Colombia expresó su intención de dejar el organismo multilateral. Es un golpe más a la integración. El 18 de abril, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Perú presentaron una carta en la que suspendieron sus actividades hasta que se elija nuevo secretario general, cargo que está vacante.

Estados Unidos aprieta las clavijas. Y la derecha regional ejecuta las órdenes del Imperio. Los gobiernos neoliberales arrasan con los derechos de las mayorías y atacan toda posibilidad de integración regional. La intención, según las declaraciones de los propios mandatarios de derecha, es desmantelar tanto la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) como el Mercado Común del Sur (Mercosur).

Esta semana, Colombia se retiró de la Unasur, medida que ya había anunciado el presidente Iván Duque, según él, porque la organización regional se había convertido en “cómplice de la dictadura venezolana”, según confirmó el canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo. “Vamos a proceder a hacerlo. La nota diplomática está lista, no se ha enviado, pero estamos en un proceso de consultas con otros países que aparentemente desearían tomar el mismo rumbo. Si se consolida a raíz de esas consultas una decisión similar actuaremos en conjunto”, dijo Trujillo.

Al ser preguntado acerca de con qué países está consultando Colombia una salida conjunta del organismo multilateral, el canciller mencionó a Perú, Argentina y Chile, así como a “otros países”, sin dar más detalles.

Las tres naciones mencionadas por Trujillo integran el Grupo Lima, también conocido como Club de la Derecha Aliada con EEUU o Grupo contra Venezuela. Es una unión de países al servicio de la restauración conservadora que tuvo lugar en los últimos años en la región. Lo integran Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.

El Gobierno de Bolivia pidió al de Colombia “reflexionar” su decisión de retirarse de la Unasur. “El Estado Plurinacional de Bolivia reitera la invitación a los países de Suramérica y en especial al Gobierno de Colombia a iniciar un profundo proceso de reflexión enfocado en lo que nos une”, expresa un comunicado de la Cancillería boliviana.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia expresó su convencimiento de que la integración suramericana “trascenderá la coyuntura política del momento” más allá de las circunstancias que llevaron a Colombia a adoptar esa decisión.

Además, reiteró la predisposición para “encontrar las fórmulas y consensos necesarios que permitan asumir decisiones con una visión de futuro” que contribuyan a una “verdadera integración”.

“Unasur es el espacio natural de integración que constituye la seña de identidad de los pueblos del sur, porque estamos unidos por nuestra historia y por la Madre Tierra, porque somos Unasur”, señala el comunicado oficial del gobierno de Bolivia.

Una estrategia de la derecha regional

La decisión de Colombia no es aislada. Se integra a la estrategia de la derecha regional, que se basa en acatar las directivas de EEUU, lo que implica un odio fanático a toda construcción popular y, fundamentalmente, a Venezuela, que es el eje del Mal regional y el principal factor aglutinante. “Insultar, atacar y acosar a Venezuela” es la materia que tienen que aprobar para ser los Empleados del Mes de EEUU.

La salida de Colombia es un golpe más contra la Unasur, que se suma al del 18 de abril, cuando Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Perú presentaron una carta en la que suspendieron sus actividades en Unasur hasta que se elija el nuevo secretario general.

Los otros países que integran el organismo son: Ecuador, Guyana, Uruguay, Surinam, Venezuela y Bolivia.

Bolivia recibió este año la presidencia pro témpore de Unasur que ejercerá hasta 2019. En enero de 2017, el ex presidente colombiano Ernesto Samper dejó la Secretaría General de la Unasur y desde entonces el cargo está vacante porque los 12 países miembros no se han puesto de acuerdo para elegir a un reemplazo.

En abril, esos seis países, de los doce que integran la Unasur, emitieron un comunicado que suena a ultimátum y que, si bien anuncia una suspensión temporal en la participación en el organismo, dejaba entrever algo más. Y la decisión de Colombia refuerza esa estrategia contra la integración.

La idea de los gobiernos de derecha es desactivar estos organismos para resucitar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que fue rechazado en 2005 en Mar del Plata, Argentina, como resultado de una histórica lucha encabezada por Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Lula. La humillación que en esa oportunidad sufrió el presidente estadounidense George Bush tiene que ser vengada. Y los cipayos regionales al servicio del imperio están dispuestos a reparar aquella afrenta.

Partir en dos la Unasur es parte de esa estrategia vengativa de la derecha. Forma parte de la profundización de la restauración conservadora en marcha.

“Los países firmantes han decidido no participar en las distintas instancias de Unasur a partir de la fecha hasta tanto no se produzcan resultados concretos en el curso de las próximas semanas que garanticen el funcionamiento adecuado de la organización. Al mismo tiempo, los países analizarán posibles cursos de acción”, señala el comunicado firmado en abril por los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Paraguay, que además cuestionaron “los objetivos de la Unasur, su estructura y métodos de trabajo, incluido su mecanismo de toma de decisiones”.

La decisión despertó una ola de rechazos de la región, especialmente en Venezuela y Bolivia. “Unasur necesita retomar su espíritu fundamental. Unasur fue fundada el 17 de abril en Margarita, Venezuela, en 2007. Hace 11 años. Ha tenido problemas últimamente, porque quizás algunos líderes de la derecha se dejan presionar por los gobiernos de Estados Unidos para que la destruyan”, dijo el presidente venezolano, Nicolás Maduro. “Yo aspiro a que los líderes de la derecha que gobiernan en América del Sur tengan un poquito de consciencia sudamericana”, agregó el mandatario.

Un organismo con contenido político

Unasur comenzó a nacer en 2004, cuando por impulso del entonces presidente Lula y el ex presidente argentino Eduardo Duhalde se reunió en Cusco la Comunidad Sudamericana de Naciones. En 2008 se lanzó formalmente la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), pero todavía tardó un tiempo más en ser aprobada por los Parlamentos de los países integrantes. Una de sus características principales fue que las decisiones debían tomarse por consenso, es decir, con el acuerdo de sus doce miembros, una reserva que tomaron países como Colombia y Chile que no querían quedar supeditados a la amplia mayoría que en aquel entonces tenían los gobiernos progresistas.

Lula, Cristina Kirchner, Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales le dieron un gran impulso al organismo, que se caracterizó por tener mucho más contenido político que lo habitual en las instituciones regionales.

Unasur tuvo varias intervenciones muy concretas en situaciones conflictivas. Por ejemplo, cuando se reunió de urgencia para expresar su apoyo institucional a Evo Morales y enviar una misión a Bolivia para investigar la matanza de campesinos en Pando. Y se hizo costumbre convocar a reuniones de urgencia cada vez que se producía una crisis institucional.

Por ejemplo, el motín policial que enfrentó a Rafael Correa en Ecuador y el golpe legislativo que derrocó a Fernando Lugo en Paraguay.

Lo más importante en términos políticos es la autonomía con relación a EEUU. Algo inusual en la historia del continente.

La injerencia estadounidense en el continente se incrementa a pasos agigantados. Es proporcional al aumento de la presión contra el pueblo de Venezuela. Venezuela es el objetivo. Venezuela está en el fondo de la cuestión, más allá de las mentiras y las puestas en escena.

El Grupo de Lima es un organismo al servicio del Imperio que intenta ocupar el lugar de las ahora olvidadas, ignoradas y marginadas Unasur y Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Y tiene una función importante, aunque infame, dentro del esquema imperial de avance contra Venezuela. El Imperio cierra el cerco. Y los cipayos hacen su trabajo.

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