y desaparecidos). Bolsonaro, miembro del Partido Social Liberal, es diputado federal desde 1991 por Río de Janeiro. Cuando juró para acceder a su banca, lo hizo en nombre de quien torturó a la ex presidenta Dilma Rousseff, quien fuera detenida durante la dictadura que el candidato niega. Los sondeos le asignan una intención de voto del 17 por ciento.

El tercer lugar lo ocupa Marina Silva, del Partido Ecologista, con porcentajes que oscilan entre el 9 y el 13 por ciento. En cuarto lugar se ubica el laborista Ciro Gómez: entre el 9 y el 13 por ciento. Quinto entra el socialdemócrata Geraldo Alckim: entre 6 y 7 por ciento.

​El cierre de lista de candidatos es el 15 de octubre. Las posibilidades de que el líder, que sigue detenido, pueda presentarse, se complican cada día más. La Justicia lo sabe y juega con los tiempos. Por eso la presión popular se incrementa día a día.

Este martes 31 de julio, seis militantes de movimientos populares brasileños iniciaron una huelga de hambre por tiempo indeterminado, en reclamo de la libertad de Lula y su derecho a ser candidato presidencial.

“Son pocas las personas que tienen el coraje de tomar una decisión así, pues no se trata de un ayuno de uno o dos días, sino de una huelga que no tiene fecha para terminar”, señaló el integrante de la coordinación del Frente Brasil Popular (FBP), Joao Pedro Stédile, al anunciar el inicio de la medida, según informó Prensa Latina.

Según explicó Stédile, la huelga de hambre forma parte de una agenda de movilizaciones de los movimientos populares que incluye, entre otras acciones, la llegada a Curitiba –donde Lula cumple prisión política hace más de tres meses– de una caravana de militantes provenientes de distintos puntos de Brasil.

Los campesinos, que vienen denunciando en su recorrido de más de 4 mil kilómetros la vuelta del hambre y la miseria al país, intentarán visitar al líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT) entre el sábado 4 y el domingo 5 de agosto, señaló Stédile.

Se espera que el 15 de agosto millares de personas participen en un acto político y acompañen el registro de la candidatura del ex dignatario brasileño en el Tribunal Superior Electoral (TSE), en Brasilia.

Segundo Foro Latinoamericano de La Poderosa

Los días 27, 28 y 29 de julio tuvo lugar el Segundo Foro Latinoamericano de la organización villera La Poderosa junto a otras agrupaciones del campo popular de Brasil, partidos políticos y sindicatos en la ciudad de Porto Alegre.

Participaron organizaciones del campo popular de varios países de América del Sur, Cuba y México. Entre los pasajeros también se encuentran el premio nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo.

El foro fue un multitudinario punto de encuentro de moradoras y moradores tanto de favelas como de comunidades rurales, referentes de derechos humanos de todos los países donde tiene asamblea La Poderosa, referencias del feminismo, de la comunicación, de la educación popular, de los pueblos originarios y de la economía popular. Y se convirtió en otro de los espacios donde no solo se expresó el clamor popular por la libertad de Lula sino que también se ofreció un diagnóstico preciso, profundo, desde las bases, de la realidad de América latina.

En el multitudinario encuentro se reclamó “la inmediata libertad” del ex mandatario preso y se condenó “el golpismo en Brasil”. Se recordó a Marielle Franco, la militante asesinada en Brasil y Santiago Maldonado, el militante víctima de un crimen en el que participó el estado en la Argentina, “dos personas que luchaban en favor de las demandas populares”.

Además, se analizó la situación de Brasil en el contexto del avance de la derecha en el continente y, más específicamente, se denunció la alianza entre parte de la Justicia, los medios y las corporaciones sobre las instituciones democráticas con el objetivo de limitar la voluntad popular. En este sentido, se mencionó “la persecución de Cristina Kirchner y Rafael Correa en Argentina y Venezuela”.

A la hora de mencionar las acciones a seguir para contrarrestar esta embestida, se mencionó la necesidad de “lograr una unidad de las fuerzas de izquierda y progresistas de todo el continente”

Constituida legalmente como Asociación Civil sin fines de lucro, La Poderosa es un movimiento político apartidario que nació en el año 2004 en la Villa Zabaleta de Buenos Aires. Trabajando desde las propias necesidades de cada comunidad mediante espacios de educación popular y de cooperativas, hoy somos 96 asambleas en todas las provincias de Argentina y en 12 países de Latinoamérica (Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, México y Cuba).

En Rosario, el barrio Los Pumitas, ubicado a la altura de Génova al 2500 (Empalme Graneros), cuenta hace más de cuatro años con una asamblea barrial desde la cual se organizan distintas actividades y espacios: taller de fútbol popular, de costura, de zumba, el espacio de educación popular y el merendero “Las Poderosas” organizado por el Frente de Géneros, entre otros.

En el 2011 se creó la cooperativa “La Garganta Poderosa” que es el medio de comunicación de la organización desde donde los barrios logran hablar sin intermediarios con un alcance de 500 mil personas en las redes sociales.

En agosto del año 2017 se realizó el 1° Foro Latinoamericano de La Poderosa en Casa de las Américas, La Habana, Cuba. Allí se definió que el siguiente debía ser en Brasil anticipando la difícil situación política, económica y social que estaría viviendo el pueblo brasileño.

Festival “Lula libre en Río de Janeiro”

Los medios hegemónicos intentaron ocultarlo todo lo que pudieron. Pero fue en vano. Fue un  multitudinario festival de música, teatro y militancia a favor de la democracia. Participaron figuras como Chico Buarque y Gilberto Gil, entre muchos otros artistas e intelectuales de Brasil.

El encuentro se realizó entre el sábado 31 y el domingo 1, en el barrio de Lapa, en Río de Janeiro. Según los organizadores, concurrieron cerca de 100 mil personas. Otros hablan de 80 mil. Y los más conservadores de 50 mil. Lo cierto es que el clamor popular por la libertad de Lula se escuchó una vez más, en esta oportunidad junto a canciones, manifiestos e himnos de la resistencia.

La actriz Lucelia Santos, más conocida como “Esclava Isaura”, leyó el manifiesto de convocatoria al acto. Por su parte, el cantautor Chico Cesar empezó su participación cantando a capella el himno de la Independencia, cambiando el verso “o quedar la patria libre, o morir por Brasil” por “o quedar Lula libre, o luchar por Brasil”.

El actor Herson Capri leyó una carta escrita desde la cárcel por Lula. El teólogo Leonardo Boff leyó un texto contando lo qué sueña hoy: un nuevo país, una “utopía mínima plenamente realizada de comer al menos tres veces al día”.

Al cierre, Chico Buarque cantó tres temas y luego fue el turno del bahiano Gilberto Gil.

El auge se dio al cierre, cuando Chico Buarque cantó tres temas y en seguida recibió a otro nombre estelar de la música brasileña contemporánea, el bahiano Gilberto Gil.

Fuente: El Eslabón

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