La agrupación Rosario para la Victoria publicó una “Carta abierta a la militancia del movimiento popular”. El espacio que lidera Sebastián Artola propone la creación de un “gran y nuevo frente nacional” tras la candidatura de CFK.
En el texto, difundido este sábado, el espacio que conduce el ex candidato a concejal y docente de la UNR señala que el frente se construya sobre la base de la “unidad del peronismo y el más amplio arco de fuerzas políticas populares, progresistas y de izquierda”.
El documento, además, indica: “Frente al riesgo democrático que puede significar otro mandato de Cambiemos, todos los militantes que formamos parte del movimiento popular estamos obligados a asumir este presente con la mayor de las responsabilidades”.
Asimismo, se ensaya un diagnóstico regional: “El país y la región viven su momento más difícil desde la recuperación democrática. El avance neoliberal pone en riesgo las libertades y derechos que supimos conquistar en todos estos años de democracia”.
La carta abierta, además, plantea: “Esto nos interpela, nos empuja a traspasar fronteras, tejer puentes, romper dogmas, dejar atrás los cálculos mezquinos, especulaciones y disputas secundarias; nos desafía a repensarnos y deconstruir las premisas y formas sobre las que hicimos política en todos estos años, sin que ello signifique resignar las identidades, historias y convicciones que portamos y nos definen”.
Luego de sopesar que “toda fragmentación del espacio opositor es funcional a las posibilidades electorales del gobierno nacional”, Rosario para la Victoria postula que “la unidad política y electoral, en la amplitud, diversidad y pluralidad”, tiene que “construirse en torno al punto de gravitación político más importante que hoy tiene la oposición en el país: la compañera Cristina Fernández de Kirchner”.
En relación con el escenario provincial y local, sostienen: “La división del escenario en tres grandes sectores políticos hace imperativa la unidad del peronismo y las distintas fuerzas del movimiento popular (Frente Social y Popular, Patria Grande, Igualdad y Participación, Ciudad Futura) en una herramienta electoral común”.
Por último, concluyen: “Una gran Paso, con todos los sectores del peronismo y el conjunto del movimiento popular para definir el/la candidato/a a gobernador/a e intendente/a, es el desafío que tenemos, tanto para hacer frente al acecho de Cambiemos como para recuperar la provincia y Rosario para las grandes mayorías.”
Texto completo de la “Carta abierta a la militancia del movimiento popular”
- El país y la región viven su momento más difícil desde la recuperación democrática. El avance neoliberal pone en riesgo las libertades y derechos que supimos conquistar en todos estos años de democracia. La llegada de Macri a la presidencia no sólo significó un cambio de gobierno. Es el intento de institucionalizar un nuevo régimen político, a partir de la presencia directa en el Estado del poder económico, abriendo en la Argentina un escenario distinto a todos los que conocimos antes.
Los primeros resultados están a la vista: destrucción del salario y el mercado interno, precarización laboral, desguace del sistema previsional, brutal traslado de ingresos hacia los sectores más concentrados de la economía, desindustrialización, vaciamiento del Estado y un feroz endeudamiento externo.
A esto se suma el nuevo acuerdo con el FMI, que deja lisa y llanamente el manejo de nuestra economía y la agenda de gobierno en manos de un organismo internacional de crédito y el capital financiero; con una entrega de la soberanía nacional como pocas veces vimos en nuestra historia, y cuyo horizonte no puede ser otro que el de más ajuste, más desigualdad, más desocupación y más empobrecimiento para la gran mayoría de nuestros compatriotas.
Frente a este panorama, y en sintonía con la estrategia de las derechas internacionales, el gobierno plantea como única respuesta al malestar social creciente, la persecución política y mediática, las campañas de mentiras y desinformación sistemática, la represión, el encarcelamiento, el acallamiento de las voces opositoras, la manipulación del Poder Judicial, la vulneración de las elementales libertades individuales o civiles y el atropello al Estado de Derecho.
Pero esto no se termina acá, a través de un bloque de poder conformado por el control del Estado, los medios hegemónicos de comunicación y el Poder Judicial, aspiran a refundar una institucionalidad neocolonial y ceocrática, bajo un signo profundamente autoritario y antidemocrático, nostálgico del Estado oligárquico que gobernó el país durante la segunda mitad del siglo XIX.
Por eso, cuando culpan de los “males” del país a “los últimos 70 años” se sinceran a medias. En realidad, lo que añoran es la Argentina previa a la sanción de la Ley Sáenz Peña de 1912, cuando las clases dominantes manejaban como querían el régimen político, el Estado y el país, bajo los dictados del imperio de turno y sus necesidades internacionales.
El objetivo de fondo es el anhelo de siempre de un neoliberalismo que ya no duda en mostrar de manera impune y desembozada su naturaleza represiva, violenta, clasista y racista: establecer un nuevo orden político, basado en la captura y entrega del Estado al poder financiero mundial; la formalización de la soberanía popular en la toma de las decisiones; el vaciamiento de la democracia; la imposición de la soberanía de los altos ejecutivos provenientes de un puñado de grandes grupos económicos, bancos privados y empresas transnacionales; a partir de la destrucción de la capacidad de las mayorías populares de hacer política, crear y resistir, como medio para controlar, disciplinar y poner de rodillas a la sociedad, de modo que sólo sean posible gobiernos que – más allá del color, candidato o partido – establezcan con precisión qué se puede y no se puede hacer en el país, qué intereses se pueden tocar y cuáles no.
