En el penúltimo mes de un año fatal, el Indec reveló que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió 3,2 por ciento. De noviembre de 2017 a la fecha, la inflación quedó a un punto y medio del 50 por ciento registrado en 1991.
Pese al relato optimista del gobierno que encabeza Mauricio Macri, la inflación produjo estragos considerables en el sector asalariado, comercios pequeños y pymes, registrando un 43,9 por ciento desde diciembre.
El índice que más creció en noviembre fue el correspondiente a Salud, que aumentó un 5,7 por ciento.
En el rubro Alimentos y bebidas no alcohólicas, el incremento llegó al 3,4 Por ciento, y en Bebidas alcohólicas y tabaco un 4,6 por ciento.
Acaso porque la recesión y la apertura importadora impidieron que se trasladara a precios los mayores costos, en Prendas de vestir y calzado se observó un 2,3 por ciento de aumento.
En lo que hace a Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles la suba fue de un 2,1 por ciento, y en Transporte el 2,7
El rasgo que identifica a la política económica macrista se repitió invariablemente: los rubros que más se encarecieron son aquellos que impactan en los sectores más vulnerables, como es el caso de alimentos y bebidas
Aunque pocos lo recuerdan, la previsión de inflación que realizó el Gobierno para todo 2018 era del 15 por ciento. Con los números dados a conocer por el Indec, aquella pauta será superada en un 35 por ciento.
Los pronósticos para el mes en curso indican que, pese a que se registraría un descenso, el índice de precios no bajará de los 2 puntos respecto de noviembre.