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Según el Indec, 2018 cerró con un alza en el costo de vida de 47,6 por ciento, el número más alto desde 1991. Desde que gobierna Cambiemos, el índice de precios al consumidor trepó 142,5 puntos y pulverizó salarios. Para el presidente, bajar la inflación era “lo más fácil”. Las subas siguen a buen ritmo en 2019.
El Indec confirmó datos de inflación que habían adelantado mediciones privadas: con el 2,6 por ciento de diciembre, 2018 se fue con el aumento de precios más acelerado desde 1991, cuando gobernaba Carlos Menem y todavía se sentía el efecto de la hiperinflación desatada en el tramo final del gobierno de Raúl Alfonsín.
El año pasado la inflación oficial fue del 47,6 por ciento, muy por encima de lo que se incrementaron los ingresos. La disparada de precios fue empujada por la devaluación del ciento por ciento frente al peso, la constante suba en combustibles y los tarifazos. Desde que el presidente Mauricio Macri bailó en el balcón de la Casa Rosada, diciembre de 2015, el costo de vida alcanzó 142,5 por ciento. En campaña, Macri había dicho que bajar la inflación era “lo más fácil de resolver”.
Pese a la recesión económica, la contracción del consumo y la tensa calma en el mercado cambiario, las subas siguen licuando ingresos en este comienzo de 2019. Los tarifazos de verano en servicios públicos ya se hacen sentir en las góndolas. En rigor, analistas proyectan un piso de inflación del 35 por ciento para el año en curso, mientras el gobierno macrista se esfuerza por pisar en 23 por ciento los aumentos salariales en paritarias. Lo mismo sucedió el año pasado, cuando desde el Ejecutivo nacional habían pronosticado una meta de inflación en torno al 15 por ciento.
Como se señaló más arriba, 2018 cerró con casi 48 por ciento de inflación. Sin embargo, en el rubro alimentos y bebidas, los precios subieron durante todo el año pasado más del 51 por ciento, y en transporte los incrementos alcanzaron el 66 por ciento por el impacto de la quita de subsidios. Otro rubro sensible es salud, que en 2018 se encareció un 50 por ciento a raíz de la suba en los medicamentos y en la prestación de medicina prepaga.
La inflación afecta a trabajadores activos, desocupados, jubilados, beneficiarios de asignaciones y, en particular, a los sectores más humildes, generando un profundo deterioro en el bienestar general de la población. El año pasado fueron pocas las negociaciones paritarias que estuvieron cerca, aunque sea, de empardar el exorbitante índice de inflación. En tanto, jubilaciones y asignaciones familiares tuvieron un aumento del 28 por ciento, contra el 48 de inflación, veinte puntos para atrás.
En 2018, Argentina se subió a varios podios de rankings negativos en materia económica. Además de la inflación, el consumo cayó el año pasado cerca del 5 por ciento, según un estudio de la consultora Focus Market. La tasa de interés de referencia (alrededor del 70 por ciento) está entre las más elevadas a nivel mundial. Argentina fue uno de los países que más devaluó, entre otros tristes récords.