- Frente al riesgo democrático que puede significar otro mandato de Cambiemos, todxs lxs militantes que formamos parte del movimiento popular estamos obligados a asumir este presente con la mayor de las responsabilidades.
Esto nos interpela, nos empuja a traspasar fronteras, tejer puentes, romper dogmas, dejar atrás los cálculos mezquinos, especulaciones y disputas secundarias; nos desafía a repensarnos y deconstruir las premisas y formas sobre las que hicimos política en todos estos años, sin que ello signifique resignar las identidades, historias y convicciones que portamos y nos definen.
Toda fragmentación del espacio opositor es funcional a las posibilidades electorales del gobierno nacional, frente a lo cual no caben posiciones neutrales, intermedias o terceras vías. Las consecuencias de este tipo de decisiones están a la vista.
A la coalición conservadora, oligárquica, colonial y neoliberal tenemos que contraponerle un gran y nuevo frente nacional, democrático y popular, donde confluya el peronismo y el más amplio arco de fuerzas políticas populares, progresistas y de izquierda, al igual que los movimientos sociales, el movimiento obrero organizado, el movimiento feminista y los pequeños y medianos empresarios y comerciantes. La unidad política y electoral, en la amplitud, diversidad y pluralidad, es un imperativo de la hora si queremos poner un freno al avance de la derecha y ser capaces de construir una nueva mayoría electoral, que abra horizontes de esperanzas para nuestro pueblo.
En nuestras manos está la oportunidad histórica de generar las condiciones para evitar un nuevo gobierno de Cambiemos y así empezar a transitar otro futuro posible.
- Si la unidad del peronismo y el conjunto de los sectores del movimiento popular es el encuentro necesario a realizar, esta unidad tiene que construirse en torno al punto de gravitación político más importante que hoy tiene la oposición en el país: la compañera Cristina Fernández de Kirchner. Por algo el odio, el ensañamiento y el revanchismo del gobierno y el poder económico hacia ella.
En su defensa abierta, frente a la persecución política-mediática-judicial, está depositada buena parte de las posibilidades de frenar el avance del autoritarismo político y llegar a un escenario electoral sin proscripciones, donde las opciones no sólo sean las variantes que arma el establishment económico como planes A y B.
En su candidatura tenemos la única opción real y concreta al neoliberalismo en nuestro país, de cara al 2019. En el movimiento que entre todxs seamos capaces de construir, a través de un conjunto de puntos mínimos que definan un compromiso electoral, una agenda de futuro y el acompañamiento activo de toda la militancia popular, se juegan buena parte de las posibilidades ciertas de un triunfo electoral.
Convencidos que este movimiento tiene que construirse desde abajo y entre todxs, es que hoy desde la ciudad de Rosario, cuna de la bandera y de una Nación que está en riesgo, le pedimos a Cristina que sea candidata a presidenta.
Por compromiso cívico, por liderazgo popular, por comprensión histórica y por decisión política, su candidatura es la oportunidad que tiene el pueblo argentino para la recuperación nacional.
- En la provincia de Santa Fe y en nuestra ciudad se nos presentan también enormes desafíos. La división del escenario en tres grandes sectores políticos hace imperativa la unidad del peronismo y las distintas fuerzas del movimiento popular (Frente Social y Popular, Patria Grande, Igualdad y Participación, Ciudad Futura) en una herramienta electoral común.
La experiencia del Frente Justicialista (FJ) en el 2017 tiene que ser el punto de partida para ampliarlo a todos los sectores que asuman el desafío de la unidad frente a Cambiemos y el Frente Progresista, cuya matriz histórica antipopular y neocolonial lo alejan de cualquier confluencia con expresiones del campo nacional y popular. El llamado al voto en blanco en el ballotage del 2015 es un ejemplo más de una larga saga.
Una gran PASO con todos los sectores del peronismo y el conjunto del movimiento popular para definir el/la candidato/a a gobernador/a e intendente/a, es el desafío que tenemos, tanto para hacer frente al acecho de Cambiemos como para recuperar la provincia y Rosario para las grandes mayorías.
- Son estas definiciones y propuestas las que queremos compartir con la militancia del movimiento popular y a las que convocamos a lxs compañerxs como guía de acción y esfuerzos para hacerlas posibles entre todxs.
Asumimos el desafío de la urgencia del tiempo que vivimos, sin por eso renunciar – como nunca lo hicimos – a nuestras convicciones más profundas: Una construcción política superadora, nacida sobre un nuevo tipo de militancia, forjada desde abajo, siempre de cara a nuestro pueblo; fundada en la solidaridad, en la dimensión humana y en una ética de la transformación; que no se compre ni se venda y desafíe las lógicas de mercantilización de la política; con pensamiento propio y sentido crítico; hecha con el cuerpo y el corazón de cada compañero y compañera.
Este puñado de convicciones sigue siendo la razón profunda de nuestros compromisos cotidianos, y el mejor aporte que queremos hacer para que en nuestra Patria vuelvan a reinar el amor y la igualdad.
“Cuando la Patria está en peligro, todo está permitido excepto no defenderla”.