Empresas que fabrican toallas femeninas dictan charlas en las escuelas primarias y secundarias, públicas y privadas, de educación sexual (integral). Se presentan ante las direcciones escolares, les proponen una clase de unos 40 minutos a cargo de profesionales sobre temas como pubertad, aparato reproductor, autoestima, cambios corporales, emocionales y protección femenina. Eso sí a la hora de escuchar sólo participan las nenas. Al final de la actividad, cada una se retira con un pack de toallitas en mano y unos folletos ilustrativos. Desde el Ministerio de Educación de Santa Fe aseguran que estas charlas no están autorizadas.
Mientras gran parte del debate alrededor de la Educación Sexual Integral (ley 26.150, desde 2006) se resume en consignas como “Con mis hijos no te metas” o “Educación sexual sin ideología de género”, de las que se hacen eco los sectores más conservadores y de derecha de la sociedad, las empresas hacen su negocio en las aulas. Y también llevan su propio mensaje sobre esta enseñanza.
Una de estas charlas ocurrió hace poco tiempo en una escuela primaria confesional del centro rosarino. La empresa que fabrica las toallitas “Nosotras” se contactó con la dirección del colegio, les propuso un encuentro para las alumnas de 5° a 7° grado. Las maestras nunca participaron de esa decisión, solo se limitaron a enviar una nota a las familias avisando de la charla y pidiendo autorización para que sus hijas puedan participar. Algunas nenas ese día no asistieron y no porque la clase de esa jornada estuviese a cargo de una compañía, sino por el tema a tratar.
“La charla fue para las nenas de 5º a 7º grados. Entre otros temas hablaron de las etapas del desarrollo, la fertilidad, la menstruación y el aparato reproductor femenino”, cuenta una maestra de este colegio. También que “nada se habló a nivel de género y al final les regalaron a todas las nenas toallitas”. Y los nenes preguntaron todo el tiempo por qué quedaban afuera.
Según detalla, la exposición “estuvo a cargo de gente que mandó la empresa”. “Nunca tuvieron en cuenta nuestro trabajo docente, nos sentimos pasadas por encima, no consideradas, ni siquiera sabían si lo que explicaban tenía que ver con lo que estábamos enseñando en clases”, confía indignada la educadora.
La maestra recuerda el esfuerzo de formación que hacen a nivel profesional para trabajar respetuosamente la educación sexual integral en las aulas, desde una mirada plural, de género, diversa, donde “hasta ya nos cuidamos en el uso de los colores” por esto de no estigmatizar a las nenas con el rosa y a los varones con el celeste. “Son charlas que solo apuntan al marketing”, concluye.
Con esa idea de clases marketineras acuerda otra docente de una escuela pública, del macrocentro de Rosario, a la que también le llegaron las clases de educación sexual con forma de toallitas. En este caso fue la empresa P&G, que fabrica las toallas femeninas “Always”, la que llamó a la escuela, les ofreció la charla a cargo de una psicóloga, y con este temario: “Programa sobre pubertad, conciencia y autoestima, cambios corporales y emocionales, y protección femenina”.
Aquí la decisión de aceptar la visita de la empresa fue colectiva. Se consultó con las maestras y se consideró que había ciertas garantías pedagógicas para aprobar la charla. También se informó a las familias.
Llegó el día, y antes de lo programado se presentó una psicóloga enviada por la compañía promotora, que separó a las nenas para la actividad. Ante la pregunta de las maestras de por qué esa diferenciación, la profesional primero dijo que eran decisiones empresariales y luego ensayó este argumento: “Así es mejor, porque las nenas se sueltan más, pueden hablar y preguntar mejor”.
La docente asegura que la charla fue meramente informativa, sencilla, acompañada por un video, y duró unos 40 minutos: “No cumplieron con nada de lo pautado, llegaron a la hora que quisieron, y la charla estuvo apuntada solo al uso de las toallitas. Está claro que esto está armado para eso”.
“Siento que con esto vamos para atrás”, evalúa la educadora en referencia al tratamiento de la información, el contexto y la forma de encarar los contenidos. Más propio de cuando estas clases, varias décadas pasadas, con suerte sólo se limitaban a hablar de aparatos reproductivos y se diferenciaban las partes del cuerpo. Las docentes de esta escuela pública se vieron vulneradas en su buena fe. Y también aquí los nenes preguntaron por qué habían quedado afuera.
Las dos marcas mencionadas en esta nota no son las únicas que organizan estas jornadas didácticas, basta mirar un poco por internet por las compañías más conocidas para descubrir que todas tienen sus programas destinados para las escuelas. Por ejemplo, Johnson & Johnson ofrece una “Campaña educativa” de educación sexual diferenciada para nivel primario y secundario.
Ante la consulta de este medio si las empresas contaban con el aval oficial para ingresar a las escuelas y ofrecer estas charlas, desde la cartera educativa provincial, respondieron: “Nunca se dio autorización desde el Ministerio de Educación a ninguna empresa de ese tenor”.
En contra de la ESI
“El mensaje de estas charlas es bien biologicista, contradice a la educación sexual integral”, afirma la educadora Mariela Degano, licenciada en educación para la salud, con un posgrado en sexualidad. No solo la contradice al dejar excluidos a los varones de estas charlas, sino porque esta enseñanza no se limita al aparato reproductor. “También pensamos en el aparato no reproductor”, acota Degano en referencia a quienes optan por no tener hijos y ampliando la mirada sobre qué implica pensar en la ESI desde una mirada plural, basada en los derechos y que interpela el mandato patriarcal.
“Contradice la ESI porque esta ley está pensada desde un marco de derechos, de diversidad, de afectividad, de respeto”, apunta Degano, quien es también formadora de docentes. Añade que “genitalizando la ESI nos perdemos de entrar en las anteriores dimensiones” humanas.
También señala que estas charlas “desvalorizan el trabajo de las y los docentes que se forman, que se preocupan por esta educación”. La implementación de la ESI cuenta con un programa propio para todo el país, aprobado en 2008, y que se ajusta a los distintos niveles del sistema educativo. Su contenido supera lo biológico en tanto se preocupa por educar para prevenir abusos en la infancia, los noviazgos violentos y promover relaciones humanas respetuosas de la diversidad. Y de allí la palabra “integral” que diferencia a la educación sexual a secas.
Degano advierte que lo preocupante aquí es que mientras hay familias que toman sus reparos con las docentes sobre qué les van a enseñar a sus hijos en materia de ESI, no manifiestan la misma inquietud y rechazo por las empresas que ingresan a las escuelas con mensajes acotados a lo biológico y para hacer negocios.
Fuente: El Eslabón